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El Bitcoin hace recordar al auge y burbuja de las “puntocom”

Su baja aceptación, su altísima volatilidad, su bajo volumen en relación a, por ejemplo, la cartera de un gran fondo de inversión, y la inexistencia de fundamentos que permitan calcular racionalmente su valor impiden que cumpla las funciones de una moneda

OPINIÓN 11/01/2021 Roberto CACHANOSKY

Esta nota no tiene por objeto debatir con los defensores del bitcoin, sino aportar mi punto de vista a aquellas personas que me preguntan si veo el bitcoin como moneda. La suba espectacular que tuvo en las últimas semanas ha generado tal euforia que ya se habla de la nueva moneda, independiente de los gobiernos que imprimen papeles pintados. Algunos sostienen que estaría surgiendo una moneda privada.

El entusiasmo de algunos bitcoineros me recuerda a los emprendedores de las punto.com que en su gran mayoría terminaron en rotundos fracasos cuando explotó la burbuja a principios de este siglo. No es que reniego del avance y las ventajas de internet. Yo mismo tengo un sitio desde 2004 y debo haber sido uno de los primeros en tener un portal propio. Tampoco descreía por principio de las punto.com, Lo que sí afirmo es que había demasiados vendedores de humo que proyectaban miles de millones de dólares, basados en proyecciones absurdas. Desde un sitio de internet decían que venderían millones de pizzas.


Era todo un delirio, pero si uno rascaba un poco, advertía que esos proyectos eran inviables porque no monetizaban. Esto es, no generaban ingresos para cubrir los costos operativos y muchos menos generar utilidades. Por entonces, un conocido me pidió si podía almorzar con dos jóvenes que habían hecho un sitio de compra venta de materiales de construcción y pensaban facturar millones de dólares. Me dijeron, con cierta soberbia, que ellos ya habían abierto una oficina virtual en San Pablo, mientras un médico había tardado décadas en poder abrir consultorio en la misma ciudad. Ellos eran la avanzada y el médico un “dinosaurio”. En un punto de la conversación les pregunté cómo se componía el ingreso del sitio. Agachando la cabeza, me dijeron que aún no generaba ingresos; los financiaba un inversor. Les pregunté de qué vivían. Mantenían sitios de internet. Despreciaban al médico ”dinosaurio”, pero nunca lograron crear un sitio rentable. El inversor finalmente cerró ese del que me hablaron.


Cuento esta historia porque vi muchas parecidas. De todas las punto.com que aparecieron solo quedaron en pie algunas que generaron ingresos como cualquier negocio tradicional, pero vía virtual. Amazon, Netflix, Despegar, Airbnb y tantos otros sitios lograron monetizar su servicio. Reemplazaron en la red, de modo rentable, actividades que ya existían. No todo lo que se hace en internet hace millonario al emprendedor. Como en cualquier otro proyecto, tiene que tener flujos de ingresos y egresos positivos, ser rentable.

¿Qué es moneda?

Yendo al Bitcoin, lo primero a definir es: ¿qué es moneda? Es cualquier cosa que la gente acepte en forma generalizada como medio de intercambio y sea reserva de valor, característica de la que deriva su función de unidad de cuenta: se pueden hacer cuentas en esa moneda.

La moneda no es un invento de los gobiernos, sino un descubrimiento del mercado, es decir de la gente, cuando descubrió que ciertas mercaderías bienes servían como medio de intercambio. Para eso se utilizaron la sal, el té, el arroz, la pimienta, el cacao, los clavos, entre tantas otras. La economía pasó del engorroso trueque al intercambio indirecto. La moneda empezó a funcionar como una autopista y agilizó las transacciones. Finalmente se llegó al oro como mercancía-moneda. Su particularidad es que era un bien escaso y obtenerlo tiene un costo de producción. No es como el papel moneda al que se agregan ceros y se tiene más “dinero”. Para obtener oro había que encontrar una veta rentable, hacer grandes inversiones, contratar mano de obra, comprar insumos, transportarlo, etc. No era gratis adicionar oro al mercado.


Cuando EEUU abandonó el patrón oro en 1971, con Richard Nixon, todas las monedas de los gobiernos pasaron a ser pedazos de papel cuyo respaldo es la confianza en las instituciones del país que los emite. La gente ahorra en dólares no porque sepa qué activos tiene la Reserva Federal para respaldar cada dólar en circulación, sino porque confía en que las instituciones de EEUU le ponen un límite al poder de destrucción del dólar. Si un día se acabara la confianza en esas instituciones, el dólar desaparecería como moneda. Algo parecido sucede con el euro.

