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El tuit del ladrón del siglo: “Salí por esta tapa rico y libre y terminé pobre por un rastrero y preso"

CIUDADANOS 14/01/2022 Rodolfo PALACIOS
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“Hoy hace 16 años que salí por ésta tapa, de las calles Libertad y Tres Sargentos, rico y libre y terminé pobre por un rastrero y preso por dos delatores”.

Con ese tuit, acompañado de una foto de la alcantarilla por la que fugaron los ladrones, Luis Mario Vitette Sellanes volvió a instalar el escándalo con sus compañeros de banda de Robo del Siglo, ocurrido el 13 de enero de 2006 en el banco Río de Acassuso.

Su mensaje en redes tiene más de mil retuis. Y cientos de comentarios.

Vitette salió otra vez con rudeza contra sus ex compañeros.

Para el mundo del hampa, ser “rastrero” es traicionar al compañero, quedarse con cosas que no le corresponden. ¿Quién es el rastrero para “Marito? Sin dudas que Fernando Araujo, el cerebro del golpe con quien mantiene una enemistad.

Cuando habla de dos delatores por los que está preso podría pensarse que una es Alicia di Tullio, quien delató a la banda. Y el otro podría ser Sebastián García Bolster, que fue señalado de dar los nombres de sus compañeros cuando le hicieron un simulacro de fusilamiento cuando lo llevaban detenido. El siempre lo negó.

Poco antes de la pandemia, hace casi dos años, Vitette se había manifestado en esos términos en una entrevista exclusiva que le dio a Infobae en Uruguay.

Esta semana Infobae quiso consultarlo sobre el tema y fue terminante: “Ese robo es parte del pasado. No quiero hablar”.

La entrevista en la que confesó todo

“Voy a contar los secretos más oscuros del robo al banco Río”, anuncia Luis Mario Vitette Sellanes, el ladrón del siglo, sentado en el sillón de su casa de San José, Uruguay, mientras come un plato de fideos con tuco allá por 2020.

-Los secretos más oscuros del robo ocurrido el 13 de enero de 2006, cuando usted y otros seis ladrones robaron millones de dólares.

-Sí, y a si mi memoria no me falla negocié con destreza ante un negociador experto y un 300 policías y francotiradores que rodeaban el banco.

A Vitette le gusta jugar al misterio. Retirado del delito publicó El ladrón del siglo, libro que hasta la irrupción de la pandemia iba por su segunda edición. En su primera obra cuenta una historia de amor entrelazada con su vida delictiva. Antes del robo del siglo, Vitette fue un experto escruchante (entrar a robar en casas en ausencia de sus ocupantes) y un ágil “Hombre Araña”, el delincuente que asciende a pisos altos, se mete por ventanales y desvalija departamentos.

Ahora está entusiasmado con los proyectos: un documental sobre el robo y una película o serie sobre su libro.

El misterio que Vitette develará en esa entrevista, que fue hecha pocos días antes de la cuarentana, tiene que ver con la banda que lo tuvo como cara visible. Dirá que está enemistado con Fernando Araujo, el ideólogo del robo del siglo y artífice de la película El robo del siglo, protagonizada por Diego Peretti y Guillermo Francella y que fue vista por más de dos millones de espectadores .

Vitette dice que ahora habla con el resto de sus compañeros, después de más de 14 años de distanciamiento. Uno de ellos es Julián Zalloechevarría, alias El Paisa, el que robó dos autos para la logística, esperó a la banda en una combi refaccionada y que siempre se lamentó no haber podido entrar en el banco porque aun se recuperaba de una herida ocasionada por un balazo policial.

Vitette también tiene contacto con “El ladrón fantasma”, una pieza clave del asalto. Un delincuente que nunca fue detenido y que habló con Infobae en exclusiva. Es el que logró que Marito, como le dicen sus compañeros, entrara en la banda y además invirtiera 100 mil dólares para la planificación.

Lo que resulta llamativo es que se reconcilió con dos de sus ex cómplices. Retomó la comunicación con Rubén Alberto de la Torre, a quien criticaba en la prensa por ser el responsable de que su ex esposa, Alicia di Tullio, delatara a la banda. Todo comenzó cuando estaban reparando la combi en el garage de De la Torre y apareció su mujer con platos de fideos para todos. Los ladrones se miraron sorprendidos. Nadie debía saber del robo que se iba a cometer. Pero De la Torre los tranquilizó: “Es del palo, no va a decir nada”.

Vitette hasta dice haberse amigado con Sebastián García Bolster, el “ingeniero” que construyó el dique del túnel y las modernas herramientas para abrir las cajas de seguridad del banco en pocos minutos. Se llevaron mal durante toda la planificación. Y ante los medios, el uruguayo lo llamó “gil y delator” por la versión según la cual Bolster nombró a sus compañeros ante un simulacro de fusilamiento policial, algo que siempre desmintió.

