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Pichetto apuntó contra “el pobrismo”: críticas al Papa y a Grabois

POLÍTICA 12/12/2021 Facundo CHAVEZ
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Miguel Ángel Pichetto es un político singular. Es quizás uno de los peronistas que mejor entiende al movimiento nacional justicialista. Desde lugares centrales en el Congreso Nacional durante 26 años, supo interpretar el idioma con el que los jefes del partido tradujeron, cada uno, su época. Moduló menemismo, duhaldismo, kirchnerismo y, con menos convicción, cristinismo, hasta el previsorio final, en diciembre de 2015.

Desde marzo de 2016, cuando notificó a Cristina Kirchner que su inquebrantable lealtad había terminado -”recuperé la capacidad de pensar, ya no estoy atado por las obligaciones de ser Gobierno”, dijo- Pichetto pasó de senador y jefe de bloque, a compartir la fórmula presidencial con Mauricio Macri y a ser uno de los hombres clave de la coalición opositora Juntos por el Cambio.

Más allá de su recorrido como hombre de Estado, Pichetto es al mismo tiempo, un fervoroso creyente en el capitalismo como herramienta para el desarrollo de las naciones. De manifiesta antipatía con el clericalismo católico, el ex senador y actual Auditor General de la Nación tiene una fe irreductible en el respeto por la vida, la libertad y señala al derecho de propiedad como valor central para un proyecto de recuperación económica.

Con su libro, “Capitalimo o Pobrismo” (Editorial Sudamericana) el dirigente peronista recorre la historia reciente con el vigor de quien fue protagonista y estuvo ahí, conversando con el Poder. Cerca de todo y de todos. Describe a los presidentes de la democracia recuperada y señala aciertos y errores. De Alfonsín a Néstor y Cristina -a quién elogia con sincera admiración- De Menem a Alberto Fernández -a quién pide, casi con ternura, saber entender-. Tiene tres revelaciones: el día que le renunció a Néstor, cuando hizo lo mismo con Cristina y una hipótesis inexplorada sobre la causa última de los ataques terroristas a la AMIA y la Embajada de Israel.

La prosa entretenida y a la vez rigurosa surge de Carlos M. Reymundo Roberts -avezado periodista y célebre autor de libros e ingeniosas columnas políticas en el diario La Nación- quien le da al texto, en simultáneo, calidez y vértigo. En sus diálogos -que de eso se trata el libro, de una conversación a grabador abierto- Pichetto no disimula ni esconde el facón debajo del poncho. Critica sin ambages y señala los males que enferman a la Argentina. Pero, sobre todo, señala, como un manifiesto político, que la causa de todos los males no está en las personas sino en las ideas: la ideología del pobrismo.

En una hora y media de entrevista, el dirigente recorre el libro -no hay spoiler que pueda disminuir su valor testimonial- y abunda sobre algunas de las definiciones más impactantes. Las críticas al papa Francisco, a Juan Grabois, los riesgos de la inmigración sin control, el delito y los narcotraficantes y la necesidad de terminar los cepos. Pero en el inicio, Infobae le reproduce la dedicatoria que le brindó Esteban Bullrich el día de su renuncia.

Pichetto se reconoce un hombre de Estado. En él no abunda la emocionalidad fácil o los gestos edulcorados ni sensibleros. Es más bien un estoico a quien el latus clavus romano le sentaría perfecto. Pero al ver las imágenes del discurso de renuncia de Esteban Bullrich -que conmovió a todos con su humana fragilidad, al dejar su banca por el avance impiadoso del ELA- el rostro pétreo del auditor general ensaya una mueca de reflexión afectuosa, respetuosa y, a la vez, algo pesimista.

Mira el agradecimiento que le hizo Bullrich a Pichetto -lo nombró especialmente y lo definió como un “maestro”- y afirma:

“Es muy conmovedor y no tengo más que palabras de reconocimiento. Es un gran ser humano Esteban Bullrich. Lo conocí profundamente en la relación del Senado. Con él se podía dialogar y trabajar positivamente. Siento por él un gran respeto, un gran aprecio personal, lo acompaño con toda la solidaridad a él y a su familia. Está viviendo esta enfermedad tan dura y tan dramática con una gran dignidad y me parece que el retiro del Senado es un hecho que lo define a él como persona, con mucha valentía”.

