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El opositor ruso encarcelado por Putin, Alexéi Navalni, premio Sájarov 2021

INTERNACIONALES 21/10/2021 Manuel V. GÓMEZ |María R. SAHUQUILLO
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El Parlamento Europeo ha concedido este miércoles el Premio Sájarov 2021 a la Libertad de Conciencia al político opositor y activista ruso Alexéi Navalni “por su inmensa valentía” al denunciar la “corrupción del régimen de Vladímir Putin”, según las palabras del presidente del Europarlamento, David Sassoli. Navalni es uno de los opositores más potentes y enemigo feroz del presidente ruso. El disidente, que tejió una red opositora inédita en Rusia, desafió a las autoridades con protestas y movilizaciones, sufrió un grave envenenamiento el año pasado en un ataque tras el que la inteligencia occidental ve la mano del Kremlin y está encarcelado desde enero en Rusia, condenado en un controvertido caso. Con este galardón, el Parlamento Europeo vuelve a poner en su diana a Putin, como ya hiciera en 2018 al dar su reconocimiento a otro de sus opositores, el cineasta Oleg Sentsov, y el año pasado, cuando el galardón recayó en la oposición bielorrusa y dio otro golpe a un régimen autoritario, el del aliado de Putin Aleksandr Lukashenko. El Kremlin se ha mantenido en silencio sobre el premio a Navalni, nombre que intenta evitar pronunciar a toda costa.

El equipo del opositor, la mayoría ya en el exilio, encausado en distintas causas penales en una nueva oleada de represión de las autoridades contra la disidencia y la sociedad civil, ha saludado el premio: “Hurra”, ha escrito simplemente Ivan Zdanov, director de la fundación anticorrupción de Navalni. El premio conocido este miércoles se entregará el 15 de diciembre en la sede de Estrasburgo del Parlamento Europeo. Navalni, preso en una colonia penal (una cárcel en la que los reclusos trabajan, muy común en el país euroasiático) y declarado “propenso al extremismo” —la misma etiqueta que las autoridades rusas han puesto a sus organizaciones, ahora ilegalizadas y desmanteladas—, no podrá acudir a recibirlo.


El opositor ruso, de 45 años, que se hizo un nombre con sus investigaciones anticorrupción de la élite política y económica rusa y que se convirtió en uno de los problemas más serios para el Kremlin, regresó a Rusia el pasado enero sabiendo que sería detenido. Estaba acusado de saltarse los términos de la libertad condicional en la que se encontraba por un caso de 2014 mientras estaba en Alemania, recuperándose del envenenamiento que casi le cuesta la vida. Había pasado unos meses en Berlín, hospitalizado por el ataque con una neurotoxina de origen militar, Novichok (la misma usada contra el que fuera espía ruso Serguéi Skripal en 2018 en Reino Unido), que sufrió en agosto de 2020 en Siberia. El opositor se desplomó en un avión y fue trasladado a un hospital de la siberiana Omsk en estado crítico. Tras casi dos días de insistencia de su esposa, Yulia Naválnaya, y tras la mediación de la canciller alemana Angela Merkel, las autoridades rusas autorizaron su traslado fuera del país.

En febrero, tras semanas de manifestaciones en toda Rusia contra su arresto reprimidas duramente por las autoridades, Navalni fue condenado a cumplir la pena de ocho años y ocho meses de cárcel por fraude que se le había impuesto en 2014, en un caso que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos —que llegó a pedir en su momento que se indemnizase al activista por la sentencia— declaró “arbitraria e injusta”.

Navalni, ha dicho en Twitter David Sassoli, presidente del Parlamento Europeo, “ha luchado incansablemente contra la corrupción del régimen de Vladímir Putin”. “Eso le costó su libertad y casi su vida”, agregó Sassoli. “El premio de hoy reconoce su inmensa valentía y reiteramos nuestro llamamiento a su liberación inmediata”.


