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Ganó todo, hizo más de 100 goles y logró el ascenso: los secretos de Belgrano, el equipo sensación del fútbol femenino

DEPORTES 14/12/2021 Daniela LICHINIZER
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“No es normal que ganemos por tantos goles de diferencia, eso no debería pasar”. La que habla es Daniela Díaz, la entrenadora de Belgrano de Córdoba, el equipo sensación del fútbol femenino de AFA del último año. Doce victorias en la misma cantidad de partidos, 107 goles a favor y solo tres en contra. Los números de la campaña del conjunto Pirata en la temporada que marcó su debut en el torneo de la Primera C hablan de un modelo de trabajo que impone respeto y que da que hablar.

Tras quedar libre en la primera fecha, el conjunto Pirata encadenó solo goleadas: 7-0 a San Martín de Burzaco, 12-0 a Lamadrid, 8-0 a Trocha, 15-0 a Los Andes, 7-1 a Sportivo Italiano, 13-0 a Villas Unidas, 4-0 a Nueva Chicago, 19-0 a Ituzaingó, 6-0 a Country Canning y 6-0 a Argentino de Merlo. En cuartos de final, despachó 7-0 a Talleres de Remedios de Escalada y el resultado más ajustado llegó en semis: se impuso por 3-2 ante Newell’s y logró uno de los dos ascensos que da la categoría.

Pero, ¿duáles fueron los secretos de este éxito? “Pude armar un plantel muy heterogéneo: tengo jugadoras jóvenes, que tienen mucho futuro y proyección, que nos dan mucho aire y mucha potencia en el ataque. De mitad de cancha para atrás tenemos equilibrio con jugadoras más experimentadas que han manejado la presión y que se han hecho cargo de la situación de lo que implica el debut, los partidos de visitante, jugar de local ante nuestra hinchada, etcétera. Hemos complementado bien la experiencia y la juventud”, sostiene Díaz, de 31 años, que está al frente del equipo desde 2019. Como jugadora, tuvo pasos exitosos por Racing de Córdoba, Boca, UAI Urquiza y el conjunto Pirata. En esos clubes ganó títulos y fue a dos Copas Libertadores. Una lesión la obligó a retirarse de manera prematura y a incursionar del otro lado de la línea de cal.

Poderío físico, idea de juego clara y jugadoras que tienen bien claro cuáles son sus roles tácticos dentro de la cancha fueron algunos de los ejes en los que se basó la superioridad futbolística de Belgrano en el torneo de la Primera C. Las integrantes del conjunto cordobés dieron cátedra con sus ataques veloces, el criterio de las laterales para mandarse a la ofensiva de manera constante y, sobre todo, las aceitadas triangulaciones en todos los sectores de la cancha.

En cuanto a los nombres propios, hubo aportes fundamentales en todas las líneas. Victoria Arrietto se destacó con su visión de campo mientras que Sabrina Maldonado hizo lo propio con su juego vertical y sus asociaciones. Milagros Cisneros brilló en el lateral derecho y Ariana Reche volvió a dar que hablar con su enorme pegada. La voz de mando fue de Mariana Pomu Sánchez y Pilar Casas, en tanto, pasó de ser una promesa con sus jóvenes 18 años para ser una realidad a fuerza de ubicación y velocidad. Y finalmente, en el ataque estuvo toda la experiencia y la potencia goleadora de Romina Pepa Gómez, una leyenda del fútbol cordobés que en el duelo ante Ituzaingó se dio el gusto de gritar siete tantos.

Belgrano llevaba años demostrando todo su poderío en la Liga Cordobesa, pero para meterse en AFA debía empezar desde la categoría más baja. El camino implicó una reconversión inicial: en tan solo unos meses, pasó de ser un equipo que solo jugaba el torneo provincial a uno que debía afrontar una triple competencia. A su habitual obligación local se sumó el torneo de la Primera C y la Copa Federal, un nuevo certamen del que participan equipos de todo el país. El desafío de dar pelea en todos los frentes era enorme. “Hicimos un gran scouting de jugadoras de otros clubes y de otras ligas, más otras que vinieron a probarse. La clave fue hacer un gran plantel competitivo”, explicó la entrenadora. Y la palabra “Gran” no es azarosa: su equipo hoy tiene casi 50 integrantes.

