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El dueño de una cristalería quiso premiar la lealtad y el compromiso de un empleado y le regaló su primer auto

Sucedió en la ciudad de Centenario, en la provincia de Neuquén. Con el objetivo de premiar su compromiso y esfuerzo, el dueño de una cristalería le regaló un coche a su empleado. “La idea es que si yo progreso, ellos progresan conmigo”, dijo

CIUDADANOS 10/12/2020 Florencia Illbele
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El pasado 23 de noviembre, cuando llegó a la cristalería donde trabaja desde hace cinco años, Franco Núñez no se imaginó que, pocos días más tarde, su cara iba a recorrer los portales de su provincia y de otros diarios online del país.

Fati, como lo llaman cariñosamente, tiene 27 años, está casado y dos hijos (Mateo de 7; Luz Milagro de 6). Ese lunes, cuenta en charla telefónica con Infobae, llegó al taller de Cristales Fonseca NG con la idea de comer unos sandwiches de miga. “Venite con tu señora y los nenes”, le propuso Eduardo Fonseca (37), el propietario de una cristalería, y alma máter de esta sorpresa.

Lo que siguió quedó registrado en un emotivo video que circula por las redes sociales. Todavía vestido con su uniforme, Faty entra al taller que, para ese momento, estaba a oscuras. “Sorpresa”, grita Eduardo mientras enciende la luz. Y antes de que su empleado pudiera preguntar algo, agrega: “Es tuyo”.

Faty mira el Duna Blanco incrédulo y va hacia la parte de atrás del coche donde, sobre una cartulina naranja, podía leerse: “Premio a la lealtad, compromiso, responsabilidad y al amor que le ponés a tu labor”.

Emocionado, el hombre se cubre el rostro con el codo para finalmente fundirse en un abrazo con su jefe, que también es su amigo, y quiso hacerle un regalo. “No lo puedo creer. No lo puedo creer”, repetía mientras. “Qué hermoso”, se lo escucha decir.

Amigos son los amigos

Franco y Eduardo se conocieron hace más de una década cuando trabajaban juntos en una fábrica de aberturas de aluminio. Años más tarde, cuando Fonseca montó su propia empresa, decidió llamar a Faty para que formara parte del staff de su cristalería.

¿Cómo y por qué se le ocurrió regalarle un auto a su empleado? “Él quería comprarse un auto hace tiempo y para eso venía ahorrando. Hace poco me pidió que lo acompañara a ver un Renault Doce Rojo que le habían ofrecido, pero estaba destruido. Así que le dije que me parecía una mala inversión y le sugerí que no lo comprara”, cuenta Fonseca en comunicación con este medio.


Aunque desilusionado, Faty le hizo caso a Eduardo y destinó su dinero a la compra de materiales para construir su propia casa. Sin embargo, Fonseca se ilusionó con la posibilidad de cumplirle el sueño a su empleado que, además, es su amigo.

Empezó a buscar autos hasta que encontró el indicado y lo compró. “Se lo di como una sorpresa, como un premio a los cinco años que lleva trabajados conmigo porque es cumplidor y le pone amor a lo que hace diariamente”, dice Fonseca a Infobae.

Faty, que durante muchos años se dedicó a ser albañil, cuenta que siempre fue un responsable en el trabajo porque así se lo inculcaron sus padres. “Mi viejo me decía que si mi horario de entrada era a las 8, tenía que llegar diez minutos antes. Ese es un hábito que conservo hasta el día de hoy”, explica.
Predicar con el ejemplo

“Yo trabajo desde los trece años y, en los empleos por los que pasé jamás me reconocieron nada: nunca me pagaron las horas extras o me invitaron a comer un asado. Por eso, desde que monté mi empresa, me propuse hacer lo que no hicieron conmigo”, apunta Fonseca y sostiene que no le agrada el mote de jefe. “Prefiero que me llamen ‘Edu’”, agrega.

Según el dueño de la cristalería, más que un equipo de trabajo él y sus empleados son una familia. “La idea es que si yo progreso, ellos progresen conmigo”, reconoce Eduardo.

Así como sorprendió a Faty, la idea es hacer lo mismo con los otros dos hombres que tiene a cargo. “Todos le ponen garra y amor a los que hacen”, asegura.

Próxima parada: la playa

En su estado de WhatsApp, Faty exhibe orgulloso el Duna Blanco que le regaló su jefe y amigo. “Le voy a estar eternamente agradecido. Todavía no conozco el mar, la idea era tener un coche para poder llevar a mis hijos a la playa. Ahora voy a poder lograrlo”, se ilusiona Franco.

“Mis otros compañeros me felicitaron. Es muy lindo trabajar en este ambiente. En otros laburos siempre estaba la envidia de por medio. Acá somos todos amigos. Nos ponemos felices por los logros de los demás”, agrega.
Hacia el final de la charla, Eduardo Fonseca admite que jamás se imaginó la repercusión que podía tener el gesto. “Me llamaron de todos lados, estoy muy sorprendido. Aunque Faty diga que el regalo se lo hice yo, para mí es al revés. Su emoción me llenó el alma. Me pone muy feliz que lo esté disfrutando de esta manera”, asegura Fonseca.

Antes de despedirse, vuelve al revuelo mediático que generó la historia. “Charlando con un amigo me dijo algo que me gustó: ‘Llevaste a Centenario a muchos lugares del mundo y por una buena causa’, me dijo. Y tiene razón”, saluda orgulloso.

Fuente: Infobae

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