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Marruecos: Mohamed VI, el rey del viento en el Sáhara Occidental

INTERNACIONALES 11/11/2021 Francisco PEREGIL |Trinidad DEIROS BRONTE
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Marruecos cuenta con un ambicioso plan de proyectos de energía solar y eólica, donde resulta clave el Sáhara Occidental. Este territorio en disputa, que Rabat considera sus “provincias del sur”, está catalogado por Naciones Unidas como la última colonia de África. También resulta clave en esos planes la figura del rey, Mohamed VI. No solo como jefe de Estado, sino como inversor. La empresa primordial en energías renovables en el Sáhara Occidental se llama Nareva. Esta compañía pertenece al megagrupo empresarial Al Mada, cuyos accionistas mayoritarios son Mohamed VI y su familia.

Nareva, la empresa del monarca, ha desarrollado dos de los tres proyectos de generación eólica ya en funcionamiento en el Sáhara Occidental: Foum el Oued, de 50 Megavatios (MW) de potencia instalada y Aftissat, de 200 MW. Solo una pequeña central, de 5 MW según la Agencia Marroquí para el Desarrollo Sostenible (Masen), que surte a la cementera Cimar, queda fuera de su cartera. Cuatro de las otras seis centrales eólicas proyectadas en el Sáhara Occidental estarán gestionadas también por Nareva, de acuerdo con el informe Greenwashing Occupation, publicado en octubre por la organización de vigilancia de la explotación de los recursos naturales del territorio, Western Sahara Resource Watch (WSRW).


En total, de los nueve parques eólicos con los que dentro de unos años contará el Sáhara, seis serán explotados por la sociedad de Mohamed VI o por consorcios en los que su empresa participa, según refleja la página web de Nareva. Además de los dos en funcionamiento mencionados (Foum el Oued y Aftissat), están proyectados los parques de Tiskrad, Boujdour, Aftissat II y una desalinizadora que funcionará con energía eólica en Dajla. Para el periodista marroquí Omar Brouksy — una de las escasas voces críticas en el país sobre los negocios del rey—, esta importante presencia de las empresas de Mohamed VI en el sector de la energía renovable constituye un “casi monopolio”, explica por teléfono a este diario desde Marruecos.

La apuesta marroquí por la energía renovable es lógica. Marruecos importa el 90% de su energía primaria, fundamentalmente carbón y petróleo y, en menor medida, gas, según el Instituto de Comercio Exterior español (Icex). Rabat se ha fijado como objetivo que el 52% de su producción eléctrica en 2030 proceda de energías renovables. El pasado octubre, el Gobierno marroquí adelantó esa meta a 2025.

Para la organización WSRW, que defiende la autodeterminación de la excolonia española al igual que el Frente Polisario, la inversión marroquí en el Sáhara Occidental es “ilegal”, ya que entraña la explotación de los recursos naturales de un territorio que define como “ocupado” sin contar con la autorización explícita del pueblo saharaui. El incumplimiento de esa condición motivó que el 29 de septiembre el Tribunal General de la UE anulara los acuerdos de comercio y de pesca entre los Veintisiete y Rabat. El tribunal alegó en sendas sentencias que no se puede comerciar con productos de un territorio que la comunidad internacional no reconoce como parte de Marruecos. Y subrayó que para comerciar en el Sáhara Occidental es preciso contar con la aprobación de la única organización a la que la ONU considera como representante de los saharauis: el Frente Polisario. En su informe, WSRW calcula que la energía producida gracias al viento del Sáhara Occidental podría constituir el 47,20% de la capacidad eólica total de Marruecos en 2030.

Fuente: El País

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