Su discurso sintetizó la parte humana más íntima -por los dolorosos límites que le impuso la enfermedad- con lo político, en su faz más amplia y extensa, planteando a la Argentina un desafío, casi una misión.....

Sí. El desafío de encontrar un camino de unidad, de superar las diferencias. Este fue el mensaje de Esteban, que me pareció emotivo y muy importante para un país que sigue atrapado por su visión de sector, de grieta. La grieta es un concepto del que a mí no me gusta mucho hablar, pero la falta de encontrar un camino común. En las diferencias políticas encontrar qué es lo que le conviene a los argentinos, cuál es el camino para el crecimiento, cómo hacemos para avanzar con las grandes reformas estructurales.

¿Este planteo cree que puede tener algún resultado? ¿Cree que la política está madura para escucharlo y para cumplir?

No veo todavía una reacción en esa línea por parte del Gobierno. El Gobierno está en un proceso de desarrollo interno. El acto en la Plaza de Mayo con Cristina Kirchner y con Lula tiene que ver más con la interna del Gobierno que con la construcción de un mensaje para el país.

El libro político, como reflexión y manifiesto

Entrando de lleno en el libro ¿Qué significa el pobrismo? ¿Qué realidad trata de describir con ese término?

Primero no es ningún término peyorativo hacia los pobres. De ninguna manera implica una cosmovisión ofensiva por el hecho de ser pobres. Yo también vengo de una familia de trabajadores, vengo de abajo. Me eduqué en la escuela pública. La ideología del pobrismo es una estructuración equivocada, una visión errónea. Ahí hay también mucho componente de la Iglesia en la mirada, en la visión en orden a creer que la Argentina va a ser mejor si es más pobre, si la uniformidad en la pobreza nos va a hacer mejores. El plan es la única salida. Ser pobre otorga casi una superioridad moral. Me parece que es un error y una estupidez. Lo que conviene hacer es construir un modelo de salida vinculado con el trabajo, con la producción, con una construcción capitalista. El capitalismo no es una mala palabra. Hay algunos todavía con taras mentales de la década de los 70 y hablan de Cuba y de Venezuela.

Plantea la idea del pobrismo pero al mismo tiempo aclara que Argentina no es un país pobre, no es un país del África Subsahariana.

Argentina no es pobre de ningún modo. Tiene potencialidades en petróleo y gas. Tiene riquezas en el subsuelo en oro, plata, litio, en minería. Tiene energía eólica, energía del sol, un mar Atlántico que está depredado, la agroindustria como principal actividad económica. Tiene la metalmecánica, la industria automotriz. Argentina tiene con qué. Tiene el talento argentino en energía nuclear, satelital. Organismos como la CONEA (de Energía Atómica), como el INVAP (de desarrollo industrial de energía nuclear), de alto nivel en el mundo, que no los tienen otros países latinoamericanos. Ni siquiera los tiene Brasil. Tiene la capacidad y el talento argentino de los jóvenes tecnólogos creadores de unicornios que estaban exportando en la etapa de Macri por 3.000 millones de dólares y que si los presionan y los cargan de impuestos, y los hackean permanentemente se van a otro lado.

¿Por qué se desconfía, se critica y se maltrata al empresario en la Argentina?

Por la ideología del pobrismo. Porque precisamente esta es una construcción cultural. Hay muchas almas bellas en la Argentina que están siempre planteando el igualitarismo, planteando cosas absurdas de que el capitalismo es malo, de que hay que mirar a Cuba. Cuba es uno de los países más pobres del continente junto con Venezuela.

¿Por qué es pecado ganar plata en Argentina?

Porque hay una construcción ideológica y cultural que se ha instalado y que se ha consolidado y que los medios de comunicación, la cultura, el mundo de la cultura, el mundo de las universidades, el mundo también de la política que funciona políticamente correcto, todo el mundo siempre quiere quedar bien.

¿Ahora esa ideología la imponen los dirigentes o surge desde la gente, desde las bases?

La característica de los presidentes argentinos de 1983 a la fecha -más allá de sus matices y personalidades- es que están signados por un tema que para mí es el central: la demanda de la sociedad argentina en términos de respuesta por parte del Estado es muy fuerte. La Argentina tiene una construcción cultural y mental casi de una sociedad europea del primer mundo en donde se demanda educación, universidades, salud pública. Es todo lo que la Argentina, digamos, fue construyendo a lo largo del tiempo.

