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El Gobierno apuesta a que la segunda ola se lleve la grieta

Tras el consenso de Ganancias, el oficialismo abrió el diálogo con la oposición por las PASO y diseña la mesa por el FMI. Halcones en alerta. Macri no pasa.

OPINIÓN 01/04/2021 Gabriela Pepe*
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El oficialismo empezará a escribir en los próximos días el primer borrador del frente común que pretende armar junto a la oposición para negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El escenario antigrieta tendrá varias instancias y empezará por el diálogo en las cuestiones más urgentes a atender, como el aumento de casos de Covid-19 y el debate sobre la fecha de las elecciones para luego llegar a la instancia superior, de entendimiento económico.

Los convocados para formar parte del gran acuerdo nacional serán casi todos. Afuera del gran acuerdo nacional que Cristina Fernández de Kirchner vislumbró hace tiempo, hizo público a través de una carta en 2020 y empezó a empujar desde adentro del Gobierno, queda el ala de Juntos por el Cambio que su sector entiende que “fue parte de operaciones político judiciales” que tuvieron como fin el encarcelamiento tanto de la vicepresidenta como de sus ex funcionarios y colaboradores, e incluso de sus hijos.

“Son sectores cuasi mafiosos, que pasaron cualquier límite”, describen cerca de Cristina. En esa columna están anotados tanto el ex presidente Mauricio Macri como el ex jefe de Gabinete, Marcos Peña, el ex secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis, y toda la llamada mesa judicial, Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, José Torello y también Germán Garavano. Todos tienen bolilla negra. “Ahí no hay posibilidad de acordar nada”, remarcan.

Para el resto, hay bandera blanca. Los dirigentes que vienen del peronismo, Cristian Ritondo y Diego Santilli, son bienvenidos. El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la exgobernadora María Eugenia Vidal, también. La UCR está convidada en su totalidad. El peronismo reconoce al partido centenario como su interlocutor natural. Hasta Patricia Bullrich, si quisiera, tendría un plato en la mesa. “Patricia no quiere diálogo por una cuestión de especulación política. Descubrió que electoralmente le sirve pescar en la pecera de los ultras”, dicen desde el Instituto Patria. No les consta que la exministra de Seguridad haya sido parte del mismo plan de “persecución judicial”.

Está claro, sin embargo, que Bullrich seguirá jugando el juego del ala dura y no extenderá su mano a ningún convite oficialista. En el cristinismo creen que, en realidad, su opinión tampoco tiene peso alguno para el Fondo Monetario. No pasa lo mismo con Vidal y Rodríguez Larreta, a quienes reconocen como competidores y, eventualmente, continuadores si la tortilla del poder se diera vuelta.

“Planteamos un acuerdo a 20 años. Son cuatro períodos presidenciales. Nos puede tocar a nosotros como a ellos. A todos nos conviene”, tientan desde el Patria. Otra fuente del mismo sector va más allá: “Nosotros queremos recomponer el sistema político, que quedó dañado después del gobierno de Macri por las persecuciones y por el no llamado al diálogo de la principal fuerza opositora”.

En la oposición el cálculo es similar. Tanto Rodríguez Larreta como Vidal y el resto de Juntos por el Cambio con responsabilidad de gestión -intendentes, gobernadores- creen que, al final del camino, un acuerdo para que al Estado argentino le vaya mejor en las negociaciones con el Fondo, será beneficioso para todos. “Hoy les toca gobernar a ellos, mañana a nosotros”, es el lema que recitan en todos los despachos.

El diálogo, claro, tiene obstáculos. Uno de ellos, dicen en la oposición, es la denuncia penal que la Oficina Anticorrupción presentó contra el gobierno de Macri por el acuerdo con el Fondo. Tanto Larreta como Vidal creen que no pueden sentarse a la mesa y avalar esa movida contra su ¿ex? jefe político. Otros tienen una posición incluso más dura. “No le creo a la vicepresidenta. Pide colaboración de la oposición pero van a la Justicia a denunciar al gobierno de Cambiemos. Es como invitar a la casa a alguien y recibirlo con un palo. Está claro que en el acto le habla a la tropa propia y nada más”, dijo el presidente del interbloque de Juntos por el Cambio en Diputados, Mario Negri. “Nosotros tampoco vamos a pedir que bajen todas las denuncias que le hicieron a Cristina y le siguen haciendo. No es un plan canje, es otro plano”, dicen en el Patria.

El otro problema es que el ala más dura de Juntos por el Cambio acusa al sector más dialoguista de prestarse al juego del Gobierno, y quedar muchas veces en orsai, como sucedió este martes con la conversación sobre la postergación de las elecciones que tuvo lugar en Casa Rosada. Oficialismo y oposición se acusaron mutuamente de haber filtrado la información a los medios.

Ahora, esa misma conversación discurrirá por carriles más institucionales. La semana próxima, el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, concurrirá a la Cámara de Diputados para empezar a conversar con los presidentes de los bloques y explorar posibilidades para la postergación de las elecciones. El Frente de Todos propondrá avanzar con el proyecto que presentaron los radicales nosiglistas Emiliano Yacobitti y Carla Carrizo. Por el oficialismo estarán, entre otros, Sergio Massa y Máximo Kirchner, que también trabajan en el operativo para cerrar el acuerdo que permita extender los plazos o mejorar de alguna forma la negociación con el FMI, una idea que empezó a agitar la cabeza de Cristina y que compraron todos los actores del Frente de Todos. Lo hizo trascender Kirchner y lo dijeron claramente el presidente Alberto Fernández y Massa, en movimientos simétricos acordados.

Todos hablan con todos, pero según le dijeron a Letra P fuentes del Frente de Todos, la semana próxima los diálogos empezarán a encontrar sus formatos. ¿Fotos, mesas de trabajo? “No es tan necesario eso, aunque podría pasar. Lo importante para el Fondo son las declaraciones públicas que después haga cada uno”, dicen en el cristinismo.  

Además de las elecciones y el acuerdo con el Fondo, será la segunda ola de Covid-19 la responsable de reeditar la foto conjunta entre el oficialismo y la oposición. Los contactos entre las administraciones de Axel Kicillof, Larreta y Fernández, que seguían vigentes pero venían en piloto automático, se aceleraron en las últimas horas con el aumento de casos de coronavirus. El jefe de Gobierno se comunicó este miércoles por la tarde con el gobernador y ambos hablaron por separado con el Presidente. Acordaron hablar este jueves y agendar una reunión de trabajo, en Olivos. Las conversaciones por la cuestión sanitaria están en marcha. Luego de Semana Santa, también se cocinan nuevas reuniones entre los jefes de Gabinete Santiago Cafiero, Carlos Bianco y Felipe Miguel. La segunda vuelta del trabajo coordinado ya llegó.

* Para www.letrap.com.ar

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