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Plan "dólar bajo control": marca a presión del Gobierno para acelerar la entrada de divisas y evitar la salida

ECONOMÍA 03/08/2021 Claudio Zlotnik*
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Los casos son verídicos: una empresa mediana, exportadora de indumentaria, había hecho una venta a Brasil. Un total de u$s1.000.000. Al momento de cobrar dejó esos dólares en una cuenta bancaria en el exterior y no la ingresó al país.

Otra empresa, en este caso una consultora, que hizo una factura "E" por u$s40.000 por un servicio vendido a un cliente en los Estados Unidos. El empresario tampoco había ingresado las divisas al país, aunque ya le hubiese correspondido y tenía los tiempos legales vencidos.

En uno y otro caso, cuentan los empresarios a iProfesional, recibieron llamados desde despachos oficiales para apurar la liquidación de las divisas cobradas. Por obvias razones se consignan los casos sin mención de nombres propios.

Pero en los círculos empresariales se empezaron a escuchar casos parecidos, a tal punto que hay compañías que plantearon consultas a sus cámaras para recibir asesoramiento legal.

Historias similares se relatan desde algunos bancos de primera línea, ante consultas de iProfesional. Una "marca a presión" por parte del Gobierno para que los exportadores traigan los billetes verdes al país en tiempo y forma.

En algunos casos las demandas incluyen advertencias sobre la posible apertura de expedientes o de no pagos de los reintegros a las exportaciones.

Los funcionarios también están atentos a algunas prácticas ilegales: hay empresas que pasan sus facturas a fideicomisos, con el objetivo de cobrar en el extranjero y dejar los fondos en cuentas del exterior.

Los exportadores, según el sector al que pertenezcan, están obligados a ingresar las divisas entre 15 y 180 días. Una vez cobrada la venta disponen de cinco días hábiles para liquidar los dólares en la ventanilla del Banco Central.

Las oficinas de comercio exterior de bancos de primera línea son testigos privilegiados de la escasez de dólares que tiene la Argentina. Y de las maniobras que intentan las empresas exportadoras para demorar la entrada de esas divisas. "Las empresas van trayendo los dólares de a poco, lo mínimo para funcionar. Nosotros les trasladamos la inquietud que a su vez nos plantean desde el Banco Central", comenta a iProfesional el directivo de un banco líder del sistema financiero.

La Comisión Nacional de Valores (CNV) no es ajena a la situación: los contactos con las Alyc (ex casas de Bolsa) son permanentes y se monitorea de cerca que las empresas exportadoras no entren los dólares a través de los mercados "alternativos" (CCL y MEP).

"Hay un trabajo de inteligencia muy sofisticado entre el Banco Central, la CNV y la AFIP. Hacen un permanente cruce de información para que no se escapen los dólares que deben entrar al país", apunta otro financista de renombre en la City porteña.

Las tensiones con los exportadores se dan en un contexto que empezó a complicarse la última semana.

Al Banco Central, que venía cómodo comprando divisas a diario, se le dio vuelta la mano en las últimas jornadas: entre el martes y el viernes últimos (cuatro jornadas) se vio obligado a vender unos u$s315 millones en el mercado "oficial" para evitar un salto del tipo de cambio.

El balance del mes terminó positivo en unos u$s740 millones pero hasta la última semana, el BCRA había adquirido más de u$s1.000 millones.

Los registros negativos de la última semana podrían marcar la tendencia de lo que viene. Y de ahí la preocupación de las autoridades para que ingresen las divisas de los exportadores.

Las cerealeras tuvieron un julio muy relevante: las liquidaciones treparon a unos u$s3.500 millones, un 45% superior a los u$s2.400 millones que se vendieron, en promedio, durante los meses de julio de los años 2014 a 2019, según destacó el economista Fernando Marull, en base a los datos de CIARA, la cámara exportadora de la industria aceitera.

Para explicar las ventas de las últimas jornadas, desde el Banco Central explicaron que hubo una decisión de otorgarles los dólares a los importadores, en un momento en que esas compañías vienen demandando insumos en el extranjero.

Un funcionario del equipo económico lo resume: "Queremos poner todo el combustible para que arranque la economía y eso demanda dólares. Pasamos de u$s4.500 millones a u$s 5.900 millones de importaciones".

Durante julio, el Banco Central reforzó los controles sobre los mercados "alternativos" del dólar, y de esa manera logró un menor esfuerzo (menos ventas de divisas) para contener al "contado con liqui" y al "MEP".

De acuerdo a datos de distintas consultoras que testean el mercado, el mercado del CCL/MEP, que obligaba a intervenciones de u$s25 millones diarios antes de las últimas medidas, ahora requiere una intervención nunca superior a los u$s15 millones por parte del Banco Central, siempre hablando a través de la compra-venta de bonos.

Sin embargo, lo que se evidenció en las últimas dos semanas es un incremento del volumen de operaciones en el denominado "SENEBI" (negociación bilateral entre dos operadores privados, en donde no participa el Banco Central).

Allí, el volumen operado pasó de unos u$s10 millones diarios en promedio antes de las medidas a unos u$s60 millones diarios ahora.

Por una cuestión típica de estacionalidad, el arranque del segundo semestre marca un cambio de tendencia en el mercado cambiario.

Disminuirán notablemente las liquidaciones de las cerealeras y las divisas ya no fluirán asiduamente hacia el Banco Central. Todo un desafío para una administración que, antes de tiempo, sufre por la ola dolarizadora y la presión en el mercado cambiario.

Cambio de tendencia clave

Por lo pronto, la semana que pasó marcó un cambio de tendencia clave: las reservas netas del Banco Central -que vienen creciendo gracias a la cosecha de soja y los buenos precios- podrían tener el primer traspié en semanas.

El último miércoles, el Gobierno tuvo que pagar la primera cuota del plan de pagos acordado con el Club de París.

Unos u$s230 millones que se giraron y que forman parte del precio por no haber acordado aún con el Fondo Monetario, la condición impuesta por los países europeos para postergar el vencimiento de la deuda (por u$s2.300 millones).

Por delante viene el vencimiento de u$s1.900 millones con el FMI, durante septiembre, que será costeado con parte de los DEGs -en total u$s4.400 millones- que envíe el propio organismo como parte de su propia capitalización.

El Gobierno tiene que definir si, como se cree, firmará un acuerdo con el Fondo Monetario apenas pasen las elecciones de noviembre, con el objetivo de "ahorrarse" el pago de otros u$s1.900 millones en diciembre.

Antes de eso, no obstante, se vienen otros desafíos: el principal será mantener la paz cambiaria. No sólo en el mercado "oficial" sino también en los "alternativos".

* Para www.iprofesional.com

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