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Los talibanes tratan de romper el aislamiento de su régimen en Qatar

INTERNACIONALES 12/10/2021 Luis DE VEGA
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La delegación de los talibanes enviada a Qatar ha tratado durante el fin de semana de desatascar el aislamiento internacional al que la comunidad internacional somete a Kabul desde la instauración del Emirato Islámico en agosto pasado. Entre el sábado y el domingo los talibanes han mantenido con autoridades de Estados Unidos las primeras conversaciones desde el final de los 20 años de ocupación. A la guerrilla fundamentalista, con las cuentas del país en el extranjero bloqueadas, le preocupa no poder hacer frente a la crisis humanitaria y económica que afecta a una parte importante de la población, así como el pago de los salarios públicos.

La preocupación por la creciente inseguridad ha sido otro de los asuntos abordados en Doha, la capital catarí. Afganistán ha sufrido en menos de una semana dos ataques suicidas reivindicados por Estado Islámico contra mezquitas. Uno en Kabul, con al menos tres muertos, y otro en Kunduz, con al menos medio centenar.


El ambiente de psicosis ante nuevos atentados ha ido en aumento. Talibanes armados mantenían en la tarde del domingo cortada al tráfico la avenida de la capital que pasa por delante del hotel Serena. Cientos de niños que trataban de regresar a casa tras salir del colegio eran obligados a pasar por la valla que rodea el parque de los alrededores. El Serena es el hotel predilecto de la clientela extranjera y lugar habitual de reuniones diplomáticas y visitas de alto nivel. También el domingo empezaron a correr a través de WhatsApp los mensajes en los que se advertía del aumento del nivel de amenaza.

Las diplomacias británica y estadounidense confirmaron este lunes el riesgo de seguridad, especialmente en torno al establecimiento hotelero. “Debido a amenazas para la seguridad, recomendamos a los ciudadanos estadounidenses que eviten alojarse en él [en el Serena] así como la zona donde se encuentra [el hotel]”, indicaba la página web del Departamento de Estado de EE UU, citada por la agencia France Presse.

Hasta la delegación del Emirato enviada a Doha llegó la advertencia de posibles nuevos ataques. Kabul fue escenario el domingo 3 de octubre de un atentado perpetrado por un kamikaze que se inmoló junto a una mezquita causando, al menos, tres muertos. La acción fue reivindicada por el grupo terrorista Estado Islámico. Solo cinco días después esta misma banda perpetró un ataque también mediante un suicida que dejó al menos medio centenar de víctimas mortales en una mezquita chií de Kunduz, al norte de Kabul.

Ayuda humanitaria

Este lunes, el ministro afgano de Asuntos Exteriores en funciones, Amir Khan Muttaqi, mostró su esperanza en que el encuentro en Doha arroje resultados positivos y reiteró la voluntad del nuevo Gobierno talibán por establecer relaciones con otros países mientras. Una de las mayores urgencias de la guerrilla se refiere a la necesidad de hacer llegar la ayuda humanitaria a la población, pero la comunidad internacional quiere evitar que ello suponga dar soporte de reconocimiento oficial al Emirato Islámico de Afganistán.

Para el portavoz del Ministerio de Exteriores del Gobierno interino talibán, Abbdul Qahar Balkhi, los “asuntos políticos” la ayuda humanitaria no deben estar ligadas. “Los representantes de EE UU señalaron que darán asistencia humanitaria a los afganos, y facilitarán el reparto de ayuda de otras organizaciones humanitarias”, dijo Balkhi en un comunicado.

Diversas organizaciones internacionales, incluida Naciones Unidas, han alertado de que Afganistán corre el riesgo de hundirse aún más en una grave crisis económica y social producto de cuatro décadas de guerra y después de que, tras la captura de Kabul, se haya suspendido la llegada de ayuda humanitaria.

A su vez, los talibanes han pedido a Washington el desbloqueo de los fondos internacionales suspendidos por numerosos países e instituciones tras el colapso del anterior Gobierno. “El Emirato Islámico de Afganistán [talibanes] consideró que la mejor manera de resolver los problemas es implementar el acuerdo de Doha”, señaló Balkhi, en referencia al acuerdo alcanzado en febrero de 2020 entre la Administración de Donald Trump, que prometió la retirada total de las tropas estadounidenses del país. Los talibanes han señalado que han acordado con EE UU que se celebrarán “reuniones similares en el futuro si es necesario”, dejando la puerta abierta a nuevos encuentros, pero sin precisar si tendrán lugar ni tampoco una fecha precisa.

El Gobierno de EE UU calificó el domingo las negociaciones de “francas” y reiteró que los talibanes “serán juzgados por sus acciones, no por sus palabras”, señaló el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, en un comunicado difundido en Washington.

La delegación estadounidense afirmó que el diálogo con los miembros de la guerrilla fundamentalista se centró en la seguridad y el terrorismo, así como en la salida en condiciones de seguridad de sus ciudadanos, de los de otros países y de sus aliados afganos.

Los talibanes han mantenido un discurso algo más moderado y que deja entrever una cierta apertura respecto a su primer período en el poder en Afganistán, entre 1996 y 2001, marcado por las violaciones de los derechos humanos. Sin embargo, su nueva Administración, como ya hiciera entonces, ha restringido los derechos de las mujeres y las denuncias de abusos de otros derechos humanos van en aumento.

Fuente: Infobae

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