Señala en el libro como uno de los graves problemas es que hay pueblos que piden y gobiernos que dan. ¿Cuál sería la solución, que el pueblo deje de pedir o que los gobiernos dejen de dar?

Hay que estructurar un orden fiscal y económico. Un principio es que no se puede gastar más de lo que se recauda y el sistema de carga impositiva no puede ser que elimine el concepto de renta del sector privado. El sector privado tiene que ser alentado fundamentalmente para crecer, para desarrollarse y para generar empleo. Digamos, el capitalismo se caracteriza por el aumento de la actividad privada. Si se analiza hoy el PBI chino, el 80% es privado. Después tiene un gobierno comunista y todo lo que quieran, pero la actividad en China es capitalista.

¿Argentina puede ser un país capitalista? Los peronistas cantan la marcha que dice “combatiendo el capital” y lo repiten todos...

El peronismo tiene como sujeto al trabajador, no al desclasado. Perón nunca estuvo en contra del capitalismo. Hay que analizar a la figura de Perón primero como un hombre totalmente enemigo de las ideas del comunismo y como un hombre que siempre pensó en la interacción del capital y del trabajo. Cuando Perón hablaba en la plaza, y hay escenografías que lo demuestran, se dirigía a los trabajadores. El sujeto político del peronismo era el trabajador. Y sin empresa no hay trabajadores. Entonces hay que desmitificar eso, olvídese de la marchita y combatiendo al capital. Lo importante es la realidad de la visión que tuvo Perón. Incluso la vuelta de Perón en el 73 es para evitar una radicalización por izquierda. Ante la avanzada de sectores radicalizados que habían tomado el poder con Cámpora, Perón se ve en la necesidad de tomar el gobierno. Éste es un debate con los 70 que hay que darlo. Si se analiza al Perón de ese tiempo está claro que su construcción y su mirada siempre fue capitalista. La persona que había perdido el empleo, el desocupado, el que te recibe una ayuda del Estado, era una circunstancia que había que superar rápidamente para volver al mundo del trabajo.

Impuestos y reforma laboral

Ahora, frente al Gobierno, los empresarios plantean que es muy difícil producir y que la carga de impuestos es cada vez más pesada....

Para ser competitiva la economía el Estado no puede ser un Estado expoliador que cargue al empresario de impuestos absurdos. Fíjese lo siguiente: la Ley del Impuesto a la Riqueza además de ser una ley clasista se paga sobre la base de los activos industriales. O sea, la riqueza no es la riqueza individual sino el valor de la industria o el valor del campo del contribuyente. Me parece un disparate. Ahora se produce un nuevo aumento de la carga impositiva a través de este proyecto que está presentado en la Cámara de Diputados, la Ley de Envases, que no es nada más ni nada menos que el aumento del IVA 3% sobre todos los productos, porque todos los productos están envasados.

El Gobierno defiende la Ley de Envases. Dice que no es impuesto, que es una tasa....

En la década del 30 se vendía a granel, hoy viene todo envasado. Además, ese impuesto tiene un destino incierto y lo que hace es aumentar el poder económico de los recicladores y de los movimientos sociales. Encima no se va a distribuir con las provincias, con lo cual es inconstitucional. Este tipo de cargas impositivas convierten al Estado en un Estado expoliador que no permite crecer, que quita el concepto de renta. Se trata de un tema que forma parte de las grandes reformas que la Argentina necesita. Para que el capitalismo pueda ser un modelo de desarrollo y de crecimiento y de generación de empleo hay que generar condiciones. Se agrega a eso que hoy existe una estructura normativa en el plano laboral que hace inviable que el empresario tome empleo.

Eso es una reforma laboral. El Gobierno está en contra y los sindicalistas tampoco quieren saber nada.

Hay que generar nuevas normas para los nuevos empleos sin afectar los derechos adquiridos de los trabajadores actuales, tener una visión un poco más moderna y de entrar a analizar el primer empleo, la pasantía. Yo creo que la CGT eso lo entiende, saben qué es lo que está pasando: la estructura laboral se achica, se achica vía tecnología, se achica también vía modernización.

Doctor, usted les habla de reforma laboral y los sindicalistas se espantan y dicen no.