El libro “negro” del robo del siglo

Vitette escribe su segundo libro y tiene la idea para el tercero. Su ritual es relajarse en el sauna de su hotel Don Quijote, a un kilómetro de su casa, y luego ir a un altillo a escribir. “Es mi lugar sagrado y secreto, nunca será fotografiado”, dice. Desde allí mira la ruta y los campos con ganado a través de una ventana.

Si bien es experto en jugar al misterio y en no develar información, esta vez anticipó sobre su nuevo proyecto literario.

-Empecé a escribirlo. Son muchísimas cosas, cuestiones relacionadas con la verdadera historia del robo del siglo. Son un montón de sinsabores, de traiciones, de quedadas con cosas ajenas, de mucho crédito escondido, adjudicado a un solo protagónico. Es decir, una persona que quedó como que ella sola hizo todo. Pero en realidad hay un conjunto de personas (Aclara: poné personas entre comillas porque somos delincuentes) que llevó esto adelante y por suerte fue un éxito. Después hubo muchos problemas por lo que fuimos todos detenidos. Delaciones, traiciones y cosas que contaré en mi próximo libro.

-Cuando se refiere a una persona que quedó como que hizo toda sola, ¿se refiere al líder Fernando Araujo?

-¿El líder?

-Es el líder. Fernando Araujo fue el líder.

-No, no, no (con énfasis). Esa persona se presenta como el líder, pero no es el líder. El otro día hablaba con el señor Rubén Alberto de la Torre, alias Beto, muy conocido en toda esta historia.

-¿Se amigó con De la Torre?

-Sí. Nos mensajeamos. Yo hablé mal de él en la prensa y él hizo lo mismo. Pero ya arreglamos todo. Entiendo lo que dice de Di Tullio. Yo tampoco la hubiese perdonado. Pero quiero decirte que hablo con todos, hablo con De la Torre, hablo con el ladrón fantasma y hasta con El Nene, otro de los personajes que nunca apareció…

-¿No había muerto El Nene?

-No, no, está vivo. Es el séptimo hombre de la banda. Y es uruguayo como yo. También tiene muchas cosas para decir que ya te contaré. También hablo con Julián Zalloechevarría. Con todos los protagonistas de esta historia. Es más, va una primicia: tengo varios audios con el señor Sebástián García Bolster, en los que hemos ajustado algunas cuentas. Me he enterado de cosas que me decepcionaron y enojaron mucho. No sé si contarlas.

-No respondió por qué dice que el líder de la banda no fue el líder.

-Yo creo que el líder del robo del siglo fue Beto de la Torre, que es el que entró primero empuñando una réplica de escopeta, que es el que tomó posesión del lugar. En la jerga del hampa, el que va adelante es el líder. Después entró “El ladrón fantasma”, al que has entrevistado tu. Un personaje que ha desaparecido en el tiempo, porque otro de los personajes captó todas las cuestiones que hizo “El ladrón fantasma” y se las adjudicó. Después entré yo, después entro el Nene. Y cinco minutos después entró el que ahora dice que es líder. No voy a quitar su autoridad como ideólogo. Es el ideólogo, pero punto. Después, es un ejecutor como cualquiera.

En su presente, lejos del delito, se siente feliz con su esposa Elicette y su hijo Lucianito. Hasta ella se enoja cuando habla de su pasado delincuencial. Dice que no la enamoró Marito, el personaje burlón y desafiante que habla con los medios, sino Luis, el hombre que convive con ella y tiene un perfil más bajo.

-El delincuente tiene una mala vida y no puede tener familia. Si tiene familia, tiene que cambiar de oficio. El delincuente, sobre todo el ladrón, como he sido yo, que he dejado mi vida en prisión. ¿Para qué querés a tu familia sufriendo contigo? Que tiene que ir a visitarte, sufrir, recorrer los juzgados. El ladrón no puede tener familia, así que repito por si no quedó claro, la familia del ladrón es sagrada.

-¿Qué pasó con el reparto del dinero y las joyas?

-A ver... el reparto de dinero, que lo hice yo personalmente en presencia de todos. Y nadie reclama eso. Por ejemplo, quedaron las joyas para repartir y hay muchos problemas con eso. De la Torre me hizo un comentario que me instaló la sospecha fuerte. Si bien después le sacó las joyas la Policía cuando lo allanaron, él recuerda perfectamente lo que le dieron. También El Nene, el séptimo hombre, que entró conmigo, de camisa blanca y anteojos, que tuvo muy buena participación en todo esto y que también tiene un reclamo que hacer respecto de las joyas.

-Para que se entienda el tenor de los reclamos. Creen que alguien de la banda se quedó con un vuelto o no repartió joyas. ¿Es así?

