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Pandemia: claves para que amortiguar la segunda ola

El doctor Hugo Aimar, titular del Instituto de Matemática Aplicada del Litoral, analizó el futuro escenario de contagios en el departamento La Capital

SALUD - CORONAVIRUS 23/03/2021 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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Distancia, barbijo y ventilación. Esas son las claves para hacerle frente a la segunda ola de la pandemia según Hugo Aimar, doctor en matemática y director del Instituto de Matemática Aplicada del Litoral (Imal), quien además, frente a la llegada de la segunda ola de contagios aseguró que no solo la pandemia no pasó sino que está peor que el año pasado.

El Doctor explicó: “Al principio estábamos demasiado preocupados por el contagio por contacto. Después la humanidad se dio cuenta que el contagio era mucho más aéreo, que es más peligroso porque uno a las cosas las lava, pero ¿con el aire qué hacés?”
“Todo espacio en el que haya gente reunida tiene que estar con distancia, con barbijo y en un ambiente ventilado”, resumió Aimar.

"Necesitaríamos no haber vivido lo del año pasado para que no nos canse, pero tenemos que seguir. Es un desafío casi olímpico pero nuestra gente tiene que llegar viva al final de esto. Nos tenemos que morir de otra cosa los viejos".

Aimar lidera un equipo de profesionales que realizan informes y proyecciones sobre los contagios de coronavirus para el departamento La Capital de la Provincia de Santa Fe con el Modelo Kofman-Bergonzi.

La segunda ola
"No me parece para nada exagerada la previsión que hizo el doctor Luis Cámera de 10.000 muertos por mes en el país", dijo el titular del Instituto de Matemática Aplicada del Litoral. "El problema es que uno se relaja y cuando se relajó comete el error. El sostenimiento de este tipo de rigores durante tiempos largos nos cansan", reconoció Aimar, pero fue tajante: "No se puede de ninguna manera parar de decirle a la sociedad que es de ella la responsabilidad más grande porque mientras no haya vacuna no hay otra".

Aimar comparó nuestro país con Alemania, teniendo en cuenta que tienen el doble de habitantes que en Argentina. Y continuó: "En Alemania la primera ola al lado de la segunda es como el Cerro Champaquí al lado del Aconcagua. Brasil da miedo y lo tenemos ahí no mas, y tenemos 7.000 personas de vacaciones que van a volver".

Sobre la decisión del gobierno nacional de no prohibir la salida al exterior el investigador dijo que el Presidente fue claro en su cadena nacional pero expresó que le preocupa que "dejen al arbitrio de la decisión personal de si alguien va a ser responsable o no". "Es un peligro porque la sociedad puede ser muy sana y muy buena en su globalidad pero con algunos que hagan lo que se les canta sin importarles nada los demás se arruina todo", agregó.

"Me da la impresión de que la gente, así como se cansa del barbijo y de las reuniones sociales reducidas, se cansa también de que le den consejos y comienza a considerarlo estúpido. Te dicen «¿todavía te seguís cuidando?» ¡Y si no cambió nada! Estamos peor que el año pasado".

 
Los protocolos, desactualizados
Aimar expresó que los protocolos actuales se centran en la desinfección de las superficies pero se deja de lado la circulación del aire y la distancia no se respeta, especialmente al aire libre. “Cuando caminás en la calle y te llega el perfume de alguien es porque te llegan partículas atomizadas”, sostuvo. Lo mismo pasaría con el aire exhalado sin ventilación.

“Este virus es muy chiquitito y se propaga mucho más lejos que otros. El transporte en el aire es mucho más largo y va mucho más lejos que otros virus más pesados. Santa Fe no es un lugar en el que haya mucho viento como para estar confiado de que abriendo la ventana ya hay una corriente”.

Aimar aseguró que en las aulas y en los lugares de trabajo “además de la distancia, de los barbijos y de la limpieza tendría que haber ventanas en lados opuestos de la habitación porque con abrir de un lado no alcanza. El aire no se va porque sí, se va porque circula”.

Sin embargo, reconoce que algunos lugares no tienen ni una ventana, y que con el frío y la lluvia tendemos a encerrarnos. “Si tenés cerrado todo en una jornada de entre seis y ocho horas y el aire no cambió es como un germinador”, graficó.

“Si uno agrega en el protocolo que haya que certificar que permanentemente esté bien aireado todo el tiempo alcanzaría, pero las maneras de certificación no son muchas”. La solución que propone Aimar es la de utilizar medidores de dióxido de carbono que alertan cuando el aire ha sido muy “usado”.

Mencionó el trabajo del doctor Jorge Aliaga, actual secretario de Planeamiento y Evaluación de la Universidad Nacional de Hurlingham (Unahur), quien está liderando la implementación de estos medidores en Buenos Aires. “Uno programa el nivel que quiere y puede ver cuándo se empieza a saturar y decir «bueno salgamos afuera abramos las puertas» y después pueden volver a entrar. El dispositivo no es caro, lo podrían hacer nuestros jóvenes técnicos. Pero hasta que esté instalado vamos a pasar los momentos más críticos”, concluyó.

 


Las vacunas
Consultado sobre qué rol juegan las vacunas que lentamente se van aplicando, Hugo Aimar calculó: "La población de susceptibles a vacunar sigue siendo inmensa. Estamos lejos, hay 730.000 vacunados con las dos dosis. No es nada".

"No es por desidia, porque no alcanza la producción de vacunas en el mundo. Lo que hace falta es el trabajo intergeneracional de gente que sin ser parte del grupo de riesgo le muestra a sus coetáneos que hay que cuidarse. Si uno tiene un pensamiento social no quiere que nadie se muera", finalizó.

Con información de Uno Santa Fe

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