Es un concepto que tiene mala prensa pero a mí me parece que si se habla de trabajo para Pymes, indemnizaciones Pyme, con sistema de entrada y de salida mucho más flexible que una gran empresa, primer empleo. Los gremialistas viven la reducción del empleo también en el funcionamiento de las obras sociales y en la menor recaudación. La Argentina necesita de puntos de encuentro y de tener una mirada sin prejuicios para que esto resulte importante en el marco del crecimiento y del desarrollo y del empleo privado que es el motor del crecimiento de los países.

Las críticas al papa Francisco

Vinculado al tema del pobrismo está sus críticas a Bergoglio ¿Por qué está enojado con el papa Francisco?

No estoy enojado, al contrario. Lo considero una figura importante a nivel universal y espiritualmente su palabra es definitoria. Nadie puede discutir la palabra del Papa en el plano de la espiritualidad, de la importancia de la Iglesia Católica. Mis diferencias surgen cuando hay abordajes de política económica, cuando hay miradas poco comprensivas de por dónde tiene que crecer la Argentina. Reconozco que el Papa recientemente ha modificado esa mirada, por lo menos la tuvo y no la expresaba. En una reunión que hizo con IDEA habló del esfuerzo del trabajo y que también vale el mérito. Hasta un tiempo antes se repetía desde El Vaticano que el mérito no era tan importante, que incluso el propio Alberto Fernández habló de la poca significancia del mérito. El Papa habló del trabajo y habló del mérito y a mí me pareció bárbaro. A poco tiempo de esa reunión importante, habló con los movimientos sociales e instaló el concepto de salario universal y reducción de jornada laboral. Y eso me parece que no es realista.

¿A qué Papa hay que creerle?

Había un público que a lo mejor le demandaba el salario universal, que son los movimientos sociales. Pero el salario universal son más planes. No son compatibles salario universal y reducción de jornada laboral con el mundo del trabajo y el mérito. No es compatible. Y no es compatible con una Argentina productiva que tiene que salir por el lado de la producción y el empleo.

También cuestiona a Bergoglio por plantear que el derecho de propiedad es un derecho secundario

Nadie invierte en un país donde el derecho de propiedad es un derecho relativo y secundario. No hay inversiones donde cualquiera puede venir y tomar tu propiedad, puede venir y tomar tu campo, puede venir y tomar tu empresa. Me parece que ese es un concepto peligroso. Hay que dar el debate y hay que dar la discusión frontal porque eso hace no a una cuestión espiritual ni a una cuestión religiosa, ni el dogma que no es discutible.

¿Francisco es un papa peronista que transmite un mensaje peronista o es un papa populista que transmite un mensaje populista?

No le quiero poner calificativos. Sí que hay debates que hay que dar en la Argentina y por ejemplo, frente a una definición que se dio que la propiedad es un derecho secundario y que es una visión que viene también de la Iglesia, del Vaticano, ese debate hay que darlo. Cuando se le baja el rango al derecho y se dice que es un derecho secundario, quiere decir que ese derecho puede ser socavado. Y eso es muy malo desde el punto de vista del mensaje porque nadie invierte en un país donde el derecho de propiedad es un derecho relativo y secundario

¿Cree que perjudican a la Argentina estos planteos del papa Francisco?

Yo creo que sí, porque eso debilita la construcción de un modelo capitalista serio, responsable, con una visión nacional de crecimiento y de generación de empleo. Si la propiedad es un derecho secundario es muy difícil que algunos inversores extranjeros puedan venir al país. No es un derecho secundario la propiedad, es un derecho inherente a la libertad. Es un derecho central. El concepto del derecho de propiedad es inherente al capitalismo, inherente a la renta.

De Francisco a Grabois y la pobreza

Usted tiene una mirada muy crítica sobre esta relación entre el papa y lo que define como “gerentes del asistencialismo, gerentes de la pobreza”.

Reconozco que es un término despectivo. Pongamos que son los jefes de los movimientos sociales. Que son hoy verdaderas estructuras de poder.

Cambió, ahora ya no les dice gerentes de la pobreza...

Sí, se los he dicho y creo que gerencian esas organizaciones, claro. Y que son pobres. La gente que está ahí es pobre.

