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DE VIRUS, IMPERIALISMO Y OTRAS YERBAS

Personaje enigmático si los hay, el científico holístico Dr. Kadujes Mitaloj, uno de los pocos -como Pico de la Mirándola o Henry Poincaré- que abarca el conjunto de sapiencia de toda la humanidad, concedio un reportaje a nuestro periodista Isaias Abrutzky

OPINIÓN 01/03/2021 Isaías ABRUTZKY / Especial para Tiempo de Santa Fe
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Isaías ABRUTZKY / Especial para Tiempo de Santa Fe

Luego de varios años en que poco y nada se supo de él, Kadujes Mitaloj rompió el silencio. Y, como siempre lo hace, lanza una línea de investigación que puede cambiar el destino de la humanidad. Ella se suma a varias de sus propuestas revolucionarias, las que, dado su prestigio internacional como científico, tuvieron profunda repercusión en la sociedad, aunque -todavía- esas soluciones no fueron aceptadas. Me refiero a los aeropuertos para aviones sin ruedas, el empleo de las redes clocacales para la distribución de mercaderías, el sistema de bocinas de uso controlado para automóviles, y otras. Ahora se trata de un programa para terminar con la amenaza de los virus 

 

Doctor Mitaloj ¿podría explicar de qué se trata, para ilustración de nuestros lectores?

Sin duda. Mire, usted sabrá que los virus, que no son seres vivos sino material genético inerte, al ponerse en contacto con las células, consiguen que éstas se dediquen a trabajar para replicar la estructura del virus. Esto produce la enfermedad de que se trate -en estos días COVID-19- con serias consecuencias para la salud de quien se haya contagiado. No solamente eso sino que el afectado se convierte en una fuente de propagación de los virus y así se llega a una epidemia -o peor una pandemia- con trágicas consecuencias. 

Es conocido también que, frente al ataque virósico, el cuerpo pone en marcha mecanismos de defensa, los anticuerpos, que son glucoproteínas, moléculas compuestas por una proteína unida a uno o varios glúcidos, simples o compuestos. 

Estos anticuerpos, que pueden encontrarse de forma soluble en la sangre u otros fluidos corporales de los vertebrados, son sintetizados por un tipo de leucocito -células conocidas popularmente con el nombre de glóbulo blanco- denominado linfocito B. 

Los anticuerpos reconocen la presencia de moléculas agresivas -que reciben el nombre de antígenos- y desencadenan el proceso de su destrucción. Cuando el anticuerpo “detecta” un antígeno se une a una parte de él que se denomina epítopo. 

El reconocimiento de un antígeno por un anticuerpo lo marca para ser atacado por otras partes del sistema inmunitario. Los anticuerpos también pueden neutralizar sus objetivos directamente, mediante, por ejemplo, la unión a una porción de un patógeno necesaria para que este provoque una infección.

Bueno, sería muy largo y complejo describir estos mecanismos, que comenzaron tan lejos en el tiempo como 1890, con los trabajos de  Emil Adolf von Behring y Shibasaburo Kitasato, y continuaron a través de muchos otros investigadores, entre los que merece destacarse el argentino César Milstein, obligado a exiliarse de su país por el golpe militar de 1962. 

 

Muy interesante sin duda, todo esto, doctor, pero ¿en qué consiste su propuesta?

Disculpe la extensión, pero era necesario explicar en términos básicos el funcionamiento de estos mecanismos. Bien, en esencia ¿de qué se trata todo esto? Un agente extraño se introduce en el organismo y toma contacto con una célula. Esta da aviso -por así decirlo- al sistema inmune, a través de los leucocitos, que entonces producen  anticuerpos, los que se ponen en marcha para unirse a los antígenos y desencadenar el ataque al invasor. 

Todo esto hace maravillar a legos y especialistas, porque muestra una cadena de procedimientos para el combate a los atacantes. Y no niego que eso puede resultar admirable. Pero reconozcamos que el procedimiento no es siempre exitoso, como podemos ver por la cantidad de fallecimientos que está produciendo Covid-19, entre otras enfermedades. Es que a veces los anticuerpos no están -o no se producen- en suficiente cantidad, y los invasores ponen a trabajar a las propias células del infectado para replicarse en tal medida que terminan con la vida del enfermo. 

¿Cuál es el trasfondo que hay en todo esto? La tercerización.

 

¿Cómo?

La  tercerización es un procedimiento por el cual las empresas, aunque pueden hacerlo, desisten de producir parte de los bienes y servicios necesarios para su actividad, y en cambio la encargan a otros. Desde el punto de vista empresario, esto puede ser eficiente, para dejar que la compañía se concentre en aquello que sabe y puede hacer en forma óptima. Pero tiene sus contras, también, porque se pasa a depender de otros, de terceros (de ahí el nombre). Y esto también tiene que ver con lo que se llama la distribución internacional del trabajo.  ¿Qué significa eso? Una corriente de pensamiento promovida por los países más adelantados, que nos inculca que naciones como la nuestra deben dejar de lado el desarrollo industrial, porque son más eficientes en la generación de productos primarios, en nuestro caso los derivados de agricultura y ganadería. Fíjese que -hace poco, en nuestro país- se cerraron las fábricas de jeringas, porque se conseguían a menor precio en otros paises. Y ahora que la pandemia exige contar con muchos millones extra de jeringas, tenemos que mendigar que nos las vendan en el exterior y pagarlas con moneda dura.

 

Este es un problema de la economía. ¿Pero qué tiene que ver con las infecciones virósicas?

Fíjese: el virus se pone en contacto con la célula, y entonces se desencadena un larguísimo proceso en el que participan muchos componentes del cuerpo. Entonces, uno se pregunta ¿Por qué la célula se engaña y se pone a trabajar para multiplicar al invasor, en vez de decirle “no, pibe, acá no entrás, si ni siquiera sos un ser vivo sino un pedacito abandonado de material genético”. No, prefiere tercerizar la defensa. Es como propugnan las grandes potencias: ¿para qué vas a tener fuerzas armadas, si nosotros las tenemos mucho más poderosas y en mayor cantidad? Asociate a nuestro predominio y te vamos a defender. ¿Y qué es eso? Nada menos que el negocio de la protección inventado por las mafias para extorsionar a comerciantes, industriales y cualquiera que tenga riquezas de las que pueden apropiarse.

 

Y entonces ¿Qué es lo que se debe hacer?

Estoy trabajando para entrenar a las células a rechazar directamente a los invasores. Pero eso tomará tiempo; mientras tanto aconsejo el empleo del barbijo, el alcohol y el distanciamiento físico. Si las células se engañan, por lo menos no nos engañemos nosotros. 

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