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Argentina superó los 80.000 muertos por COVID-19

SALUD - CORONAVIRUS 05/06/2021 Mariel FITZ PATRICK / Sandra CRUCIANELLI
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“Prefiero tener 10% más pobres y no 100.000 muertos en Argentina”, le dijo en abril del año pasado Alberto Fernández a Jorge Fontevecchia, el CEO de Editorial Perfil. Argentina se encamina a esa cifra de fallecidos por COVID-19, y una pobreza que alcanzó el 45%. Con los 539 muertos por coronavirus reportados en las últimas 24 horas, nuestro país alcanzó las 80.411 víctimas fatales. Pasaron 454 días después del primer caso mortal, el 7 de marzo del año pasado, y pronósticos que parecían remotos, y sin embargo resultaron superados por la realidad.

“El 2020 terminó con 40.000 muertes por COVID, y en menos de medio año, duplicamos esa cifra. En mayo fueron más de 14.000 muertes, no sorprendería que en julio incluso superemos esa cifra. Son muertes prevenibles, lo que es un poco imperdonable”, le dijo a Infobae el médico Conrado Estol.


“Normalmente, fuera de la pandemia, en el país se producen 320.000 muertes por año por todas las causas. Hoy tenemos 80.000 por una sola causa en un año y cinco meses. Deberíamos plantearnos qué estamos haciendo mal”, advirtió este reconocido neurólogo.

El ritmo de fallecidos se aceleró desde el inicio de la segunda ola a principios de abril. El 3 de ese mes, el promedio semanal de nuevos muertos diarios era de 105. Apenas una semana más tarde, el 10 de abril, ese indicador se duplicó y pasó a 220. Durante mayo, los nuevos fallecidos por día aumentaron el 38%. Fueron 14.227 en total, cerca del doble que en abril, cuando había sumado 8.007.

Pero lo que preocupa especialmente a las autoridades es que el promedio de muertes diarias por el virus no parece haberse frenado, a pesar de las medidas de restricción y los 9 días de confinamiento. En la última semana fue de 531 por día.


Hoy Argentina, con 1.755 muertes por COVID-19 por cada millón de habitantes, está en el puesto 18 en mortalidad, por encima de Uruguay (1.293) o Chile (1.580), aunque por debajo de Brasil (2.241) o México (1.831).

En contagios, en tanto, está peor posicionada, en el noveno lugar, con un total de 3.915.397 casos detectados desde el inicio de la pandemia. El promedio de nuevos positivos diarios en la última semana fue de 30.425 por día.

La progresión de contagios y fallecidos por COVID-19 desde el inicio de la segunda ola fue peor que la primera. Al pico de la primera tardamos 7 meses en llegar; en la segunda, solo dos meses.

Y debido a que la cantidad de contagios fue mucho mayor en esta última ola, la cantidad de muertes es proporcionalmente más. Por eso la letalidad se mantiene en alrededor de 2%, lo que significa que mueren 2 de cada 100 infectados, mientras que en la primera ola, ese indicador había alcanzado el valor de 3.

Este valor ubica a Argentina en la posición 58 en una lista de 147 países, según la Universidad de Johns Hopkins (Maryland, Estados Unidos). Por debajo de México (9% de letalidad), Ecuador (5%), Bolivia (4%) y Brasil (3%). Chile registra, al igual que nuestro país, 2 fallecidos cada 100 positivos detectados, y, en Uruguay, este indicador es menor, del 1%.

Pocos tests y vacunación lenta

¿Por qué llegamos a más de 80.000 muertos? Los expertos coinciden en que se combinan tres factores: vacunación lenta, testeos insuficientes y saturación del sistema de salud.

Pese a que el Gobierno pregona haber alcanzado las 13.374.067 aplicaciones, entre primeras y segundas dosis, lo cierto es que esa proporción está lejos de los pronósticos oficiales realizados a principios de año, antes de la llegada de la segunda ola. El promedio de aplicación diaria de dosis en la última semana fue de 242.476. El récord había sido el 1 de junio con 304.037 aplicaciones en total a nivel nacional en sólo 24 horas.

