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Cómo es la post-pandemia en Israel, el primer país del mundo que logró quitarse el barbijo

Gracias a su ejemplar campaña de vacunación, pudo retomar la cotidianidad que se vivía antes de la llegada del COVID-19

CIUDADANOS 25/04/2021 Soledad BLARDONE
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Israel es el país que más rápido avanza en el mundo con la vacunación contra el COVID-19, lo que le permitió dejar de lado casi todas las restricciones impuestas oportunamente para evitar su propagación -incluso, la obligación de usar barbijo al aire libre- ademas de poder reabrir su economía, la vuelta de la hotelería y el retorno de las clases presenciales en las escuelas.

El país posee una población total aproximada de 9.291.000 habitantes. En la actualidad, el 57,8% se encuentra vacunada, un porcentaje al que se le debe sumar el de los pacientes recuperados y que permite concluir que el 64% de sus habitantes ya están protegidos frente al COVID-19. Además, el 25% restante está conformado por menores de 16 años, cuya vacunación -por el momento- no está indicada.

En consecuencia, Israel está a punto de alcanzar el nivel máximo de vacunación, que hoy llega al 90% de la población susceptible de recibir la vacuna, ya que ningún país puede alcanzar el 100% debido a los grupos etarios y a otros factores que hacen que algunas personas no deban ser inoculadas. Incluso, el país ya se encuentra trabajando en la próxima campaña de vacunación, que se llevará a cabo dentro de 6 meses.


El viernes pasado se registraron 1.850 enfermos activos, 5.375.893 vacunados con una dosis, 5.007.475 vacunados con dos dosis, 129 nuevos contagios desde el jueves, 157 enfermos en estado grave y 0.4 % de positividad en los tests. Sin duda, Israel se convirtió en un modelo a seguir para todos los países del mundo, que se enfrentan a una dura lucha contra el COVID-19.
Shaul Hochberger (62) vivía en Buenos Aires, hasta que el 27 de enero de 2015 emigró a Israel y se instaló con su familia en Rejovot, una ciudad ubicada a 20 kilómetros al sur de Tel Aviv. En la Argentina trabajaba como educador, periodista, locutor y traductor, las mismas actividades en las que hoy se desempeña en Israel. Está casado con Melina Luz Barcan (40), con quien tiene tres hijos Meital (15), Orel (13) y Neshama (10). Además, es padre de Hodaia, Neti y Liat, fruto de su primer matrimonio.

En diálogo con Infobae, Shaul contó cómo se vive la vuelta a la normalidad en Israel, donde sus calles empiezan a recuperar el ritmo habitual que tenían antes de la pandemia de COVID-19, donde los barbijos ya no son obligatorios en los espacios abiertos y donde todos los estudiantes ya pudieron volver a las aulas.

“Desde el domingo pasado se levantó la restricción del uso de barbijo en espacios abiertos y solo se usan en lugares cerrados. Cuando salgo de mi departamento, lo tengo que usar para circular por los espacios comunes y en el ascensor, pero cuando salgo a la calle me lo puedo quitar. Luego, si subo a un colectivo, me lo vuelvo a colocar hasta que finalice el viaje. De todos modos y luego de un año de usarlo, algunas personas -entre las que me incluyo- aún no se lo sacan para caminar por la calle”, contó Shaul.

No hay restricciones en espacios públicos y solo se pide el uso de barbijo en espacios cerrados. Las oficinas están volviendo a recibir a sus empleados, salvo en los casos de quienes que prefieren seguir trabajando a la distancia.

Shaul y su mujer fueron inoculados en enero con la vacuna de Pfizer y recibieron las dos dosis. Lo mismo sucedió con su madre, que tiene 92 años y vive en un hogar de ancianos.

“La semana pasada, fue la primera vez que nuestros hijos pudieron volver a la escuela y cumplir con casi toda la carga horaria. Estuvieron estudiando con cápsulas... pero la semana pasada fue la primera sin cápsulas. Todo volvió a funcionar como antes y mis tres hijos menores pudieron volver a la escuela. Es volver a vivir, mirar a la calle y ver un ritmo normal. En unos días, celebraremos el Bar Mitzvah de nuestro hijo Orel y vamos a poder hacer un encuentro familiar más amplio. La vida se está normalizando”, destacó.

