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El Gobierno avanza lento en la negociación con el Club de París pese a la predisposición política de Macron y Merkel

POLÍTICA 06/06/2021 Román Lejtman*
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El miércoles 12 de mayo, Alberto Fernández y Emmanuel Macron protagonizaron un almuerzo que terminó de sellar la relación personal y geopolítica entre ambos jefes de Estado. Estaban Felipe Solá y Martín Guzmán y, al otro lado de la mesa, dos influyentes miembros del gabinete francés. Fue casi una conversación a solas, que incluyó la situación global, la crisis causada por el COVID-19, y la predisposición de Macron para facilitar un acuerdo con el Club de París.

Dos semanas más tarde, Alberto Fernández y Ángela Merkel compartieron una video llamada de 40 minutos. A la distancia, con una tecnología muy fácil de hackear, el diálogo entre el presidente y la canciller fue casi sin secretos de Estado. Pero un asunto de la agenda bilateral quedó consolidado hacia adelante: Merkel abogaría por la refinanciación de la deuda que Argentina tiene con el Club de París.

El compromiso asumido por Macron y Merkel es clave para la negociación que busca evitar un default de 2.400 millones de dólares en julio y reformular las distintas tasas de interés que se aplican hacia atrás y hacia adelante por el incumplimiento de los compromisos asumidos por Axel Kicillof y Nicolás Dujovne cuando eran ministros de Economía de Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri respectivamente.

Macron delegó la negociación en su ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, un cuadro de la burocracia francesa que escribe sobre política europea para la editorial Gallimard y es amigo de Michel Houellebecq. Le Maire entregó la posta a Emmanuel Moulin, titular del Club de París. Y Moulin negocia con Martín Guzmán, que escribe propuestas reservadas en perfecto inglés y busca una salida a un laberinto que puede transformarse en guillotina el 31 de julio de 2021.

Merkel designó al secretario del Ministerio Federal de Finanzas, Wolfgang Schmidt, para cumplir con su parte del trato sellado con Alberto Fernández. Schmidt tiene muy buena relación con Guzmán y han conversado muchísimo a solas -en Berlín y Roma-, por celular y vía WhatsApp.

Herr Schmidt tiene más influencia que monsieur Moulin al momento de acercar posiciones. La razón es obvia: Alemania es un acreedor con más peso que Francia en el Club de París. Y desde esta perspectiva, su tarea es unir voluntades y lograr que la resistencia de Japón se transforme en un sí a regañadientes.

Pese a la decisión política de Merkel y de Macron, y a las gestiones propias de Guzmán, Le Maire, Moulin y Schmidt, la negociación entre Argentina y el Club de París avanza lenta y sin afectar la voluntad y el optimismo de sus protagonistas.

Las discusiones corren por dos andariveles diferentes y apuntan a resolver dos cuestiones distintas.

Por un lado, se busca cerrar un armisticio temporal que implica un cese del fuego: no hay default al 31 de julio de 2021, y toda la negociación pasa hasta después del acuerdo formal entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Por otro lado, Guzmán y sus socios en el desierto tienen que escribir el texto del armisticio con suficiente arte y precisión para que funcione como una hoja de ruta respecto a los porcentajes de los intereses que se adeudan y hasta qué mes de qué año se refinanciará la deuda de capital por 2.400 millones de dólares que ya venció el 31 de mayo.

El pago de intereses es un acertijo con final abierto. Argentino abona distintos tipos de porcentajes y su número final cambiará según haya o no default. Alberto Fernández instruyó a Guzmán para que encuentre una salida al galimatías: “Lo más bajo posible, y que no corra en la mora cuando estemos negociando”, le pidió el presidente a su ministro de Economía.

La instrucción de Alberto Fernández encierra una lógica financiera: el interés actual sobre los 2.400 millones de dólares que no se pagaron el 31 de mayo, es del 9 por ciento anual. El jefe de Estado desea que ese interés no corra en esta ocasión y que el número que se cierre sobre los intereses se aplique de manera uniforme hacia adelante y para siempre.

Esa pretensión de Alberto Fernández no tiene consenso en el Club de París. Y tampoco la intención de refinanciar toda la deuda hasta que haya un programa y un crédito de Facilidades Extendidas con el Fondo Monetario Internacional.

Alberto Fernández viaja a Francia hacia fin de mes para participar de una cumbre sobre igualdad de género, invitado por Macron. Puede ser una oportunidad para acelerar las negociaciones con el Club de París, que por estos días se resiste a aceptar los términos del armisticio que propone formalmente Guzmán en los mails que envía a Europa y Estados Unidos.

* Para www.infobae.com

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