Lo cierto es que el ritmo se aceleró desde el arribo de 5.547.950 vacunas en las últimas dos semanas, a partir del 23 de mayo, y el Gobierno celebra que ya llegaron en total 18.450.095. Pero aún siguen siendo insuficientes para ampliar la población inmunizada con, al menos, una dosis. Hasta ahora, solo el 22,5% de la población tiene la primera aplicación y apenas 6,4% la segunda.

“Hay que vacunar a 400.000 o 500.000 personas por día. Aun así, estaríamos vacunando menos que en Uruguay proporcionalmente a la población”, señaló Estol. Relató el caso de Canadá, país que “estaba con un brote y decidieron espaciar la segunda dosis de Pfizer hasta cuatro meses para ampliar la población con una sola, y aceleraron la vacunación. El resultado es que están cayendo significativamente los casos, la hospitalización y las muertes”, analizó en diálogo con Infobae desde Estados Unidos.

Pero destacó que no se trata solo de aumentar la vacunación, sino también de testear. “Hay países que están vacunando lento, como Australia o Japón, y sin embargo, han tenido controlada la pandemia con testeos. Entonces, se pueden dar el lujo de vacunar más lento. Si no se testea lo suficiente, mucha gente infectada sigue contagiando a otros”.


Argentina lleva realizados 14.400.158 tests en total, lo que equivale a 317.313 análisis por millón de habitantes. En la última semana se hicieron un promedio de 102.504 tests diarios, con una positividad diaria que varió entre el 29% y el 33%.

Este nivel de testeos es muy inferior al de otros países, como Dinamarca, Reino Unido e Israel, que ya testearon a la totalidad de la población, mientras que en Argentina, sólo se realizaron tests sobre el 31% de la población. “Si se testeara más y se acelerara la vacunación, se podría estar evitando decenas de muertes”, concluyó Estol.

Terapias intensivas al borde del colapso

Durante la primera ola, en términos generales y salvo casos puntuales, el sistema de salud soportó bien la emergencia sanitaria. Hubo ampliación de camas en casi todas las jurisdicciones por un lado, y por el otro, una progresión de la pandemia más lenta en la primera ola con relación a la segunda.
Antes de la llegada del coronavirus al país, había 8.521 camas en unidad de terapia intensiva (UTI) en todo el territorio. Para octubre del año pasado, en el pico de la primera ola, ese número había ascendido a 12.450. Fue un aumento del 68% en cantidad de camas para enfermos graves.

No ocurrió lo mismo en la segunda ola, ya que de 12.450 camas en octubre, a mayo de este año, solo se pasó a 12.851, un aumento en la capacidad hospitalaria de UTI de apenas el 3% .

La progresión de las muertes está directamente relacionada con la velocidad a la que se producen los contagios, pero también con la fortaleza del sistema sanitario, que en esta segunda ola se vio colapsado, no en casos puntuales sino en numerosos distritos del país.

En este momento hay 7.668 pacientes con COVID-19 internados en UTI, que ocupan el 60% de las camas disponibles a nivel nacional. Esta cantidad de personas en unidades de cuidados críticos nunca bajó desde diciembre último, y empezó a crecer, ininterrumpidamente, en forma más pronunciada desde marzo. El 21 de mayo, se superó la barrera de los 6.000 y 9 días después, la de los 7.000 pacientes en terapia.

Representan el 2% del total de 363.520 pacientes activos que atraviesan actualmente la enfermedad, en las 24 jurisdicciones.


Si se consideran todas las patologías, la ocupación de camas UTI asciende al 78% en todo el país, del sector público y privado. En la Ciudad de Buenos es del 75% y en el Área Metropolitana (AMBA), del 76% .