“Hacía más de un año que no podía visitar a mi madre, ni sacarla del hogar para ancianos los fines de semana. Sin embargo, la semana pasada fui a llevarle algo y, por primera vez, me permitieron entrar y le pude dar un beso... después de un año sin verla. La semana que viene vamos a compartir con ella el almuerzo familiar de Shabat en nuestra casa”, contó.

El “Green Pass” o “Pasaporte verde” les permite a las personas que ya se vacunaron poder ingresar a restaurantes a puertas cerradas, bodas, conciertos, teatros, cines, y gimnasios. “Me lo piden para entrar ver un partido de básquet donde juega mi hijo, aunque sea amateur; para ir a un bar, en los teatros, etc. En ese pasaporte figura la fecha de caducidad de la vacuna. En mi caso, es el 4 de agosto de 2021, así que debería volver a vacunarme en esa fecha, salvo que las investigaciones nuevas definan que ese plazo se puede prorrogar”.


El 23 de abril el Gobierno de Israel informó que, por primera vez en 10 meses, el país no registró muertos por coronavirus, después de superar el jueves pasado la barrera de 5 millones de personas vacunadas contra el COVID-19. Además, 6 de cada 10 habitantes ya recibieron al menos una dosis de la vacuna.

“El viernes fue el primer día donde no se registraron muertos, la primera vez en 10 meses. Es un dato muy significativo. Eso fue acompañado por 35.027 testeos y 129 casos fueron diagnosticados como verificados. Escuché las declaraciones del director de una de las Unidades de Coronavirus del Hadassah Medical Center de Jerusalén, quien decía que esas unidades especiales de atención se habían cerrado, pero que se había decidido reabrir una. Allí, sólo hay 3 personas internadas: un hombre de 89 años que no alcanzó a vacunarse; una persona mayor de 50 años que no le puso demasiada atención a la vacuna y no se inoculó; y el tercero es una persona menor de 50 años que está en contra de la vacuna. Entonces, el 100% de los internados son 3 personas y, como muestra poblacional, creo que es un dato interesante”, destacó.

Shaul cuenta que en Rejovot, la ciudad donde reside, el 90% de la población de mayores de 50 años ya fue inoculada. Además, explica que el 92% de los enfermos de COVID-19 corresponde a personas que no se vacunaron. En ese sentido, afirma que las redes sociales hicieron mucho daño y provocaron que la gente tuviera desconfianza en la vacuna, por lo que es importante informarse a través de fuentes confiables y fehacientes. Israel tiene aseguradas sus vacunas hasta fines de 2022.


A principios de 2020, cuando la pandemia comenzó a azotar al mundo, la pronta llegada de la vacuna parecía una utopía. Sin embargo, algunas personas que hoy tienen acceso a ella, la rechazan por temor y falta de información. “Es una persona que está parada sobre el techo de su casa, en medio de una inundación, con el agua al cuello. Le mandan una balsa pero, como tiene miedo de ahogarse en esa balsa, pide un barco más firme. Lamentablemente, el agua lo termina tapando. Me parece que es un buen ejemplo para mostrar que nunca dudamos en vacunarnos, porque nos parece que la vacuna es como esa balsa para empezar a salir de la inundación”.

“Es muy difícil darnos cuenta de algunos milagros, que tienen lugar cuando nosotros somos los protagonistas. La vacuna surgió muy repentinamente y nadie la esperaba... pero finalmente llegó”, indicó.

“Si miro para atrás, recuerdo cuando no había nadie en la calle. Los primeros cierres se respetaron a rajatabla, pero aquí también hubo muchos casos de indisciplina. El otro día, le contaba a un amigo que siento que esto es “un volver a vivir”... Me cuesta definirlo de otra manera. Siento que volvimos a vivir. Siento alivio, pero uno no puede vivir sabiendo que hay tanta gente enferma y contagiada. Estamos todos en el mismo barco. En Israel, es “un volver a vivir”, pero quiero que sea igual en la Argentina y en todos los países que la están pasando mal”, indicó. “Tenemos que ser muy cautos y seguir cuidándonos, como lo piden las autoridades. Espero que podamos ayudar a los países que la están pasando mal, como a la Argentina, que hoy atraviesa la ola más difícil y desafiante”.


