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Campaña con la gente en otra frecuencia: Voto en blanco puede ser sorpresa

POLÍTICA 05/09/2021 Agencia de Noticias del Interior
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En un contexto de campaña en donde la ciudadanía se mostró en otra frecuencia, con problemas que no son los que los políticos creen que la gente tiene y sin repuestas por parte de los candidatos, el voto en blanco puede ser la gran sorpresa de las elecciones del próximo domingo.

Mientras en la calle las preocupaciones giran en torno a la economía y la inseguridad, los partidos y alianzas cierran una campaña atípica para las Paso, atravesada por la pandemia y en la que —coinciden los especialistas— la política y la sociedad estuvieron en varios tramos en frecuencias diferentes.
Oficialistas y opositores tuvieron que salir a buscar el voto en un contexto poco receptivo. De acuerdo al último informe de la consultora Escenarios, dirigida por los politólogos Pablo Touzon y Federico Zapata, ante la pregunta de cómo describiría su estado de ánimo promedio en el segundo año de la pandemia, el 29,8% respondió bronca, el 28,1% cansancio y el 18,5% tristeza.
Eso se combina con un estado generalizado de malestar sobre la situación del país —el 55,8% dijo estar muy insatisfecho y 22,7% insatisfecho— y pesimismo: 62,5% cree que en un año su situación personal será peor.

En este marco, no fue sencillo para nadie hacer campaña. Para el politólogo Mario Riorda, presidente de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales (Alice), con el correr de las semanas el Frente de Todos y Juntos por el Cambio recalibraron su discurso.

“El oficialismo inició una campaña muy centrada en la idea de pospandemia, asociada a la idea de reconstrucción, pero se fue mezclando con el eje económico, sobre todo con un tono acusatorio respecto a la deuda de Macri. Además, la estrategia fue conmovida por el escándalo que desató lo que sucedió el año pasado en Olivos”, analiza.

En el principal espacio opositor, considera el también director de la maestría de Comunicación Política de la Universidad Austral, el debate se centró en las diferencias internas, sobre todo en Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. “Cada espacio buscó mostrarse como el más radicalizado o el más fuerte para pararse frente al kirchnerismo”, indica.

El director de la consultora Synopsis, Lucas Romero, advierte que la agenda de la campaña y la de la sociedad estuvieron en frecuencias distintas. “Esta fue una campaña dirigida por publicistas que no tuvieron la capacidad de ser sensibles al contexto social, económico y sanitario que atraviesa el país”, dispara.

“Cuando uno miraba los indicadores de opinión pública se veía claramente que la economía es la principal preocupación y no fue la economía la que acaparó gran parte del contenido”, señala.

Para Romero la explicación es simple: por el presente y el pasado reciente, ni el oficialismo ni la oposición gozan de autoridad para hablar al electorado sobre cómo sacar al país de la crisis.

En Santa Fe —uno de los distritos más atractivos por lo que hay en juego y la competencia interna en las tres principales coaliciones— los especialistas tienen una mirada similar.

“Al principio notamos una campaña alejada de las principales problemáticas alejadas de las principales problemáticas que aquejan a los rosarinos y a los santafesinos, y luego fueron apareciendo las declaraciones sobre los temas más que las propuestas concretas, sobre todo en el tema inseguridad”, plantea el politólogo Martín Ostolaza, director de la consultora Innova.

“Tal vez falten iniciativas con algún grado de originalidad para afrontar y resolver los principales problemas de la ciudad y la provincia”, desliza.

Sin novedades
En este marco, pese a los avances técnicos y las restricciones que impuso la situación sanitaria —por ejemplo, para hacer actos masivos— no parecen asomar grandes innovaciones en las formas de hacer campaña.

El politólogo Guillermo Variego, también director de Innova, observa que los espacios asumieron más riesgos en la propuesta publicitaria. “La política interpretó que la sociedad estaba más desafectada de lo habitual para estas Paso y apeló a acciones comunicacionales provocadoras o con afán de originalidad y mayor impacto con el objetivo de captar algo de atención”, analiza.

Romero destaca un dispositivo audiovisual que viene ganando terreno: los cortos ficcionados en los que actores o candidatos —como Florencio Randazzo— intentan transmitir con mayor claridad su mensaje.

 


Para la politóloga Lourdes Lodi, directora del Observatorio Electoral de la UNR, más allá de los vivos de Instagram y el uso de hashtags en Twitter, las mayores ganancias políticas están en el mundo analógico. “La verdadera campaña pasa por la capacidad de acercarse al territorio y acercar propuestas en el cara a cara. En este contexto, esta estrategia de cercanía va a ser más redituable que las grandes inversiones en términos mediáticos”, afirma.

Más crítico, Riorda observa una involución. “La mayor novedad ha sido el montaje discursivo muy estigmatizante para el otro y la otra; es una otredad puesta para ser humillada, dañada defenestrada, e incluso en el caso de los libertarios insultada”, cuestiona. Y agrega: “Las campañas se montan a modo de clivaje, en blanco o negro, sin posturas moderadas. Se montan desde una lógica emocional, desde la más pura sentimentalidad”.

Peso relativo
Sin embargo, la influencia de la campaña no debería exagerarse, coinciden quienes auscultan minuto a minuto la opinión pública.

“La campaña no produce ni explica el gran porcentaje del comportamiento electoral, pero sí ayuda a terminar de darle la forma final, que puede ser decisiva en una elección muy competitiva”, indica Romero.

En este sentido, Ostolaza resalta los dilemas que atraviesan a los candidatos a senador de los tres principales frentes políticos en Santa Fe. “Tuvieron la difícil tarea de consolidar núcleos duros y a la vez persuadir voluntades más volátiles”, remarca. Eso, anticipa, cambiará en el camino al 14 de noviembre: “Para las generales, donde la oferta se reduce, el segmento blando e independiente se convierte en el destinatario protagónico”.

 

Eso no implica que los espacios políticos ingresen a la recta final en piloto automático. Más, cuando el voto independiente puede ser decisivo en un escenario de relativa paridad.

“En una interna disputada, lo aconsejable sería tener investigación permanente y actualizada para conocer, por un lado, qué está pensando ese pequeño segmento de ciudadanos que conecta con las elecciones la última semana, y por el otro, por qué opción interna se van a inclinar los votantes duros, y así ajustar los últimos mensajes para intentar persuadirlos y lograr sacar una ventaja en el tramo final, o achicar distancias”, sugiere Variego.

De la misma forma que en el cierre de un debate, Romero aconseja focalizar el mensaje. “Hay que tratar de lograr una síntesis que sea explicativa del mensaje que se quiso llevar en la campaña, tratando de generar esos pequeños cambios en los segmentos aún indefinidos”, explica.

Lodi apunta que los partidos están asumiendo tareas que le corresponden a los organizadores del comicio. “Desde el Estado o el propio tribunal electoral por las particularidades de nuestra provincia deberían haber hecho una campaña explicando al ciudadano qué se vota y cómo en las primarias del 12 de septiembre”, observa la docente de la UNR.

Fuente: La Capital, sobre una nota de Mariano D'Arrigo

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