Tuvo un enfrentamiento con Grabois en televisión, donde hubo un enfrentamiento de ideas potentes que cada uno las defendió a su manera con mayores o menores modales.

Sí, y yo estoy dispuesto también a que en algún momento pueda haber un debate en serio y en profundidad sobre esos temas y no en un cruce televisivo. Pero digo que me parece que ese mundo tampoco es el mundo que le conviene a la Argentina.

Ahora, no lo veo a Juan Grabois diciendo saben qué Pichetto, tiene razón, me tengo que ir a mi casa y tienen que venir empresarios a darle trabajo a los pobres...

Grabois será un actor social que seguirá reivindicando a los pobres y podrá ser una ayuda social comunitaria importante. Pero de ninguna va a ser gravitante si se impone un modelo capitalista en la Argentina de crecimiento y de empleo. La gente, hoy mismo cuando uno va abajo en los lugares más humildes y más pobres del Conurbano se escucha muchachos, todo bien con el plan pero sabés qué, me dura una semana, yo necesito trabajo. La gente necesita trabajo. Hay un nuevo grito en los sectores más humildes y pobres de la sociedad argentina.

El Conurbano y la comparación con Sinaloa

Una de las frases impactantes de su libro es que hay zonas del Conurbano bonaerense que se parecen a Sinaloa (NdR: en referencia a uno de los estados de México más golpeado por el narcotráfico).

Sí. Y en Rosario también. Y en la periferia de Tucumán también. Y en la periferia de Córdoba también. El dominio ya no es del Estado. Que la seguridad no está, llega tarde o convalida. Y que el poder es el del narco. Hoy las angustias, las necesidades de mucha gente en el Conurbano profundo la respuesta viene del narcotraficante. Los chicos que captan para el tráfico, que ven allí también la posibilidad, la cultura, la música....

Eso me interesa mucho. Usted señala que hay un nuevo estilo que se define por la vestimenta, lo que escuchan, cómo hablan en esos barrios ¿Qué es lo que ve y por qué dice esto es grave?

En primer lugar porque hay un deterioro del proceso cultural argentino. Hay músicas que tienen que ver con culturas centroamericanas. Tiene que ver con este componente también de identificar al narco como sujeto exitoso. Me parece que esto está ocurriendo y se está desarrollando y en algunos lugares con una violencia inusitada, como en el caso de Rosario, donde ya el control de la calle y las ejecuciones y las muertes que se producen asimilan esta realidad.

Es fuerte la comparación con Sinaloa, como un lugar...

Sinaloa es una expresión reconocible por el conjunto de la sociedad pero tal vez un término quizás excesivamente dramático pero que sirve para comprender la magnitud.

Ahora ¿Cómo se combate, cómo se frena eso? Porque parece ya que es un fenómeno instalado.

Se frena primero con desarrollo económico. Con generación de empleo. Con educación.

Inseguridad y separatismo mapuche

Ligado a este drama del narcotráfico y la inseguridad, usted también aborda el riesgo de que Argentina se convierta en un Estado fallido...

Digo que no es la situación actual pero que hay algunos elementos que empiezan indudablemente a preocupar. En materia de seguridad el crecimiento del narco en las periferias de las grandes ciudades. El control de la calle por parte del narcotráfico es uno de los datos. También empiezan a aparecer algunas situaciones que, si bien no son de gran trascendencia hoy, empiezan a aparecer algunas miradas y visiones que incorporan el primer debate sobre el separatismo en la Argentina. Aparece la creación del Estado mapuche en la cordillera. Éste es un dato muy novedoso.

Un dato político singular del que usted viene alertando hace un tiempo largo.

Es un fenómeno singular, porque la Argentina era un crisol de razas y había una unidad de concesión en términos del concepto de Estado nación, nadie había planteado la segregación o el separatismo. Los pueblos originarios estaban incorporados a la vida en sociedad. El Estado había hecho esfuerzos importantes para el reconocimiento de la posesión de la tierra. Y de repente aparecen grupos violentos reivindicando la violencia y reivindicando no ya la cuestión de la recuperación de alguna tierra ancestral que le pertenecía a sus familias sino la creación de un Estado autónomo. Esto si bien parecería un hecho disparatado a la luz a lo mejor de la opinión pública esto se está desarrollando. Aparecen también viejas figuras del pasado. El pasado en la Argentina siempre vuelve, hay viejos montoneros como el caso de Cirilo Perdía que conduce la central de abogados, o gremial de abogados que defiende a los mapuches. ¿Qué están haciendo ahí? ¿Qué es lo que se está buscando con este tema? De la mano también de una debilidad estructural de las Fuerzas Armadas y de las fuerzas de seguridad. Y con algunas visiones culturales por parte del gobierno y en organismos que tienen gente que avala este tipo de conductas. Como el INAI.

