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Demagogia revisionista: una calle de Trelew dejó de llamarse Julio A. Roca

NACIONALES 25/12/2021 Gabriel PÉREZ

Las campañas para “desmonumentar” a Julio Argentino Roca comenzaron a gestarse hace 10 años en el país. Uno de sus principales impulsores fue el historiador y ensayista Osvaldo Bayer (fallecido en 2018), que residía mayormente en Alemania. Entre los argumentos esgrimidos por el autor y otros detractores de la figura del dos veces presidente de la Argentina, está el de que Roca tendría más monumentos, calles y plazas que San Martín y Belgrano juntos. Algo muy dudoso. También lo acusan de haber asesinado a miles de aborígenes durante su campaña en la Patagonia.

El jueves 23, ese debate se trasladó al Concejo Deliberante de Trelew donde los ediles derogaron la ordenanza 26, vigente desde 1911, por la cual se le había impuesto el nombre de “Julio A. Roca” a una calle céntrica de esa ciudad, la segunda en cantidad de habitantes del Chubut.

Ocho votos del cuerpo legislativo fueron suficientes para avanzar con la supresión del nombre de la arteria, que atraviesa un trayecto considerable de Trelew. Solo el concejal Rubén Cáceres, de la UCR, se opuso al cambio de nombre, mientras que Oscar Villarroel, de Chubut al Frente, se abstuvo.

El plan de modificación de nomenclatura contempla también una consulta a representantes de organizaciones sociales, a la Cátedra Abierta de Pueblos Originarios, a referentes y personas que se autoreconocen mapuche-tehuelches -según la tendencia actual a la autopercepción como criterio de identidad- para votar por la selección de un nuevo nombre.

Habrá un 180 días para buscar un nombre, que serán prorrogables por otros 90. La consulta se iniciará a los 90 días de la promulgación de la ordenanza.

Meses atrás, el proyecto despertó controversias entre los vecinos frentistas por el “enorme perjuicio” que esa iniciativa podría acarrear ya que implicará “trámites burocráticos y económicos de toda índole” que no estaban dispuestos a afrontar.

Por otra parte, advirtieron que el proyecto tenía “una clara intención política”, que es la de “prohibir para siempre el uso del nombre del prócer a quien la República Argentina toda le debe nada más y nada menos el hecho que la Patagonia forme parte de su territorio nacional”.

Durante la votación, el edil Cáceres se opuso férreamente al cambio del nombre de la calle ya que el proyecto ni siquiera propone un nombre para reemplazarlo. “Es revanchismo puro”, sostuvo en su exposición.

En diciembre de 2020, el intendente de Río Gallegos, Pablo Grasso (Frente de Todos), también ordenó una medida en contra del ex presidente argentino. Mandó a remover la estatua de Roca, que estaba situada sobre el cruce de las avenidas Néstor Kirchner y San Martín, y ante las reacciones negativas de los vecinos puso como excusa primero la restauración de la estatua y luego la realización de una obra pública: ensanchar los carriles de las avenidas, colocar un nuevo cantero y facilitar la circulación del tránsito.

La decisión fue duramente cuestionada por el ministro de Educación de aquel momento, Alejandro Finocchiaro, que la calificó de “gesto autoritario”.

La estatuas que homenajean al general Roca dispararon la controversia en la Patagonia. Desde hace años, algunos sectores académicos revisionistas y políticos cuestionan la figura del ex presidente, símbolo y artífice de la “Conquista del Desierto”, a partir de la cual el Ejército incorporó a fines del siglo XIX nuevos territorios para el Estado argentino moderno y extendió la soberanía nacional a la provincia de La Pampa y la Patagonia.

Es el dato que no suelen contemplar estas campañas iconoclastas y en definitiva de deconstrucción del país y de su historia.

Pero estas iniciativas solo apuntan contra el hecho de que se avanzó sobre posesiones y dominios donde estaban asentados los pueblos indígenas.

