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La historia del club que puede perder su cancha por una patada de hace 36 años

JUDICIALES 21/08/2021 Juan Manuel MANNARINO
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Nunca nadie lo hubiera imaginado. El principio del fin había sido una patada, de esas que abundan en los partidos de la Liga Amateur Platense, partidos por lo general trabados, disputados, de piernas fuertes y espacios cerrados.

Hace un mes un llamado alteró la rutina de Luis Pérez, presidente de Unidos de Olmos, un club de la periferia de La Plata. Entonces la patada volvió al centro de la escena, 36 años después, y se convirtió en algo excepcional. Dejó de ser una patada como cualquier otra que había terminado en la lesión de un jugador.


El hecho tiene ribetes propios de un cuento de Eduardo Sacheri o de Osvaldo Soriano. Y recuerda a la película “Luna de Avellaneda”, donde se cuenta la vida y suerte de un club de barrio en un momento de profunda crisis por el no pago de una deuda contraída.


Así lo explica el presidente de Unidos de Olmos: “El hijo del jugador perjudicado por aquella patada me llamó y me planteó una reunión. No entendía nada. Luego investigamos y supimos que había sido un partido disputado en 1985 entre Unidos de Olmos y Círculo Cultural Tolosano. Según lo que averiguamos, fue un juego normal donde hubo un accidente”.

Y continúa: “Un jugador de nuestro equipo le dio una patada a uno de Tolosano y eso derivó en una posterior quebradura. Al hombre le pusieron un yeso, al mes se lo sacaron y descubrieron que la pierna se le había infectado. Entonces se la tuvieron que amputar. Hubo mala praxis, pero el hombre le hace juicio al jugador que le pegó, a Unidos de Olmos y a la Liga Amateur Platense. El único damnificado es Unidos de Olmos. Y ahora el hijo me llama y me anoticia del juicio. Cuando me siento con él, me pide cinco millones de pesos para empezar a negociar. Le digo que es imposible para nosotros cubrir ese costo e interviene nuestro abogado. El club vive al día, cobramos una cuota social de 400 pesos y la pandemia nos mató”.

En Olmos, localidad que integra el cordón frutihortícola de la región, no es la única institución: a pocas cuadras está Peñarol, su clásico. Ubicado en las calles 43 y 184, rodeado de casas bajas y precarias, el Centro Vecinal Unidos de Olmos, fundado en 1939, cumple 82 años. El brillo antiguo de su edificación, con los colores azul y rojo pintados en las paredes, ocupa media manzana y sugiere un pasado de gloria que tiene como principal ídolo a Lucas Lobos, que pasó directamente de jugar en la Liga Amateur a Gimnasia y Esgrima La Plata donde al poco tiempo se convirtió en figura del equipo con sus gambetas y habilidad acunadas en su club de barrio.
Si Unidos de Olmos ahora no paga el juicio por aquella patada de 1985, su predio irá a remate judicial. La decisión es irreversible.

“Las ilusiones de cientos de chicos que concurren al club siguen intactas y en estos tiempos lo transformaron en un lugar de contención. Es insólito que estemos pagando las consecuencias de algo que es parte de otro tiempo”, acota Luis Pérez. En las últimas semanas, al menos, pudieron acceder al expediente y a partir de allí se abrió otro frente de negociación. La familia del jugador demandante bajó sus pretensiones a la mitad del monto inicial. Pero la cifra aún es inalcanzable para las arcas del club.

“No queda otra que pagar. Si no se ejecutaría el predio, que incluye cuatro terrenos. Es la cancha histórica del club donde practican todas las categorías, de infantiles a la Senior, tanto fútbol masculino como femenino, y por donde semanalmente pasan alrededor de 800 chicos”.

En la institución organizaron un bono contribución de 300 pesos para recaudar fondos: allí se rifa un viaje a Mar del Plata para septiembre. A la hora de reconstruir el episodio, a Luis Pérez lo sobresalta un desconcierto. El infortunio, dice, llegó invariablemente. “No tenemos otra opción asumir los costos -cuenta, apesadumbrado-.

Estoy hace seis años en el club y no tenía idea de esto. Es muy difícil que a un club lo rematen por una infracción ocurrida en un partido de fútbol que concluyó en una severa fractura y su posterior infección, pero la mala praxis hoy no se puede demostrar. Supimos que la abogada que estaba anteriormente en nuestro club no contestó ninguna notificación, en todos estos años llegaban las cartas pero como nunca se contestaron, al club lo declararon en rebeldía. Ahora puse un abogado conocido mío y esperamos evitar el remate”.