¿Y qué piensa de la actuación que tuvo el embajador Rafael Bielsa, asistiendo en Chile a Facundo Jones Huala?

Yo tengo un diálogo y un respeto personal por el embajador. Se puede sostener una visión desde que los consulados siempre hay que darles asistencia a los ciudadanos, aunque este personaje, Jones Huala, dice que no es argentino. No reconoce al Estado argentino. Yo creo que (Bielsa) no lo debería haber realizado eso en forma personal. Pero bueno, ya está, es un planteo que me parece que no es conveniente.

¿Pero hay complicidad o hay una tolerancia con algo que puede después convertirse en un problema más grave?

Yo creo que hay una visión, digamos, de liviandad y despreocupada sobre los hechos que están ocurriendo. Y que implicaría además un compromiso mayor por parte del Estado argentino en orden a la defensa de la soberanía, de los parques nacionales. Hace poco tiempo el ministro Juan Cabandié fue a la región de los Lagos y habló de encontrar vínculos con los mapuches para el co-manejo de los bosques y de los parques. ¿Desde cuándo los parques nacionales son propiedad de los mapuches? Entonces me parece que hay que volver a restablecer los marcos de seguridad, el valor de la Justicia, la importancia de la vigencia de la ley y producir los desalojos que correspondan con orden judicial y con intervención de las fuerzas de seguridad, tanto provinciales como federales. Me parece que esto es lo que se requiere en esa región, volver a restablecer la paz, el orden. Con todo el marco legal, no estoy hablando de ningún tipo de situación ilegal o de represión ilegal.

Nuevo paradigma frente a la cuestión migratoria

Usted propone restablecer controles a la inmigración y critica que se permita el ingreso irrestricto y que aquí reciban los mismos beneficios sociales que un argentino. ¿Qué le responde a los que lo acusan de xenófobo?

No soy xenófobo, por supuesto. Describir la realidad implica riesgos pero me parece que hay que empezar a abordar estos temas. Es inviable continuar con el crecimiento poblacional de la provincia de Buenos Aires, por eso hay que tener una Dirección Nacional de Migraciones que establezca un sistema de ordenamiento de la distribución poblacional de los migrantes que quieran venir a habitar el suelo argentino de buena fe. Hay que exigir antecedentes penales. Esto en el gobierno de Macri se había instalado con un decreto, el gobierno lo derogó no sabemos por qué, me parece un verdadero disparate. Es imprescindible que el ciudadano extranjero que viene a vivir a la Argentina presente sus antecedentes y si tiene antecedentes penales que no se le permita el ingreso. Lo mismo va para aquel que cometen delitos en la Argentina, que rompen el pacto de convivencia: ellos indudablemente tienen que ser expulsados después de cumplir la condena.

Cuestiona que los inmigrantes, además de ingresar sin controles, reciben beneficios sociales, salud, educación.

Reciben todos los beneficios. Todo, todo lo que el Estado argentino brinda. Por eso digo que aun en un proceso de complejidad económica y social como el que vive la Argentina -con pérdida de empleo y decadencia- Argentina tiene un diferencial frente a los países latinoamericanos de dónde vienen esos ciudadanos, donde no tienen planes, donde no tienen Asignación Universal, donde no tienen salud pública, donde no tienen universidad ni educación pública y donde no reciben ningún tipo de ayuda alimentaria ni tampoco reciben la posibilidad mañana de tener un terreno. Todo eso genera una fuerte tensión sobre una población que tiene una estructuración de pobreza muy grande y extrema y que crece día a día, que es el Conurbano bonaerense.

Ha dicho que es importante que Argentina sea primero para los argentinos. ¿Qué implica eso?

