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¿Cómo afectarán a la Argentina las sanciones a Rusia por la invasión a Ucrania?

ECONOMÍA 06/03/2022 Mariel FITZ PATRICK |Sandra CRUCIANELLI
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Las sanciones de los países europeos, Estados Unidos y Canadá a Rusia en represalia al ataque militar a Ucrania están destinadas a forzar una marcha atrás de Vladimir Putin es su escalada bélica contra la ex república soviética de Ucrania. Sin embargo, sus efectos excederán ampliamente a la economía rusa y se sentirán en todo el mundo, por el aumento del precio de las commodities agropecuarias y energéticas -el trigo y el petróleo, principalmente-, una mayor inflación y la escasez de alimentos.

Mas allá de la buena sintonía que buscó tener Alberto Fernández con Putin en su visita de febrero pasado, antes de que estallara el conflicto bélico, y que el Gobierno argentino anunció que no aplicará sanciones contra Moscú por la invasión a Ucrania, nuestro país no estará exento de recibir los coletazos de las medidas impuestas por las principales naciones occidentales. El ofrecimiento del Presidente a su par ruso para que Argentina sea “la puerta de entrada a América Latina” no impedirá sufrir ya los primeros impactos a nivel local.

Si bien el intercambio comercial es bajo en relación al que hay con otros países, hay sectores específicos que ya están siendo afectados ¿Por qué? Por un combo de decisiones que se implementaron esta última semana y que, inevitablemente, repercuten en Argentina, según coincidieron los distintos especialistas y representantes de distintos sectores consultados por Infobae.

Abarcan desde la decisión de las marítimas de no llegar a los puertos de Rusia para descargar la mercadería, hasta el bloqueo aéreo que también impide el ingreso de productos y documentación de las operaciones necesarias para que los proveedores argentinos puedan concretar la importación. A esto se suma la incertidumbre sobre la mercadería en tránsito y sus costos adicionales al quedar varada y, principalmente, la decisión de los países occidentales de excluir a Rusia del sistema SWIFT (acrónimo en inglés de Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication), la red de alta seguridad que facilita los pagos entre 11.000 instituciones financieras de 200 países, y que permite transacciones de miles de millones de dólares alrededor del mundo.

Las ventas argentinas a Rusia

En 2021, nuestro país exportó a la nación rusa productos agropecuarios por USD 680 millones, según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Desde los puertos argentinos salían hasta ahora con ese destino cítricos, como limones y naranjas; peras y manzanas de la Patagonia; maní y ciruelas desecadas; carne para hacer embutidos; productos lácteos; y pescado del Atlántico Sur, como langostinos.

“Las exportaciones nuestras a Rusia son menos de 1% del total, que es de unos USD 75.000 millones. No es un volumen demasiado relevante. Como comparación, a Estados Unidos le vendemos por USD 4.500 millones y a China por USD 8.000 millones. Pero para el que participa en esas exportaciones, las sanciones a Rusia son un problema. Nunca es bueno perder nada en el mercado internacional”, sostuvo Marcelo Elizondo, ex director ejecutivo de Fundación Exportar y actual director de la consultora DNI, en diálogo con Infobae.

“Pero indirectamente el aumento de los commodities energéticos van a subir en todo el mundo. Argentina importaba el gas a USD 8 el BTU y se estima que este año estará entre USD 25 y 30 el BTU, que es lo que tendrá que pagarlo. Bolivia este año producirá menos y a nosotros nos salía más barato traerlo desde Bolivia por un gasoducto, que salir a comprarlo en un buque que cuesta tres veces más caro”.

Sin fletes marítimos

El miércoles de la semana que termina, todas las empresas marítimas suspendieron sus servicios a los puertos rusos, lo que bloqueó la llegada de mercadería por esa vía. Esta decisión de las navieras tiene implicancias de magnitud para el propio país sancionado, pero también para el comercio mundial y Argentina. “Los productores locales que le vendían a Rusia van a tener que buscar otros mercados, que no es fácil porque son en su mayoría mercados tradicionales”, advirtió Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC).

La suspensión de los fletes marítimos a Rusia y Ucrania afecta, además, a toda la operativa integral del comercio bilateral. “Hay preocupación por la mercadería en tránsito, tanto por la que ya llegó antes de entrar en vigencia la medida y quedó varada en el puerto, como por la que ya salió y se cobró el adelanto del 30%, o la totalidad de la carga, pero aún no llegó a manos del cliente ruso. Un barco de Buenos Aires a Rusia tarda 35 días. Entonces, hay una gran cantidad de containers que quedaron alcanzados por esta decisión de las empresas navieras”, explicó Matías García Tuñón, coordinador de la Cámara de Comercio e Industria Argentino Rusa (CACIAR), una asociación civil que agrupa a empresas privadas argentinas destinada a promover el comercio exterior con Rusia, sin vinculación con el gobierno de ese país.