-Si, ahí está. No quiero cargar mis tintas por ahora. Quiero que cada cual se defienda. Voy a apoyar lo que dicen mis compañeros porque yo también lo pienso. Mi libro redacta claramente cómo se repartió el dinero. Lo repartí yo en partes iguales, en presencia de todos. Pero quedaron dos bolsas enormes, ochenta kilos de joyas finas para repartir después, más adelante. Eso quedó en custodia de una persona. Después nos fueron llamando y nos dieron una bolsita a cada uno. Ahí está lo que le secuestraron a La Torre. Quiere decir que si eran ochenta kilos, éramos cinco o seis, y a La Torre le sacaron cinco kilos. Y te diría que era más bijouterie de Once que las joyas de las cajas de seguridad. No exagero. Hasta podrían haberle dado cualquier cosa. Algo pasó, porque yo estudié matemáticas. El séptimo miembro de la banda contará otros pormenores si algún día decide hablar. Para que no sea siempre Vitette… porque capaz que Vitette es un mentiroso, es un mitómano, tiene la necesidad de difamar. Pero detrás de cada uno de mis comentarios hay un compañero de causa que va a avalar lo que yo digo. Y respecto de esa repartija de joyas no hay quien pueda avalar nada, se hizo entre gallos y medianoche.

-Una pregunta que seguro no va a responder: ¿dónde está el botín?

-Hay varias versiones. Una judicial. Y es según quién lo cuente. Lo único que sabemos es que a García Bolster le sacaron plata. Un escribano vino y entregó plata que era de García Bolster diciendo “esta plata me la dio García Bolster, está húmeda y yo no tengo ninguna duda de que es robada del banco”. Después le sacaron, creo que de adentro de una heladera, toda la plata. A De la Torre le incautaron toda la guita, hasta la que tenía en el horno. Y después creo que a nadie más le sacaron dinero. En cuanto a la cifra, no la diré. Pero tanto el banco como nosotros, los ladrones, la inflamos.

-¿Cómo fue la impensada reconciliación con Bolster? El dice que no habló con vos.

-Quizá no quiera revelarlo. Ya le pedí perdón el otro día. En una charla telefónica le pedí perdón al Marciano, como le decíamos, porque dicen que me delató. Y si lo hizo, lo entiendo. Porque no es del hampa. Capaz yo hubiera hecho lo mismo. Te tiran al piso, te pegan dos gritos, te ponen una 45 en la cabeza y vos te ves morir, tenés mujer. El otro día tuve la oportunidad de redimirme, porque todo vuelve en esta vida. Le dije: ”Ya está, Marciano”. “No, porque también dicen que yo delaté a Fernando cuando lo fueron a buscar allá al desierto y no es verdad”. Le creí.

-Ustedes ya tenían una relación distante previa…

-Sí, porque yo le dije a un secuaz de la banda: “Este nos va a mandar en cana”. Y me respondió: “Despreocupate que yo me le quedo con las joyas a éste, no le doy ni una”. “¿Por qué?”. Quise saber. “Cuestiones nuestras”, me respondió.

-¿Qué cambió para que ahora se hable con ex compañeros con los que estaba enemistado?

-Había una incomunicación entre nosotros. Lo único que hacíamos era insultarnos. Sin armas pero con rencores. Y ahora hablando entre todos nos dimos cuenta de una maniobra espuria, y eso por haber creído en los respetos de los delincuentes. Que los que no son delincuentes, son chorros cero códigos.

Peleas y reconciliaciones

Un tramo de la entrevista se hizo en su joyería “Verde Esmeralda”, donde tiene un aceitado sistema de seguridad, al igual que su casa. Cámaras, alarmas, sensores. “Robarme a mí es como sacarle la pelota entre los pies a Maradona”, dice orgulloso. El ex escruchante, ladrón de joyerías y de bancos, ahora se define como padre de familia, joyero, relojero y experto en redes sociales y escritor.

Aunque admite que tiene ego, siente que ya no necesita tanta necesidad de protagonismo. Logró ser el ladrón de la Argentina más famoso. Tiene casi 30 mil seguidores en Twitter, dos cuentas de Facebook “estalladas”, como dice él, una cuenta de Instagram que maneja su esposa, y dice haber dado más de 150 entrevistas. Enumera a la CNN en español, a la revista Society de París, a El País de España, a la cadena rusa Sputnik, entre otros medios. “Hasta de China me llamaron”, dice.

-¿Usted siempre actuó bien con sus compañeros?

-Nunca me sacaron una moneda, nunca traicioné a un compañero, nunca me quedé con un peso. Porque en el argot, como lo dijo De la Torre el otro día, quien se queda con un peso del compañero es un rastrero. “El que roba a un ladrón tiene cien años de perdón”. Si no tiene antecedentes. Si tiene antecedente penales, no tiene cien años de perdón. Seguramente cualquier persona que rompa ese código, la pasará muy mal en las cárceles, cuando trascienda que rastreó a un compañero. Porque nada es para siempre. Yo he tenido, como ustedes saben, millones de dólares, no me los dieron, se sabe que los robé. Y no me quedó nada.

-¿No volvería a robar por nada del mundo?

-No. Asunto terminado. Sufrí e hice sufrir. Todo esto que digo es la pura verdad.

Fuente: Infobae

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