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Eduardo Valdés: “Creo que Alberto Fernández debería ser reelecto”

POLÍTICA 25/07/2021 Mariana Dahbar*
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Eduardo Valdés recibió a Infobae en su lugar en el mundo, un gran galpón que oficia como punto de encuentro, como su living. Allí atesora las cosas que lo hicieron feliz durante sus 65 años. Objetos que durante la infancia no pudo tener, otros que sí y recuperó, lecturas, cuadros, películas que se proyectaron en el cine, afiches. Este espacio se llama Café Las palabras, porque, cuenta, es un lugar para el encuentro y la conversación. “Para mí la palabra es el más lindo don que Dios nos ha dado”, afirma Valdés.

Si bien no fue fácil concretar la entrevista, finalmente el amigo del Papa aceptó. La conversación duró más de una hora, y el entrevistado, que se destaca por la elocuencia y la abundancia en los detalles, estuvo muy predispuesto para responder sobre todos los temas.

Fiel a sus ideales y postura política, acerca de su relación con Alberto Fernández, aseguró: “Nadie puede decir que él no trabaja. Se puede equivocar, pero está encima de su responsabilidad todo el tiempo”. Y, además, dijo estar orgulloso de Cristina Kirchner, por su gestión, sus ideales y por cómo se presentó a todas las indagatorias durante el gobierno de Mauricio Macri.

Sobre su polémica vacunación, confesó: “La verdad es que, de mi vida política, es una de las sorpresas y dolores más profundos que tengo, no tenga ninguna duda”.

—¿En qué momento de su vida se encuentra?

—Bueno, he asumido como diputado nacional hace un año. Trato de cumplir con lo que debe ser la representación. Estoy escribiendo un libro, de esos libros que nunca imaginé que iba a escribir, sobre lo que es el espionaje ilegal. Porque a partir de que me tocó sufrirlo, creo que nadie merece ser espiado. Siento que a esta altura de mi vida hay un aporte que yo tengo que hacer a la institucionalidad de mi país, que es pelear contra esa situación que es muy desigual. Y mientras tanto, estoy trabajando en lo que corresponde, que es en la Cámara de Diputados: soy presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores. Trato de cumplir dignamente la misión encomendada. Y a su vez, en todo lo que pueda, ayudar al espacio político al que pertenezco, el Frente de Todos, tanto al presidente Alberto Fernández como a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.

—¿Qué extraña del Vaticano; y cómo ve al Papa hoy?

—Si algo le va a quedar a Francisco después de que él ya no sea más papa es ser el sumo de los pontífices. Es decir, el mayor constructor de puentes y destructor de muros. Yo practico las relaciones internacionales mirando desde ese lugar, desde cómo construimos un puente cuando hay un conflicto y nunca un muro. Eso es lo importante. En los países de la región, donde uno ve conflictos, uno no debe fomentar la división, debe tratar de ver cómo encuentra el diálogo entre los sectores que están enfrentados. Y eso es lo que más aprendí de ese tiempo Vaticano, y lo extraño.

—¿Por qué cree que todavía no visita la Argentina?

—La verdad que no lo sé. Yo hago todo lo posible para que eso se concrete. Y bueno, debemos estar todos con la actitud para que pueda ser. Yo no hablo ya mucho de eso, porque parece que soy mufa, porque cada vez que hablo no se concreta.

—¿No viene por una cuestión política?

—Al Papa no le gusta que lo pongan en la grieta. El Papa es prenda de unidad, no prenda de división. Y hay algunos sectores que lo ponen en la grieta, y yo creo que eso es... Cuando eso ya no suceda será el momento en que él pueda venir y quiera venir. Pero mientras tanto, ayuda todo el tiempo a la Argentina. Yo siento que aunque no haya venido físicamente, siempre está presente.

—¿Cómo ve la gestión del Gobierno?