Shaul sigue muy de cerca las noticias sobre la Argentina -donde tiene familia y amigos- y se muestra muy preocupado por el desborde en los números de los contagios diarios, la situación sanitaria y la escasez de vacunas.

“Lamentablemente, perdí a gente querida en la Argentina. En Israel, hubo casos en la escuela de mis hijos, pero todos se recuperaron. Miro a la Argentina con mucho dolor y preocupación. Sigo la información y estoy conectado pero, cuando escucho esas pujas entre Ciudad y Provincia, me recuerdan un poco lo que aquí también pasaba hasta hace poco tiempo, cuando en una reunión de Gabinete un funcionario decía que no podía ser que los shoppings estuvieran abiertos, mientras las escuelas estaban cerradas. O, que si los negocios que estaban cerrados, la gente iba a quebrar”, expresó.

“Los números que escucho son muy preocupantes. Acá, en la última ola y en la etapa crítica, llegamos a tener cerca de 10 mil casos por día. Así que, cuando escucho que en la Argentina hay 27 o 29 mil casos diarios, pienso que hay que dejar la política de lado -lo digo empezando por aquí, donde se estaba discutiendo si se renovaba o no el contrato para comprar más vacunas- para enfocarse en la salud y en la vida humana, porque ese es el valor más alto. Acá se entendió y, gracias a Dios, estamos mucho mejor. Espero que pronto ese entendimiento pueda llegar a la Argentina y puedan retomar su vida normal”, dijo. “Se están haciendo gestiones para que la vacuna israelí pueda llegar a la tercera fase en el Instituto de Investigación Biológica de Israel (IIBR), en Ness Ziona. Sería un “golazo” poder ayudar a la Argentina desde aquí, para que puedan tener una vacuna sin depender de nadie”.
Ahora, Shaul recuerda todo el tiempo que pasó en su casa junto a su familia, cuando la recomendación era no salir a la calle. Tanto él como su mujer, empezaron a trabajar desde su hogar, mientras sus tres hijos seguían las clases por Zoom.

“A nivel personal, lo primero que se me pasa pero la cabeza es la revalorización del ámbito familiar, porque estuvimos meses dentro de casa. Nos dimos cuenta que estuvimos demasiado tiempo fuera de casa y esto nos fortaleció como familia, porque lo que nos parecía difícil en la convivencia se transformó en algo que nos ayudó a sobrellevar la situación. La incertidumbre que uno tiene en la vida se acentuó con este bichito. Ojalá tomemos conciencia y nos unamos más”, afirmó.

“Israel vacunó a todo el personal diplomático que trabaja aquí y, además, a todos los operarios palestinos que trabajan en Israel, que son 120 mil. Es decir, no se está pensando solo en nosotros y creo que de eso se trata. Volver a vivir significa que hemos pasado una etapa juntos y poder ver otra vez el tránsito habitual de las calles -aunque el tráfico te vuelva loco y tardes más en llegar- o volver a ver a un compañerito de tu hijo en tu casa, o poder ir al templo... Todo eso era parte de nuestra vida y hoy lo podemos volver a hacer. Siento que volvimos a vivir”, indicó.


Finalmente, dijo que espera que esta pandemia deje una verdadera enseñanza en el mundo, a pesar de todo el sufrimiento que el COVID-19 está causando desde el año pasado.

“Ojalá aprendamos la lección del coronavirus. Ojalá la gente pueda seguir siendo tan solidaria, como cuando el año pasado ayudábamos a un anciano que estaba solo y no tenía a nadie que le llevara la comida o los remedios. Ojalá se pueda mantener esa solidaridad y que el mundo entero se humanice más. Ojalá nos sirva como lección y que tanto sufrimiento sirva para algo. Mientras le digo esto, me acuerdo del caso de un internado en una de las unidades de coronavirus. Estaba solo, porque sus familiares no podían acompañarlo, y un enfermero árabe recitó junto a ese judío enfermo el Shemá Israel, una de las oraciones centrales de nuestra liturgia. Me parece que eso es todo un símbolo: esa es la verdadera sociedad”, contó.

“Me vacunó una enfermera árabe y esa es la convivencia posible que se da todos los días. Ojalá el coronavirus pueda fortalecer todo esto, aquí y en el mundo. Hace un poco más de un año, un bichito invisible nos mostró que no podemos con todo y eso debería humanizarnos más”, finalizó.

Fuente: Infobae

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