Dólar: el ajuste fiscal y las compras del BCRA mantienen la brecha cambiaria en niveles cercanos al mínimo
ECONOMÍA David FRENKELDespués del feriado de ayer en Estados Unidos que acotó el volumen de operaciones en el mercado cambiario local, el ingreso de divisas retomó hoy su ritmo y el Banco Central volvió a incrementar su resultado positivo: la entidad compró USD 140 millones, es decir, USD 50 millones más que ayer. De esta manera, acumula compras por USD 1.700 millones en lo que va de febrero y USD 7.800 desde que asumió el Gobierno.
Se trata de la variable clave que sigue el mercado, tanto de bonos como del dólar y también de acciones, más allá de los datos positivos que los operadores parecen privilegiar por sobre los negativos. Por caso, el del superávit financiero por encima del derrumbe económico, o la recompra de deuda por sobre la debatida sostenibilidad de la licuación de pesos.
El saneamiento de la “hoja de balance” del Banco Central es, según confesó el propio presidente Javier Milei, el objetivo prioritario de la gestión económica, una meta que el mercado sigue a pie juntillas. Así, junto con la cosecha de divisas que logra la entidad monetaria, las cotizaciones financieras del dólar se ubican en mínimos en términos reales en los últimos cuatro años y la brecha cambiaria oscila en 30% desde hace una semana. Ese diferencia se achica aún más si se contempla que el tipo de cambio para importar supera los $900, con lo cual en ese caso la brecha cae a 15 por ciento.
Es lo que arroja el valor del dólar contado con liquidación (CCL), que volvió a cerrar por debajo de su precio de ayer en $1.134, con un dólar Bolsa en $1.083 y sólo el dólar libre con una leve suba, en $1.115.
“Están los mercados financieros mirando ávidamente a las reservas que está acumulando el BCRA gracias a las restricciones cuantitativas a la importación y a las compras con pesos que rápidamente son esterilizados con nueva deuda”, analizó el economista Carlos Rodríguez quien advirtió que “estas Reservas no se están acumulando por las vías tradicionales de monetización o superávit fiscal” sino lo que definió como un “boom financiero” tiene la contrapartida de la recesión del consumo, la producción, caída en los salarios reales, jubilaciones y un aumento en la pobreza.
En cualquier caso, dos nuevos datos aportaron para tonificar ese auge, al menos en el mercado cambiario. Por un lado, el dato de inflación mayorista de ayer, que se derrumbó a un tercio respecto del mes anterior indicó la efectividad del ancla cambiaria en ese frente. También el resultado de la balanza comercial difundido ayer por el INDEC, que arrojó un un saldo positivo de USD 797 millones, contribuye al buen clima. Con todas las distorsiones del caso, el Gobierno parece haber logrado en su primer gestión completa los ansiados superávits gemelos.
Las condiciones en que llegó a ese resultado restan motivos para celebrar o inducir que será permanente pero, lo cierto, es que los inversores prefieren ese número a los rojos constantes de los años anteriores.
Por el lado de las cuentas fiscales, son redundantes las observaciones sobre el impacto fundamental que tuvo la licuación de los gastos más que los recortes concretos y las dudas que genera ese efecto transitorio. En cuanto al superávit comercial, es el correlato de una mejora en las exportaciones respecto al año pasado pero también de una fuerte caída de las importaciones. Ese flujo que no se termina de normalizar. No sólo por la deuda comercial acumulada que todavía complica la relación de las empresas con sus proveedores del exterior sino también por la menores necesidades de importación ante la caída de la actividad económica. Son aristas que, por supuesto, no escapan al análisis de los asesores financieros pero que, por el momento, los inversores prefieren soslayar.
Fuente: Infobae