—Los peronistas somos gente de acción, y si en algo estamos doctorados es en que cuando gobernamos generamos trabajo, protegemos el derecho al trabajo, nos gusta el mundo del pleno empleo, por lo tanto de plena producción. En eso somos probados. Y siento que íbamos camino a eso, y a los tres meses vino una pandemia: asumimos el 10 de diciembre, y creo que el 19 de marzo del año 2020, a tres meses de asumir, tuvo que decretarse una emergencia sanitaria y empezar a construir una sociedad. Ningún dirigente en el mundo, político ni sanitario ni científico, puede decir que estaba acostumbrado a vivir en una sociedad que está inserta en una pandemia global. Creo que este momento de la humanidad es un momento inédito. Y esto va generando en la Argentina, y en el mundo, una angustia, porque la gente tiene incertidumbre sobre su salud, incertidumbre por su vida laboral, incertidumbre sobre qué va a pasar en el futuro. Esto pasa en la Argentina y pasa en Chile, pasa en Colombia, pasa en Cuba, pasa en Venezuela, pasa en todo el mundo.

Siento que nosotros hemos obrado como correspondía, de acuerdo con nuestros valores. O sea, te puede salir bien, regular o medio, o mal. Pero creo que preservar la vida, tratar desesperadamente de salir a buscar las vacunas, haya donde haya, y no hacer una geopolítica de la vacuna, porque no lo hicimos, porque nos ideologizaron la vacuna rusa, la Sputnik V. Pero resulta que nos tendrían que haber denominado como monárquicos, porque lo primero que conseguimos fue la vacuna AstraZeneca, de Oxford. Entonces, ¿qué somos? ¿monárquicos? Y eso no lo dijeron porque no cabía, pero por ahí quedaba mejor ser monárquicos que rusos. Sin embargo, conseguimos vacunas chinas, ¿y seríamos, también, del eje del mal? Y cuando pudimos conseguir, a pesar de todo lo que nos dicen… llegaron vacunas norteamericanas donadas al único país que le han donado, hasta hoy, vacunas Moderna.

—¿Por qué no tenemos la Pfizer?

—No lo sé, habría que preguntarle a Pfizer. Porque un país que le da el Hospital Militar entero, le pone a disposición todas las personas que requieren para hacer las pruebas de fase 1, de fase 2, de fase 3, se supone que le abrió las puertas como no le abrió otro país para poder tener acceso a esa vacuna… No sé por qué el laboratorio después no quiso firmar el contrato con nosotros. Creo que está en deuda Pfizer con la Argentina, y no la Argentina con Pfizer.

—Hablando de vacunas, no puedo eludir el tema, usted fue señalado como uno de los vacunados VIP, ¿cómo fue?

—Nosotros viajábamos a México invitados por el Presidente de la Nación. Invitados sumamos una delegación de trabajo. Porque iba a haber, en el viaje a México, trabajo parlamentario, y tanto el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, Jorge Taiana, como yo, como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, fuimos sumados a la delegación. Cuando nos plantearon en ese momento la invitación, la Ciudad de México era la que tenía mayor cantidad de contagios, y nos plantearon que debíamos vacunarnos en el Hospital Posadas. Fuimos a las once de la mañana de un día jueves, no me olvido de esas horas, y lo digo porque las viví, después, con mucha angustia… Yo trabajo teniendo el cuerpo limpio. Si mi cuerpo…, si yo hago una macana y ensucio mi cuerpo, no tengo credibilidad en las cosas en las que yo trabajo, y si me meto en temas como los que planteaba al principio, tengo que tener una conducta que me avale. Entonces esto fue un gran dolor, porque cuando fuimos al Posadas, nos plantearon que nuestras dosis habían ido a un vacunatorio que había en el Ministerio de Salud. Y nosotros fuimos, y nunca nos dijeron que era un vacunatorio ilegal. Y entramos por la puerta: están las cámaras que lo confirman. Entramos por las puertas por las que entra el personal, tomamos el ascensor que toma el personal. Fuimos a un lugar donde había cuatro personas con guardapolvo blanco, uno decía que era director del Hospital Posadas, se nos presentaron. Estuvimos dos minutos, que es lo que dura la colocación de la vacuna, más estuvimos en el postvacuna, siete minutos, diez minutos, y nos fuimos. Y al otro día aparece toda una comunicación sobre que ese lugar no era un vacunatorio legal. La verdad es que yo no sé qué es legal o qué es ilegal si a vos te vacunan en la cancha de River, en el Luna Park. Me parece que el lugar donde a nosotros nos vacunaron se correspondía más con un vacunatorio tradicional que donde hoy se vacuna por la emergencia, y que no está mal. Pero, digo, era más vacunatorio ese lugar que el Luna Park, que la cancha de River, que el Centro Cultural Recoleta, que son lugares que hoy se están usando [con ese fin]. Así que con motivo de que esa vacuna tuvo el cuestionamiento que tuvo, yo decidí, yo, Eduardo Valdés, que no me iba a dar la dosis 2 de la Sputnik hasta tanto no hubiera para todos. Porque lo único a lo que yo no aspiré nunca fue a robarle la vacuna a un ciudadano. Yo hice lo que creí que tenía que hacer.