El relevamiento semanal que realiza la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) arrojó el lunes pasado que 8 provincias tienen más del 95% de ocupación en las camas de terapia intensiva. Es el doble que lo registrado una semana atrás.

“La cantidad de internados refleja una mayor mortalidad. Además, en un sistema de salud débil, los médicos deben atender a mucha más gente. Y tenés personas que deberían estar internadas en terapia, y están en un piso común, o en su casa, con oxígeno, porque no hay camas. Y entonces, el resultado es más muertos”, advirtió Estol a Infobae.

Según el estudio de la SATI, hay pacientes más jóvenes en edad y más graves. Si se promedia la edad de todos los internados de la muestra, la edad promedio era de 53 años.

Además, la muestra analizada reflejó que el 85% de los pacientes con coronavirus que desarrollaron cuadros graves no estaban vacunados. Según la muestra, en base a los datos de 3.781 camas de 177 unidades de terapia intensiva de hospitales públicos y privados de todo el país, sólo el 12,3% de los pacientes ingresados a la UTI por infección con COVID-19 había recibido una dosis en los 15 días previos a la internación, y apenas un 1,5%, las dos dosis.

“No se debe concluir que las vacunas evitan las formas graves. Al contrario. Varios otros factores necesitan ser evaluados. La vacuna es la medida más importante que tenemos, junto con distanciamiento de dos metros, el uso barbijo, el lavado de manos y no aglomerarse”, sotiene Rosa Reina, terapista y presidenta de la SATI.

Edad y sexo de los fallecidos

Como desde un comienzo de la pandemia, los varones son mayoría entre los fallecidos: constituyen el 56% mientras que las mujeres representan el 41%. En el 3% de los casos no hay información.

El virus tiene un impacto mayor en los adultos mayores en términos de mortalidad, que con relación a los contagios. El 83% de los fallecidos es mayor de 60 años.

Si se analizan por franjas etarias los 80.000 fallecidos por COVID-19 en Argentina, el 32% tenía más de 80 años; el 28% entre 70 y 79; el 22% entre 60 y 69; el 10% entre 50 y 59; el 4% entre 40 y 49 años; y el resto es menor de 40.

Mientras se da esta distribución en los fallecidos, en los contagios es diferente, ya que se contagian más personas más jóvenes. El 85% de los contagios se da en los menores de 60 años. El mayor porcentaje de casos (23%) se registra entre los 30 y los 39 años. Solo el 14% de los contagiados totales tiene más de 60 años de edad.

Los distritos con más muertos

Como viene ocurriendo desde un comienzo, el distrito con mayor cantidad de fallecidos por COVID-19 es Buenos Aires, con 41.214 decesos acumulados. Le sigue CABA con 9.331. Entre ambos distritos, concentran el 63% de los decesos por COVID-19 en todo el país.

Las cifras no sorprenden porque ambos distritos son los más afectados con 1.657.617 y 426.791 casos respectivamente, según el último parte de prensa del Ministerio de Salud de la Nación.
Luego siguen en muertes totales Santa Fe con 5.688, Córdoba con 4.072 y Mendoza con 2.715.

En términos de letalidad, provincia de Buenos Aires y CABA muestran un resultado similar: 2 muertos por COVID-19 por cada 100 contagios detectados, un valor en línea con la media nacional.

En Jujuy, ese indicador es del doble: mueren 4 de cada 100 personas positivas. Es la provincia que tiene el peor indicador de letalidad. La Rioja y Salta, tienen 3 fallecidos por cada 100 contagiados.

Hay otro indicador, que depende del tamaño poblacional, y es la mortalidad, que permite comparar la situación en distintos distritos. La Ciudad de Buenos Aires registra una mortalidad 30% más alta que la provincia de Buenos Aires, con 3.031 fallecidos por millón de habitantes. En territorio bonaerense es de 2.327 sobre esa base poblacional.

En el resto de las provincias, sólo Tierra del Fuego supera a PBA con 2.448 fallecidos por millón de habitantes.

Fuente: Infobae

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