La división del grupo se hizo en base a los distintos objetivos: las más experimentadas fueron a jugar el torneo de la C, mientras que para la Liga Cordobesa se conformó una suerte de Reserva con las más jóvenes, que estuvieron a cargo de Gustavo Spallina. Aunque a la hora de las tareas físicas todas trabajaban juntas bajo las directivas de la preparadora física Yasmín Rostón, en el momento del trabajo táctico cada equipo iba con su respectivo DT.

Prepararse para ir por todo implicó tener una dinámica a la altura y Belgrano empezó a entrenar cuatro veces por semana, generalmente de lunes a jueves. Cumplir con este cronograma es complejo para un equipo en el que ninguna jugadora tiene contrato profesional: solo algunas cuentan con becas y otras trabajan dentro del club, por ejemplo, en el departamento de socios.

Uno de los desafíos para el año próximo, ya en la segunda categoría, es que algunas de las futbolistas puedan cobrar un salario. Esto también apunta a retenerlas en la institución ante la tentación que implican los llamados que ya muchas han tenido de parte de clubes de Buenos Aires para jugar en Primera.

“Hoy en día las estamos reteniendo con la pasión, con el amor a los colores y con el sueño colectivo de que todas puedan firmar contrato sin tener que irse a Buenos Aires, pero es difícil. Al estar la propuesta, la jugadora lo piensa porque quiere crecer. Yo lo hice en su momento cuando fui futbolista y no les puedo decir que no se vayan si les ofrecen mejores condiciones”, evaluó Díaz.

Es común escuchar que para que un equipo de fútbol funcione, se necesita que estén las “cuatro patas de la mesa”: jugadoras, cuerpo técnico, hinchas y dirigencia. Desde el club Pirata, la apuesta por el femenino ha sido importante. La entrenadora y sus colaboradores, además, han optimizado al 100% los recursos que les han brindado. Hoy los médicos, kinesiólogos, nutricionistas, la prensa y hasta el área psicosocial de la institución -que suelen estar solo a disposición del equipo masculino- trabajan también codo a codo con el equipo de mujeres. Para el año próximo uno de los pedidos de la DT es sumar una psicóloga deportiva.

Uno de los puntos clave, además, ha sido el hecho de tener las puertas abiertas para poder jugar en el estadio principal. Salvo en uno, en el resto de los partidos las Piratas hicieron de local en el Gigante de Alberdi. Y, cuando se permitió el regreso del público, hubo amor a primera vista entre los hinchas y el equipo.

“Sabíamos que íbamos a tener el apoyo de la gente, pero no tanto. Yo empecé a caer cuando la gente de prensa me contaba de las miles de reproducciones que tenían las transmisiones de los partidos, que nos veía gente de todo el mundo y que dejaba comentarios sobre el análisis del juego o sobre por qué no estaba tal jugadora. El día de los cuartos de final llovió, pero fueron igual a la cancha y se mojaron. El club había habilitado la entrada gratis para socios y socias en un sector de plateas y se llenó de gente que suele ir a la popular. Los hinchas estaban mezclados con nuestros familiares y amigos, que van siempre. Había muchos que era la primera vez que iban a ver al femenino y fue muy emocionante. Fue como vivir un partido profesional: todos gritaban y las jugadoras no me escuchaban. Teníamos la incertidumbre de cómo les iba a pegar la carga psicológica y emocional, lo hablamos el día después y muchas me dijeron que la sintieron. ‘Bienvenidas al fútbol profesional, esto es cada siete días, ¿Se lo van a bancar o no?’, les dije. Se trata todo el tiempo de pincharlas, de exigirlas y de darles confianza”, relató la DT.

Es que el éxito del equipo femenino de Belgrano supuso una revolución del club. Tanto que una vez que terminaban los partidos de local el campo de juego se llenaba de personas en busca de fotos y autógrafos de las protagonistas. Una de las más solicitadas, sobre todo por las pequeñas integrantes de la escuelita de fútbol del Pirata, suele ser Pili Casas, que no solo brilla dentro de la cancha en su equipo y en la selección argentina juvenil. Además, es una TikToker con cientos de miles de seguidores en sus redes sociales.

Para Díaz, todo esto implicó un crecimiento también en el plano individual. Aunque las presiones se multiplicaron, también lo hizo la motivación. Competir todos los fines de semana, analizar rivales desconocidos, tener que incorporar nuevas herramientas, gestionar un grupo de 45 jugadoras, fueron desafíos enormes para esta cordobesa de tan solo 31 años. Pero había otro reto aún mayor: ¿cómo se mantiene motivado a un plantel que se sabe ampliamente superior a sus rivales? Porque, paradójicamente, hubo momentos en que algunas jugadoras pidieron “bajar” a jugar en la Liga Cordobesa porque sentían que la Primera C no era lo suficientemente competitiva para ellas.