—Si su vacunación no fue ilegal, ¿por qué el Presidente o la comisión del Gobierno lo hicieron bajar del avión que iba a México?

—No solo hizo eso, sino que al día siguiente, en México, brindó una conferencia de prensa en la que dijo que nosotros, Taiana y yo, debíamos estar ahí, al lado, con él. No pregunté cuando me bajaron, tampoco cuando me pidieron perdón. La verdad que fue, de la vida política, uno de los dolores y sorpresas más profundos que yo tuve, no tenga ninguna duda. Me pareció injusto cuando tomaron la decisión.

—¿Quién y cómo le dijeron que no viajaba a México?

—No, no, peor, me enteré por la radio.

—¿Qué fue lo primero que se le vino a la cabeza?

—Yo pensé que era broma. Y después fue verdad.

—¿Cómo es su relación hoy con el Presidente?

—Independientemente de cualquier situación personal, yo soy peronista, tengo identidad política. No me da lo mismo que al presidente Alberto Fernández le vaya mal en su gobierno a que le vaya bien. Entonces trabajo todos los días para que le vaya muy bien en su gobierno. No importa la cuestión individual de uno, no importa eso. Importa el trabajo, y hago todo lo que puedo para que este Gobierno sea el mejor gobierno de todos los tiempos.

—¿Ve a Alberto Fernández en una posible reelección?

—Debería… Habiendo reelección en este país, si no hay un presidente competitivo, tampoco hay un suplente competitivo. O sea, si yo creo que yo tengo que modificar el candidato a presidente que tendría derecho a la reelección porque con él no ganaría la elección me parece que con el que ponga en su lugar tampoco ganaría la elección, porque lo que se plebiscita en alguien que gobierna es la gestión que tuvo en los cuatro años anteriores. Me parece. Entonces, creo que en principio quien es presidente tendría que estar en actitud electoral para reelegir.

Como frentetodista que soy, debo decirte que no hay posibilidad de un triunfo en 2023 si quien gobernó la Argentina los últimos cuatro años no es competitivo. Por lo tanto, yo creo que sí, que efectivamente Alberto Fernández debería ser reelecto si hay oportunidad para el Frente de Todos de ganar. Porque no veo ninguna posibilidad de triunfo si se cambia al presidente.

—¿Cómo lo ve físicamente?

—(Risas.) Cansado. Trabaja mucho. Pero yo prefiero este presidente, así, con esa cara de agotado, a que se vaya a las siete de la tarde a ver Netflix. A mí una de las cosas de Fernández que me gusta es que no es un producto del marketing, es tal cual es. Tiene ansiedad y come, pero está todo el día trabajando. No le pueden decir que no trabaja. Y a mí me parece bien. Fuera de su compulsividad en Twitter, creo que nadie puede decir que él no es un presidente que trabaja. Se puede equivocar, pero está encima de su responsabilidad todo el tiempo.

—¿Cuál cree que fue su mayor error?

—Yo no sé si lo debería decir en público. No corresponde. Soy oficialista. Permitime que si lo diga en el lugar que corresponde. Y mirá que no soy de callarme la boca. Pero no corresponde. Porque después queda en un titular, y yo ya lo he manifestado y lo manifiesto permanentemente. Soy de los que lo transmite cuando no comparto algo que deba realizarse. No soy de callarme.

