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Europa se enreda con la fragmentación política

INTERNACIONALES 26/12/2021 Bernardo DE MIGUEL
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El mapa político de Europa se resquebraja. Con la llamada democracia Spotify, los votantes disfrutan de una oferta electoral cada vez más personalizada; y la fragmentación parlamentaria ha hecho que los gobiernos monocolor casi desaparezcan del continente. La fragilidad y heterogeneidad de los ejecutivos nacionales repercuten de manera inevitable en el funcionamiento de la UE porque las instituciones comunitarias carecen a menudo de interlocutores sólidos y estables. Solo entre febrero de 2020 y diciembre de 2021, han cambiado 10 de los 27 presidentes de Gobierno que se sientan en el Consejo Europeo, el máximo órgano de dirección política de la UE. A pesar de ello, Bruselas está acostumbrándose a gestionar un club multicolor y la experiencia de la pandemia muestra que es posible alcanzar grandes acuerdos.

Los analistas identifican varias causas para la dispersión del voto. Desde la dilución de las clases sociales tradicionales a la desafección con unos partidos políticos que han sufrido una sangría de votos y afiliados o hasta, paradójicamente, el deseo de probar fórmulas alternativas gracias a la tranquilidad que da un estado del bienestar construido por democristianos y socialdemócratas. En todo caso, la democracia a la carta se ha extendido por todo el continente y ha terminado, de momento, con el menú electoral que apenas ofrecía dos platos para elegir.

“La fragmentación política, antes que nada, es un hecho, más allá de cualquier juicio de valor”, señala el eurodiputado Doménec Ruiz-Devesa, ponente del proyecto de reforma de la ley electoral europea que, si llega a concluirse a tiempo, regirá los comicios de 2024 para el Parlamento Europeo. Ruiz-Devesa reconoce que la mayor diversidad ideológica “hace más difícil la toma de decisiones”. Pero considera que la multiplicación da actores “también pone en valor la necesidad de llegar a consensos que tengan un respaldo social más amplio”.

Sophie Pornschlegel, analista sénior del European Policy Centre (EPC) especializada en el mapa político europeo, coincide en que “la fragmentación electoral en sí misma no es buena ni mala, todo depende del contexto”. Y apunta como prueba el caso de Alemania, donde la existencia de una cultura favorable a la negociación y al consenso genera mayorías amplias y gobiernos cohesionados.

La analista del EPC apunta, en cambio, que “en la UE se necesitan gobiernos estables porque si se produce un relevo continuo, como estamos viendo en Rumanía o Bulgaria, la posición de esos países en los debates comunitarios deja de estar clara y puede impactar en el funcionamiento de las instituciones europeas”.

Fuentes comunitarias reconocen que los continuos vaivenes en algunas capitales hacen chirriar los engranajes de la UE y pueden lastrar el impulso que requieren las iniciativas comunitarias. Las alambicadas coaliciones, con la suma de partidos con intereses a veces muy contrapuestos, también provoca, según esas fuentes, que los negociadores del Gobierno de turno lleguen a Bruselas sin una posición clara sobre los temas más polémicos.

Fuente: El País

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