Por supuesto. Yo creo que la preservación del interés nacional y de los ciudadanos nacionales y el orden migratorio y el cuidado de que la provincia no siga creciendo de manera desmesurada y entrar a trabajar en una Dirección Nacional de Migraciones que pueda decirle al migrante: ¿qué oficio tiene usted? ¿es carpintero? mire, en el Sur argentino, en Comodoro Rivadavia, en la actividad petrolera, se están requiriendo diez carpinteros. Cómo funcionaba la Dirección de Migraciones en el Hotel de Turismo en 1920/1930 donde el inmigrante se seleccionaba. Venían de Europa y se identificaba cuál era el perfil profesional, qué actividad podía hacer y le decían en qué lugar podía ir en la Argentina. Me parece que si la migración se mueve libremente todo se concentra en el Conurbano y todo es un esquema de tensión y de presión social que va en detrimento también de los argentinos.

¿Propone entonces una reforma de las leyes y procedimientos migratorios?

Tiene que haber una Dirección de Migraciones que funcione y tienen que haber leyes que se adapten. No estoy hablando de un límite ni de un muro ni de impedir el ingreso de los que quieran venir a la Argentina a trabajar. Lo que estoy diciendo es que tiene que haber una organización migratoria. Hay territorios vacíos y una provincia -la de Buenos Aires, sobre todo el Conurbano- que crece desmesuradamente en niveles de pobreza extrema, con inmigración limítrofe. Este es un tema que hay que abordarlo desde el debate. ¿Es un debate delicado? Sí. ¿Corres riesgos? Sí. Pero la Argentina necesita también abordar estos temas.

AMIA, Embajada de Israel y una hipótesis singular

Tanto en el libro, como durante la entrevista en la redacción de Infobae, Miguel Pichetto se ocupa especialmente de subrayar un tema de análisis novedoso. Lo incluyó en el libro y lo mencionó apenas se encendieron las cámaras y se prendieron los micrófonos. Habla el ex senador por Río Negro desde el conocimiento de ese hombre que nació en Banfield pero adoptó la Patagonia como propia y la vivió con intensidad. Allí, en los valles cordilleranos, la presencia de “lo nuclear” le da a la zona un motivo de orgullo y prestigio que nunca nadie esconde.

Pichetto encuentra allí el posible aleph del odio iraní que derivó en la brutalidad criminal terrorista contra la Argentina. Admite que no tiene pruebas, pero tampoco dudas. No encuentra en el envío de barcos de guerra al Golfo Pérsico el pretexto para que el fundamentalismo islámico hubiera desplegado el odio antisemita en Buenos Aires.

“El libro Capitalismo o Pobrismo (esa es la cuestión) incorpora algunos elementos de análisis importante con el tema AMIA y Embajada que nadie lo menciona. Si hay alguna razón de fuste y de envergadura -porque los barquitos que se enviaron al Golfo son una anécdota, porque se quedaron en la periferia del Golfo- lo grave ahí es la interrupción del proceso nuclear de Irán, que con una decisión de Argentina se lo atrasó 25 años”, afirmó el auditor General de la Nación.

¿Esto no figura en el expediente como hipótesis del ataque la AMIA?

No lo digo desde el expediente, sino como hipótesis. Conozco la historia de INVAP y los acontecimientos que se vivieron frente a la interrupción de un contrato que estaba adjudicado. INVAP se presenta en Argelia, donde construye un reactor, y luego se presenta en la licitación de Irán y compite con empresas alemanas. El mundo nuclear es un mundo muy chico y Argentina, dentro de su decadencia, tiene en la actividad nuclear un factor del primer mundo: es uno de los países nucleares. Irán le adjudicó el contrato y luego Carlos Menem decide dejarlo sin efecto. Lo rescinde unilateralmente, ya con gente de INVAP trabajando con la parte preparatoria en la propia Irán. Eso atrasa el proceso nuclear iraní, es un golpe a su proyecto nuclear. Ese reactor mediano muy parecido al que se construyó en Australia le daba y le transfería a Irán la tecnología. Eso para mí es un tema central y el otro tema es la terminación o conclusión de lo que es el misil Cóndor, que se estaba haciendo en Falda del Carmen.