—¿Cómo la ve a Cristina Kirchner como vicepresidenta?

—Yo siento un gran orgullo por Cristina Fernández de Kirchner. Es una persona que nos traspasa. Por algo cuando Cristina habla lo que viene después no es normal. Entonces, me parece que durante el último tiempo que la hemos escuchado, ha dado mucho orgullo, porque logró lo único que nosotros pedíamos en la Justicia, que es que nos dejaran exponer, que nos dejaran clamar nuestra verdad, y que encima fuera una verdad televisada, no una verdad a cuarto oscuro, a escondidas. Lo que antes no nos permitían. Y qué diferencia. Las personas que tuvieron que ir a rendir cuentas a la Justicia, que eran del Frente para la Victoria, todas han ido y se han presentado; y con el procedimiento de Irurzun, que para mí es un procedimiento antiderecho, y con los procedimientos del Código de Procedimientos nuevo. O sea, siempre hemos actuado de acuerdo con el derecho. En cambio, el primero que fue convocado por la Justicia, que se llamó Pepín Rodríguez Simón, fue el armador de las causas judiciales de estas que estamos hablando, pero se fugó. Son conductas distintas. O sea, nosotros los peronistas siempre hemos estado del lado del derecho, y lo único que queremos es un juicio justo. No queremos indultos, no queremos nada de eso. Queremos un juicio justo. Sentimos que hemos sido perseguidos injustamente, y en el caso de Cristina Fernández de Kirchner, debo decir que ella, su hija, su hijo, su madre, todos fueron denunciados judicialmente por cosas aberrantes.

La mamá de Cristina murió sin poder ver que era inocente de la denuncia que le habían inventado. Esas cosas son las cosas más dolorosas de la política. Y cuando vos ves la dignidad con la cual atraviesa quien lidera y quien conduce... Tengo pocas cosas que yo me guardaría en mi biografía, pero hay una sola cosa que a mí me genera más orgullo que todas las demás, haber acompañado a Cristina a las audiencias judiciales en épocas del macrismo, cuando el juez Bonadío la citó a ocho indagatorias en un mismo día. Eso que me parece que se va a estudiar en los anales del derecho del mundo: ¿cómo puede ser que un juez cite a una persona a ocho indagatorias en un mismo día, que coincide con el día de cumpleaños de su marido muerto. Eso es plasmar el odio y la persecución en un solo acto —convocarla ese día, el 25 de febrero de 2019.

—¿Es creíble que el presidente desconozca lo que pasa en Cuba?

—No, no..., a ver, lo que creo es que lo que Alberto dijo en ese momento fue porque le preguntaron en el mismo momento en que estaban sucediendo los acontecimientos. Uno tiene que ser responsable cuando es un jefe de Estado para opinar. Sinceramente a mí me sorprende que preocupe más lo que pasó un domingo en Cuba que lo que sucedió en la comunidad internacional 48 horas antes de que pasara eso, cuando 184 países contra 2 votaron en la Asamblea General de Naciones Unidas, que es la comunidad internacional donde vivimos, que se termine con el bloqueo en Cuba. 184 países contra 2, Estados Unidos e Israel.

—¿Hay democracia en Cuba?

—Pero qué es la democracia… perdón, perdón. Había democracia también en Bolivia cuando fue el golpe. Había democracia. Y sin embargo, esa comunidad internacional que hoy dice “fuera Cuba” es la que avaló lo que sucedió en Bolivia. Entonces nosotros, que somos portadores de un encuentro y una solución en Bolivia, por qué no podemos ser también, con ese mismo método, los que ayudemos a que en Cuba se resuelva el tema. No es blanco o negro, ese es el tema. Porque el blanco o negro favorece siempre a los que dijeron “fuera Evo Morales”. Yo no comparto el blanco o negro, porque creo encontrar en el diálogo entre los sectores la solución siempre. Y a veces es más gris que blanco o que negro. Honestamente es mi visión, y creo profundamente en eso.