¿Cuál es el respaldo que tiene el Bitcoin para ser confiable? Es un programa de computación hecho por Satoshi Nakamoto, un pseudónimo de alguien que se desconoce quién es realmente o si son varias personas, pero hay gente que confía en que ese programa es inviolable y que sirve como moneda y reserva de valor.
Aquí entra a jugar la teoría subjetiva del valor. Determinada cantidad de personas en el mundo confían en un programa de computación hecho por un desconocido y creen ciegamente que ese programa no puede ser hackeado por nadie. Es decir, que el Bitcoin es a prueba de gobiernos gastadores que imprimen moneda prostituyéndola.

Hasta ahora nadie me supo explicar por qué el programa es inviolable y alguien no puede, como hacen los gobiernos, emitir bitcoins y quedarse con el señoreaje. Si hackearon el sitio de la CIA, del FBI y del Departamento de Justicia de EEUU en 2012, imagino que el programa de Nakamoto también puede ser hackeado.

¿Es moneda?

Pero dejemos de lado ese punto. ¿Es moneda el bitcoin? Aún no puede tomarse como medio de intercambio ampliamente aceptado. Me dicen que hay personas que aceptan bitcoins por las transacciones, pero al ser una moneda virtual que se puede transferir ampliamente, debería ser aceptada en cualquier comercio sin límite de países. Por ser virtual, su uso no debería tener fronteras ni límites para las transacciones. Sin embargo, aún son muy pocos los lugares en que se aceptan bitcoins.

Posiblemente el Súper de la esquina no me acepte euros como forma de pago, pero si el bitcoin es tan confiable y es moneda virtual, ¿por qué no me lo aceptan? Sería como si pagara con la tarjeta de débito con el beneficio de que se esquivan impuestos. Debería poder ir por el mundo con mi billetera de bitcoins para reducir los costos de cambiar monedas y todos deberían aceptármelos si es de verdad una moneda worldwide como dicen sus seguidores.

Volatilidad

Además, tiene alta volatilidad a lo largo del día. Sin ir muy lejos, el 12 de marzo de 2020 tuvo una caída del 38,2% entre apertura y cierre. Al día siguiente subió 14% y al otro bajó 7%. Una montaña rusa. Las variaciones entre máximos y mínimos diarios dan aún más vértigo.

Si uno lo toma como un activo financiero de alta volatilidad, se arriesga a ganar o perder, pero es difícil imaginar que uno pueda cotizar su casa en bitcoins, salvo que esté dispuesto a rever el precio cada 5 minutos. Su alta volatilidad no permite utilizar al bitcoin para estimar precios y costos en un proyecto de inversión, por eso no sirve como moneda.

También se hace difícil imaginarlo como activo financiero. No es una empresa que genera flujos y cuya cotización responde a sus flujos de ingresos, perspectivas del sector u otras variables. Lo mismo pasa con una obligación negociable, un bono de un gobierno o incluso las commodities. Todos estos activos financieros responden a algún fundamento en su cotización, pero, ¿a qué fundamento responde la cotización de un programa de internet que a alguien se le ocurrió definir como moneda sin identificar a su fundador?

La primera transacción en el sector real de la economía pagada con bitcoins es del 22 de mayo de 2010: se pagaron 10.000 bitcoins por dos pizzas. A la cotización del momento en que estoy escribiendo estas líneas, esas dos pizzas costarían US$ 200 millones cada una.

De manera que, por ahora, el bitcoin quedaría limitado, en el mejor de los casos, a ser un activo financiero de altísima volatilidad y escaso volumen ya que el total de bitcoins en el mercado representen el 0,01% de la cartera de activos que maneja BlackRock, el fondo de inversión más grande del mundo que con muy poco podría mover en un sentido u otro la cotización del bitcoin.

En síntesis, habrá gente que considere que el bitcoin es moneda o es la moneda del futuro, otros que lo vean como un activo financiero, pero la realidad es que todavía no cumple con los requisitos para ser moneda. Por ahora ha sido sólo un intento libertario para que algunos desafíen a esos papeles pintados que emiten los estados. Como activo financiero tiene tanta volatilidad que da lo mismo apostar al bitcoin o ir al casino y jugar a pleno al 17.

Fuente: Infobae

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