“Yo sabía que íbamos a estar en un nivel superior a la categoría por la jerarquía de nuestras jugadoras, pero también íbamos a tener el desafío de los viajes, de jugar 90 minutos (en la Liga Cordobesa se juegan 70), de ir de visitantes, que eran todas cosas nuevas que no conocíamos. Sabía que tenía jugadoras de nivel y también que había rivales que estaban muy bien, pero otros que eran muy flojitos y muy humildes, que hacían lo que podían desde las comisiones directivas para poder viajar y los profes para trabajar. Nosotras fuimos a AFA pensando en ascender a la B, pero cuando la competencia no ayuda, eso implica un cambio mental y se hace más largo el proceso. Ahora que ascendimos sé que el año que viene el crecimiento va a ser más rápido porque los rivales van a ser más difíciles”, consideró la entrenadora Pirata.

Díaz repite como un mantra los principios tácticos que hicieron de su Belgrano un equipo temible: en los entrenamientos el trabajo se basa en practicar salidas de inicio desde la arquera con pelota al piso y se hace hincapié en la circulación de pelota, el ataque rápido y la presión bien alta sobre el rival. La recuperación veloz ante la pérdida del balón fue una de las cuestiones que más costó incorporar, pero hoy es una de las características salientes del funcionamiento colectivo.

El fútbol moderno también supone la implementación del videoanálisis y en eso las Piratas no se han quedado atrás: “Es necesario saber quién está enfrente. Hay jugadoras que todo el tiempo están pensando en el rival, mientras que otras son más relajadas y solo quieren jugar, pero yo como cuerpo técnico se los exijo porque creo que es clave. Aunque la realidad es que soy más exhaustiva en el videoanálisis propio: hago recortes de nuestros partidos para marcar qué tenemos que mejorar y les digo: ‘Acá hubo poca circulación, acá fallamos en la definición, tuvimos tantas salidas de inicio incorrectas o incompletas’”.

“Yo tengo grandes jugadoras y tengo que exigirlas después de que ganan 7-0 o 10-0. Siempre tengo que encontrarles algo para mejorar. Además, las bajo a la realidad: les cuento que las rivales tuvieron que vender bonos o rifas para venir a jugar con nosotras y les digo que si queremos estar más arriba, hay que seguir mejorando. No podemos cancherear. En cuartos de final nos pasó que recién hicimos el primer gol a la media hora de partido y ahí les expliqué a las jugadoras que eso está bien, que es perfecto y que es lo que debería pasar siempre. Tenemos que estar tranquilas y sumar experiencia”, agregó.

Todo este esfuerzo y trabajo mancomunado llevó a cumplir el objetivo. Belgrano logró el ascenso a la Primera B y también se coronó campeón de la Liga Cordobesa. En la Copa Federal, por su parte, quedó eliminado al caer en la Fase Clasificatoria ante Central Córdoba de Santiago del Estero. Esto último dejó un sabor amargo no por el resultado en sí, sino por la forma en que se dio: unos días antes del comienzo del torneo, el club se enteró de que no podría contar con sus jugadoras fichadas en AFA, algo que los obligó a salir desesperadamente en busca de futbolistas para afrontar ese certamen.

Más allá de los títulos, el demorado reconocimiento para sus jugadoras históricas y el crecimiento que tuvieron las más jóvenes son algunos de los puntos salientes que deja este gran año de Belgrano. Pero el fútbol todavía tiene más sorpresas para este equipo que causó sensación: las Piratas fueron invitadas por el cuerpo técnico de la selección argentina y este lunes 13 de diciembre jugaron un amistoso ante la Sub 20 en el predio de Ezeiza. En tanto que el sábado siguiente disputarán la final del torneo de Primera C ante Claypole, el equipo que consiguió el otro ascenso. Las dirigidas por Díaz irán en busca del primer título de su historia AFA en un escenario imponente: el mítico estadio Mario Alberto Kempes de la capital cordobesa.

“Hasta la A no paramos”, se escucha por Alberdi. Y sobran los motivos para soñar.

Fuente: Infobae

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