Para finalizar, se le propuso una rueda de preguntas sobre diferentes referentes de la política y que cuente su mayor deseo en lo profesional .

—Máximo Kirchner.

—Gran respeto y futuro.

—Axel Kicillof.

—Futuro y respeto, también.

—Sergio Massa.

—Una revelación, para mí, positiva. Una revelación positiva.

—Alberto Fernández.

—Alberto…, ojalá que sea el mejor presidente de los argentinos.

—Cristina Kirchner.

—Es la persona que nos atravesó en nuestra historia, en nuestra militancia. Porque me tocó compartir su presidencia, su post presidencia, digamos, es la que nos marcó más en la política.

—Horacio Rodríguez Larreta.

—Ojalá sea él, y también le reclamo a Rodríguez Larreta que vaya a fondo con el espionaje ilegal. Él fue víctima.

—Diego Santilli.

—También fue víctima del espionaje ilegal. Disculpame que te reitere, pero es una cosa importante. Que vayan a fondo. Que no lo dejen pasar.

—Mauricio Macri.

—El hombre que tuvo que recurrir a las peores prácticas para llegar al poder. Lo cuenta su hermano Mariano, destruyó a su familia y su empresa, y también destruyó al país, con la misma metodología.

—Patricia Bullrich.

—Fue una persona que tuvimos muy cercana en el peronismo, es de mi generación, vivimos en la misma ciudad, y me sorprende. Me sorprende este cambio. Yo he visto a Patricia en Montevideo interceptar una nave para defender Malvinas y después decir en un programa de televisión que entreguemos Malvinas para pagar a Pfizer. Me sorprende.

—Florencio Randazzo.

—Nunca tuve relación con él. No comparto sus disidencias. Creo que un compañero, te lo dije antes cuando me hablabas de otro tema, debe estar dentro del espacio político le vaya bien o le vaya mal, porque la identidad de las ideas, mejor dicho, no sé, se visualizan en espacios de poder concretos, en espacios políticos concretos, y no comparto esto de cada elección ir por fuera so pretexto de algo que pasó en 2015 y que ya pasó.

—Santiago Cafiero.

—Una gran realidad, promesa realidad. Creo que tiene un gran futuro político.

—Facundo Manes.

—Dicen que es un buen neurocientífico. ¿Le servirá? No sé por qué tiene que ir a la política. No lo entiendo. Yo he hablado alguna vez con él.

—El Ministerio que funciona.

—(Risas). El Ministerio del Interior funciona. El Ministerio de Obras Públicas funciona. El Ministerio de Vivienda funciona. El Ministerio de Relaciones Exteriores, que es el que me toca a mí, yo creo que funciona.

— ¿Su mayor deseo?.

—Si vos me decís para qué yo me quiero dedicar a ser diputado nacional es para poder dedicarme a poder estar al lado de las personas, a construir una vida más digna para las personas con discapacidad. Creo que es un sector de la población muy grande en la Argentina, el 10% de la población argentina son personas con discapacidades; estamos hablando de 4,5 millones de personas, más su grupo familiar. La angustia de esos papás de personas con necesidades especiales que se preguntan “qué va a ser de mi hijo el día que yo no esté”. Una persona con discapacidad tiene que tener derecho no solo a los medicamentos, sino, también, a la educación; si es posible el acceso a un oficio, que pueda autovalerse. Esa es la clave. La clave es el autovalimiento, y entonces ese papá podrá estar tranquilo para su muerte, se quedará tranquilo sobre cómo seguirá la vida de su hijo. Eso yo lo siento. Yo me denomino “psicoconsorte”, porque tengo al lado mío a la madre de mis hijos que se dedicó toda la vida a trabajar con niños con necesidades especiales y que dirige una escuela que ella misma fundó. Por eso escuché siempre la angustia de esos papás, y cuando uno tiene la posibilidad de estar en el poder de resolver con leyes ese mundo, esa es mi representación principal, y a eso me quiero dedicar en estos tres años de mandato. Hemos propuesto la creación de una Defensoría de las Personas con Discapacidad que se plantee desde el “¿por qué?”, porque es una voz que no existe.

* Para www.infobae.com

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