La candidatura del opositor ruso ha sido avalada por el Partido Popular Europeo y Renew, el grupo liberal en el que está integrado Ciudadanos. El ganador del premio recibe 50.000 euros. No obstante, lo importante es el altavoz que supone para subrayar situaciones de injusticia. Junto al opositor ruso, también optaban con opciones de ganar el galardón las mujeres afganas, representadas por Shaharzad Akbar, de la Comisión Independiente de Derechos Humanos Afgana; Zarifa Ghafari, alcaldesa de la ciudad afgana de Maidan Shar, y otras nueve mujeres. Esta propuesta nacía de los grupos socialdemócratas y de los verdes, que destacaban “su valiente lucha por la igualdad y los derechos humanos” en el país gobernado hoy por los talibanes. La tercera finalista ha sido la expresidenta de Bolivia, Jeanine Áñez, propuesta por el grupo parlamentario en el que está Vox.

Los eurodiputados destacan que Navalni, que militó en un partido liberal pero que también se acercó a grupos nacionalistas hace unos años, ha hecho “campaña constante contra la corrupción del régimen” de Putin. El PP europeo, que avaló su candidatura “por su coraje en la lucha por la libertad, la democracia y los derechos humanos”, ha calificado al activista ruso como “icono de la resistencia contra el dictador de Moscú”. El otro avalista, Renew, también ha reaccionado con satisfacción al destacar “su valentía por la libertad de conciencia y de expresión”. Los socialistas europeos han expresado su confianza en que el premio sirva para contribuir a la liberación del político encarcelado y apoye su “incansable lucha por la democracia y la libertad en Rusia”.

El opositor, que ha sabido emplear las redes sociales para amplificar su mensaje y difundir sus investigaciones, ha desatado grandes escándalos con sus informaciones sobre el patrimonio del entonces primer ministro Dmitri Medvédev o, más recientemente y ya desde prisión, sobre el supuesto y multimillonario palacio de Putin a orillas del mar Negro. La investigación sobre la enorme mansión y el arresto de Navalni fueron la mecha que prendió las manifestaciones multitudinarias a principios de este año, alimentadas por el descontento social, la situación económica y el enfado con las autoridades.

Ahora, con Navalni en prisión, su equipo en el exilio y una oleada de represión contra las organizaciones civiles, los medios independientes y la oposición política, el mensaje del opositor se va apagando. El Sájarov le puede dar un nuevo altavoz.

Creado en 1988, el premio Sájarov a la Libertad de Conciencia es el mayor concedido por las instituciones europeas. Debe su nombre a Andrei Sájarov, que fabricó la primera bomba de hidrógeno para la URSS. Posteriormente, consciente de los riesgos que su trabajo tenía para la humanidad, se dedicó a concienciar sobre los peligros que suponía la carrera nuclear de la Guerra Fría. Se convirtió en disidente y en activista por los derechos humanos. Esto le valió el Premio Nobel de la Paz en 1975. Este año, el de Navalni, tiene otro guiño: marca el centenario del nacimiento del activista Sájarov, una figura cada vez más incómoda para el Kremlin.

Los ganadores del premio en su primera edición fueron el líder sudafricano Nelson Mandela y, a título póstumo, el disidente soviético Anatoli Marchenko, quien había sido presentado por el propio Sájarov. El año pasado, el Sájarov reconoció los esfuerzos de la oposición democrática bielorrusa al régimen de Aleksandr Lukashenko, en lo que puede leerse como otro recado, este indirecto, a Vladímir Putin, apoyo esencial para el autócrata de Minsk.

La lista continúa con nombres como el de Ilhan Tohti, quien lo ganó en 2019. Este catedrático de Economía y defensor de los derechos de la minoría uigur está condenado a cadena perpetua en China. Un año antes recibió el reconocimiento la oposición venezolana. El Parlamento Europeo también ha concedido el premio a los opositores cubanos Guillermo Fariñas (2010), las Damas de Blanco (2005) y Oswaldo Payá (2003). En España lo recibió en 2000 el movimiento ciudadano Basta ya! por enfrentarse al terrorismo etarra.

Fuente: El País

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