La actualidad. Desafíos del presente

Después de abordar los aspectos centrales desarrollados en el libro, Pichetto se aboca a la coyuntura y la agonalidad política que tiene a Juntos por el Cambio y al Frente de Todos, en la centralidad de su análisis. Para él no hay terceras vías. Mira con respeto pero incredulidad sobre la potencialidad de los últimos emergentes. Para el dirigente peronista, Javier Milei y José Luis Espert, por derecha, o el avance de las izquierdas diversas que empezaron a poblar, por ahora, parlamentos a lo largo y ancho del país no plantean por ahora un desafío al ecosistema de poder establecido.

“Juntos por el Cambio mantuvo su electorado: el 41% que fue el electorado que tuvimos en el 2019, pero que sirvió para ganar en esta oportunidad. Ganar no es lo mismo que perder. Y se ganó, además, en la fortaleza del Frente de Todos que es la provincia de Buenos Aires. Este es un hecho muy significativo. Con el peronismo unido del otro lado se ganó por 1,20, 1,30 puntos. Se ganó”, resalta.

¿En el libro plantea que hay dos polos y que esos van a dirimir de acá al 2023 el rumbo de la Argentina. No hay opciones por afuera?

Creo que está configurado el sistema político con dos grandes coaliciones. Una es la actual, la del Gobierno, la del Frente de Todos, que tiene matices, con incorporación de movimientos sociales, el Partido Comunista, grupos de ideas de izquierda, los sindicatos y el peronismo tradicional.

Y del otro lado hay una coalición que es la de Juntos por el Cambio, que es una construcción más capitalista, más estructurada en términos también de partidos tradicionales. Y una parte también del peronismo republicano que se incorpora. Y creo que eso es lo que se va a dirimir en el proceso presidencial del 2023. Sin subestimar a nadie, hay mucho electorado que votó también a Milei y a Espert que originariamente estaba en el PRO. De allí la importancia de ampliar la base de sustentación de la coalición.

¿Esa ampliación implica sumar una pata libertaria, incorporando dirigentes, y apuntando a sus votantes?

Los libertarios son jóvenes que estaban en el PRO. Creo que hay que contenerlos con un discurso y también con acciones. Y yo no tengo prejuicios tampoco con las personas. El desafío de la coalición opositora para volver a ser gobierno es formar un gran arco que va desde la socialdemocracia, que contiene a parte al radicalismo y también a la Coalición Cívica, y los sectores libertarios, los sectores más vinculados a una visión de derecha. Creo que en esa franja hay que encontrar la síntesis en un programa de gobierno para gobernar la Argentina.

Lo plantea en el libro que el país enfrenta la urgencia por establecer un rumbo que, a su juicio, debería ser el del capitalismo...

En Argentina tiene que haber un programa que tiene que ser ratificado y rubricado por todos los actores. Ese programa hay que ejecutarlo desde el primer día. No se puede improvisar más en la Argentina. Hay que decirle a la Argentina cuál es el camino. Es muy importante. El arco ideológico-político tiene que ser amplio para poder llevar adelante también reformas de carácter estructural, para poder convocar al conjunto de la sociedad argentina al gran desafío del cambio, de la generación de empleo.

Las disputas apenas terminaron las elecciones entre sectores de Juntos por el Cambio están a la orden del día. ¿Cómo se va a ordenar esa interna? ¿Hay que esperar hasta una PASO?

Sin dudas. La PASO ha sido una herramienta muy interesante de Juntos por el Cambio en esta elección.

¿Y usted se anota?

Vamos a ver. Yo no quiero apurar los términos, los plazos, ni quiero generar tampoco acciones disruptivas. Estoy trabajando en la consolidación del espacio primero y en la estructuración de un partido, dentro de la coalición. Darle un carácter legal a la participación mía dentro de la coalición con un partido político que tenga reconocimiento nacional. Y estoy construyendo también un mundo de ideas para incorporar al debate de la coalición. De ahí la idea de este libro: transmitir una visión de la Argentina del futuro, del trabajo, del capitalismo, de las libertades, del valor de la alternancia democrática, de reglas de juego que tienen que ver con una economía más de mercado que con una economía de intervención. El Gobierno siempre está poniendo medidas restrictivas y lo que necesita la Argentina -para concluir este reportaje- es una liberación de todas las energías creadoras. Si se liberan todos los cepos, las limitaciones a las exportaciones de carne, de trigo, de maíz. Si se ponen en marcha todo un proceso de libertades económicas, la Argentina puede volver a ser un gran país en poco tiempo.

Fuente: Infobae

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