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Un nuevo rechazo interno a la suspensión de las PASO frena el juego presidencial con los jefes locales del PJ

La idea ya había generado malestar en el kirchnerismo duro. Y ahora el Movimiento Evita se pronunció a favor de las elecciones primarias. Se trata de organizaciones que disputan espacios a nivel territorial. También se complica la movida de los “intendentes eternos”

POLÍTICA 17/12/2020 Eduardo Aulicino*

Una nueva movida en la interna oficialista acaba de impactar sobre el plan de Alberto Fernández para ganar soporte político en base al tejido con los jefes territoriales del PJ. El Presidente avanzó con la idea de la suspensión de las PASO, con cautela pública pero con aval al proyecto motorizado centralmente por los gobernadores peronistas. La iniciativa, naturalmente, tendría correlato en muchos distritos en caso de prosperar. Es decir, quedaría eliminado ese turno para definir candidaturas provinciales y nacionales, un buen negocio electoral por los jefes locales. Eso no le cayó nada bien al kirchnerismo duro, en particular a La Cámpora. Y ahora, se agrega el mensaje enviado por otro integrante del oficialismo, valorado especialmente en tiempos de crisis, el Movimiento Evita.

El Movimiento Evita es entre las organizaciones sociales la de mayor articulación dentro del amplio panorama peronista y gravita sobre todo en el Gran Buenos Aires. Tiene además cargos en el Gobierno, con perfil propio. Su mesa nacional estuvo reunida el último fin de semana y dio a conocer después una declaración pública, muy cuidada, que recién en las últimas líneas del último párrafo se pronuncia a favor de las primarias.

El documento expone una reivindicación de la gestión presidencial y una fuerte condena de la etapa macrista, además de una expresa referencia al papel de contención de las organizaciones sociales en el marco del agravamiento de la crisis por la pandemia y la cuarentena. Al final, expresa su apoyo al proyecto de legalización del aborto. Y concluye con esta definición, de seguro oleaje en la interna: “De cara al año que viene, es imprescindible mantener el funcionamiento pleno de las PASO, instrumento diseñado para promover la renovación de la política y democratizar nuestra institucionalidad”.

En este terreno, hay un punto de coincidencia y a la vez de competencia con los sectores del kirchnerismo duro, en primer lugar La Cámpora. Los dos dan batalla por los espacios territoriales. El otro punto es el foco en la provincia de Buenos Aires, para los dos principal geografía de sus propias pulseadas y de las batallas con intendentes de la estructura tradicional del peronismo. Eso no significa necesariamente una pelea frontal y diaria con los jefes comunales, pero sí una disputa “estratégica”.

En el caso de la agrupación que responde a Máximo Kirchner, el interés orgánico se extiende a cada provincia. No hubo pronunciamiento alguno, pero se dejó trascender el cuestionamiento a la suspensión de las PASO. Y se hizo saber en Diputados que la iniciativa, promovida formalmente por gobernadores y sin texto enviado por el Ejecutivo, no figura entre las prioridades para el debate.

Alberto Fernández avanzó en la conversación con los gobernadores, luego de tanteos más reservados del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y del ministro Eduardo Wado de Pedro. La idea terminó de ser instalada hace un par de semanas en la reunión para formalizar el nuevo pacto fiscal, que permite a las provincias mantener la presión tributaria a cambio de no motorizar reclamos contra el Estado nacional. Fue avalada la jugada de los gobernadores del PJ, junto a dos radicales y un par de provinciales.

El compromiso incluyó en primer lugar la tarea a cargo de los jefes provinciales del PJ para lograr consenso, tal vez con la expectativa de una fisura paralizante en la oposición y con una apuesta a alinear todo el oficialismo. No resultó de ese modo. Hubo cuestionamientos puertas adentro y señales inquietantes de algunos “aliados”. Juntos por el Cambio ratificó el rechazo legislativo y tal vez la pulseada doméstica en el oficialismo lo libere de algún astillado en el Congreso.

La movida resultó además prematura, entre otras razones porque es difícil pronosticar cuál será el cuadro sanitario hacia abril, cuando empiece a correr el cronograma de preparativos para las PASO, con fecha fija en agosto. De todos modos, puso en guardia a los principales sectores políticos de la provincia de Buenos Aires, porque suponía una presión directa sobre las primarias locales. Con otro elemento en juego: el aval del Presidente a los llamados “intendentes eternos”, que buscan esquivar la ley de 2016 que permite una sola reelección.

El rechazo a la suspensión de las PASO bonaerense ya fue expuesto por JxC. Según fuentes allegadas a las conducciones de los bloques, no habría fisuras en este terreno. Sería suficiente porque JxC tiene mayoría propia en el Senado provincial. Y se suman ahora las señales de rechazo en algunas filas del oficialismo.

Un clima más frío enfrenta la intención de revertir la ley que puso límite a la permanencia de los intendentes en el poder local. Son muchos los que no podrían competir en el 2023: 96 sobre el total de 135. Pero por convicción o conveniencia, parecen cerradas las chances de una reversión legislativa. Nadie estaría dispuesto por ahora a sostener un debate de impacto público a favor de las re-reelecciones. El cálculo político no lo recomienda.

En cambio, podría avanzar el intento por la vía judicial. Estará marcado en parte por el clima político. Por lo pronto, dependería en principio de planteos individuales de quienes están directamente afectados por la ley, es decir, cada intendente. Los jefes comunales que impulsan postergar su aplicación sostienen –nada nuevo- que el actual mandato debería ser considerado el primero, porque la ley es de 2016. En otra escala, hay antecedentes de planteos similares de gobernadores que naufragaron en la Justicia.

Difícil pronosticar desde ya un desenlace. Pero el panorama de estas horas expone que no pasaría la instancia legislativa. El otro punto relevante es la resistencia en el plano doméstico del Frente de Todos, en este caso a nivel provincial. Y una señal más amplia: como otros temas, la principal prueba remite a la difícil coexistencia en el primer nivel del oficialismo. El armado con gobernadores e intendentes es un objetivo de Olivos, pero no pasa inadvertido en el principal despacho del Senado.

* Para www.infobae.com

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