Todas las partes fueron absueltas, pero el club Unidos de Olmos no ejerció su derecho en tiempo y forma, por lo que terminó perdiendo el juicio por daños. Es otro aspecto insólito del caso.

No se registra un antecedente judicial de tal calibre en la Liga Amateur Platense. Gabriel “Colo” López, uno de los periodistas especializados en la liga, no sale de su asombro. “No recuerdo que por una situación judicial se haya generado tanto escándalo. Me da tristeza que los clubes barriales sea n noticia en la desgracia y no en la plenitud que despliegan día a día, y del deporte no le recuerdan ni el cumpleaños”, enfatiza.


Era una tarde de agosto de 1985. El año anterior Unidos de Olmos se había consagrado campeón la Liga Amateur Platense y se enfrentaba de local, como candidato, a Círculo Cultural Tolosano. Las hinchadas estaban al rojo vivo en una jornada lluviosa, con la cancha resbalosa, ideal para el tiro a media distancia y peligroso para el juego brusco. Los espectadores jamás hubieran sospechado, sin embargo, que una patada iría a cambiar el curso de la historia de un club.

Según los dichos de testigos se jugaban los últimos minutos del primer tiempo cuando Eduardo Montero, de Tolosano, encaró con la pelota dominada y entonces recibió un foul de José Gutiérrez, jugador de Olmos. Una vecina histórica del club, llamada Liliana Guadarrama, es de las únicas que recuerda el ruido que hizo el hueso cuando se quebró. Al parecer, estaba como concurrente cerca del campo de juego. Gutiérrez recibió la tarjeta roja por su desmesurada violencia.

De inmediato, Montero fue llevado al hospital con una fractura expuesta de tibia y peroné en su pierna derecha, una de las peores lesiones para un futbolista. “La fatalidad del destino hizo que apenas diez días después del accidente y por una complicación vascular originada en aquella lesión deportiva, debió ser amputado ‘diez centímetros debajo de la rótula’”, escribe la periodista Constanza Bengochea, que reconstruyó el hecho.


Hoy nadie recuerda el resultado del partido como tampoco a sus protagonistas. A Gutiérrez le dieron diez fechas de suspensión. A raíz de la pérdida de su pierna y el deterioro de su calidad de vida –de acuerdo a lo que constató en su demanda-, Montero inició un juicio por daños y perjuicios contra la Liga Amateur Platense de Fútbol, el Centro Vecinal Unidos de Olmos y el autor de la falta, José Gutiérrez. Después de años de demora, la justicia platense dictó sentencia para rematar cuatro lotes del predio, los que corresponden al campo de juego de Unidos de Olmos.

“Sabemos que el momento es complicado pero necesitamos la colaboración de todos para poder recaudar y afrontar la conciliación necesaria con el demandante”, reza la parte de un comunicado que el club hizo público en sus redes sociales, donde también se informa que abrieron una cuenta para recibir donaciones. En la institución saben que juntar el dinero no es una labor sencilla y estudian sumar otras alternativas, como organizar partidos a beneficio con estrellas locales y sortear camisetas firmadas por jugadores de Estudiantes y Gimnasia.


Hoy el club, sin ninguna ayuda del Estado, sobrevive con las cuotas mensuales -que suelen pagar sólo un diez por ciento de sus socios-, del esfuerzo que hacen los quince miembros de la comisión directiva y de lo que recaudan con el alquiler de la cancha de futbol cinco. Unidos de Olmos, además de ser un referente deportivo de la zona, tiene una labor social insustituible, desde el armado de donaciones a ollas populares con las familias más vulnerables del barrio.

El tiempo apremia. Al club la justicia le inició una cuenta regresiva. Pese a su optimismo en revertir la situación, el presidente Luis Pérez hace una especulación. “El remate sería muy dañino. Si bien el valor de mercado de las parcelas es elevado, el remate se inicia con el valor fiscal que está muy por debajo. Y si en la venta no se llegara a reunir el monto estimado, rematarían otros bienes del club”.

Al autor de la patada, nunca más lo vieron por el barrio. No se sabe qué ha sido de su vida. Sobre el jugador lesionado sólo se sabe a través de las acciones judiciales que comanda su hijo, que prefiere no hablar con la prensa.

Fuente: Infobae

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