“Comenzamos con Roca y seguiremos con el resto de los genocidas. Nos espera una larga tarea desmonumentadora por delante. Espero contar con vos”, decía por ejemplo Bayer.

Son iniciativas que se inscriben en la misma línea de la leyenda negra española que ha llevado a líderes como el venezolano Hugo Chávez en su momento y el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ahora a apuntar sus dardos antiimperialistas contra España, a cinco siglos de la conquista y a doscientos años de la emancipación.

De modo análogo se revisa y se cuestiona la propia historia y en particular la etapa de modernización y nacionalización el Estado, de la que Roca fue uno de los principales protagonistas pero cuyo rol histórico es víctima de reduccionismo, olvidando la gran cantidad de instituciones fundamentales yd e leyes (la 1420 de Educación pública entre otras) que se concretaron durante sus mandatos.

En Bariloche, el busto de Julio Argentino Roca que se levanta en el centro Cívico empezó a estar en el ojo de la tormenta a partir de 2015. Hoy, la estatua es motivo de escraches permanentes y sirvió de soporte para las manifestaciones más diversas, desde festejos deportivos hasta movilizaciones políticas y denuncias indigenistas. También fue usado para atar carpas, para proteger mangrullos de sonido en los recitales o para instalar un pino navideño.

Sus críticos señalan que Roca nunca estuvo en Bariloche -criterio absurdo ya que no sería el único prócer en esa situación- y proponen remover el monumento. Algunos lo impulsan por ideología y otros con algo de resignación, ante la evidencia de que las pintadas de repudio se repetirán una y otra vez mientras nada cambie.

Desde el departamento de Patrimonio Histórico y Cultural del municipio, indicaron que “es la manifestación política de una etapa muy dura” y se mostraron dispuestos a sacar la estatua y poner en su lugar “una fuente o algo para celebrar”. Pero al ser Monumento Histórico por ley, para removerlo se necesita otra ley. Además, haría falta un plebiscito vinculante para saber la opinión de los vecinos.

“El problema va mucho más allá de Roca y es profundo. Tiene que ver con toda nuestra estatutaria argentina y también americana. Hay que ver que en nombres de calles y plazas, y monumentos, hay un mensaje peligroso, represivo y violento que nos impone una versión de la historia que viene de la oligarquía de esa época, contrapuesta a la Revolución de Mayo, que pregonaba lo contrario”, fue el argumento esgrimido hace un tiempo por el psicólogo e investigador en Historia Marcelo Valko, socio de Bayer en esta campaña.

Como se ve, un amplio programa que, curiosamente, encuentra eco en gente que se dice nacionalista y no halla mejor modo de expresarlo que cuestionando los derechos del Estado argentino para ejercer su soberanía sobre esos territorios patagónicos.

Pero, como se vio en el caso de Río Gallegos, se trata de iniciativas de los políticos que no siempre cuentan con la adhesión de la población, que por lo general no comparte esta fiebre iconoclasta.

Un ejemplo posterior al de la capital santacruceña fue el de Bahía Blanca, hace pocos meses, donde el intendente, Héctor Gay, que pertenece al PRO, dispuso quitar el nombre de “Conquista del Desierto” a un parque de la ciudad, que tiene 74 hectáreas. Estableció que el nuevo nombre fuera elegido en una consulta popular por los vecinos de la zona, la que tuvo lugar en julio pasado. El resultado no fue el que esperaba: el nombre más votado fue “Julio A. Roca” y el segundo “Conquista del Desierto”. El intendente, sin embargo, no quiere acatar el resultado de consulta popular que él mismo impulsó. Fue por lana y salió trasquilado, pero en una actitud poco democrática, como mínimo, no acepta la derrota. El proyecto volverá al Concejo Deliberante. El final es abierto, pero la gente claramente le dijo a Gay que deje las cosas como están en el parque Conquista del Desierto.

Fuente: Infobae

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