“Los puertos de destino habitual de nuestras exportaciones a Rusia son Rotterdam (en los Países Bajos) o Amberes (Bélgica), y desde ahí se hace trasbordo. Ese es el tramo que ya no se puede hacer desde el miércoles. Entonces hay que buscarle otro destino a la carga que llegó o que está por llegar en los próximos días. Y por cada día con la mercadería parada en puerto, hay que pagar, más por ejemplo si requiere frío. Por eso, hoy sugerimos desde la Cámara Argentino Rusa que pongan toda operación en stand by (suspenso)”, le dijo García Tuñón a Infobae.

Uno de los sectores ya afectados es el del maní. “En 2021, solo a Rusia, fueron 40.000 toneladas por USD 52 millones (valor FOB). Fue un 60% por ciento más que en 2020, cuando le vendimos 25.000 toneladas por USD 31 millones. Desde ayer (por el miércoles), ya no vamos a poder cargar nuestro maní con destino al puerto de San Petersburgo en Rusia, y no sabemos qué va a pasar con los contenedores ya cargados, a dónde van a ir, si se van a desviar al puerto de Rotterdam, adonde va el 40% del maní argentino destinado a Europa. Pero nos acaban de avisar, por ejemplo, que hay una congestión marítima en ese puerto y un barco ya no pudo descargar ahí”, aseguró Diego Yabes, vicepresidente de la Cámara Argentina del Maní, en diálogo con Infobae.

“Por otro lado, la acumulación de mercadería genera un volumen no previsto, con una sobreoferta y la consecuente caída en el precio internacional. Para Brasil - nuestro competidor directo por precio ya que no tiene retenciones-, solo Rusia y Ucrania representan el 50% de sus exportaciones de maní”, agregó.

A esto se suma la devaluación del rublo. “El importador ruso va a pedir renegociar el precio con el vendedor argentino por la caída del rublo. Porque sino termina perdiendo plata cuando le vende a su comprador interno en Rusia”, advirtió García Tuñón.

Hay otros dos rubros del sector agropecuario que también están sintiendo el impacto de la sanciones, el trigo y el aceite de girasol, en los que Ucrania y Rusia son competidores de Argentina. En el trigo, estos dos países aportan un 28% de la producción mundial. “Rusia puede desaparecer del mercado por las sanciones y Ucrania, dejó de poder vender su trigo porque los puertos del Mar Negro no están operativos. Esto ya está generando una suba en los precios internacionales del trigo. Sin embargo, esta situación no va a poder ser aprovechada por Argentina porque el Gobierno no nos autoriza más exportaciones. Desde finales del año pasado tenemos un tope para exportar de 14,5 millones para este año. Pero ya llevamos 14 millones de trigo”, explicó Idígoras.

“El gobierno puso este máximo en los volúmenes a exportar para garantizar que el resto del trigo vaya al mercado interno. Pero en estos días subió el precio internacional, y por lo tanto subió el precio del mercado interno. Hoy hay 7,5 millones de toneladas sin vender en poder de los productores argentinos”, agregó el titular de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales. Justamente, por esta situación de suba histórica del grano que alcanzó casi los USD 500 la tonelada, el Gobierno oficializó ayer la creación de un fideicomiso del trigo y del maíz, para “asegurar un precio estable” de algunos productos. La medida fue recibida con críticas de los los diferentes sectores que están vinculados a la producción y comercialización de granos.

En el caso del aceite de girasol, Ucrania y Rusia concentran el 78% del comercio mundial. “Ucrania en los últimos años desplazó a Argentina en las ventas. Se convirtió en una potencia agrícola en base al desarrollo agroindustrial. Por eso tiene mucha inversión extranjera directa. Entre Ucrania y Rusia hay 10 millones de toneladas de aceite de girasol que no pueden salir del Mar Negro porque todos los puertos están cerrados, y que no pueden llegar a la Unión Europea, China e India”, precisó Idígoras.

¿Argentina puede capitalizar esa imposibilidad de ubicar su aceite de girasol que tienen Rusia y Ucrania hoy?, le preguntó Infobae. “No, porque tenemos volumen chico para exportar. Producimos 3.100.000 toneladas al año, y tenemos un fideicomiso para proteger el consumo de aceite, y solo exportamos 700.000 toneladas al año. El resto es consumo interno. Por la intención del Gobierno de desacoplar precios, el consumo local está siendo solventado por los exportadores, que le pagan a los productores internos la diferencia. O sea, por las restricciones que tenemos, no podemos aprovechar ni la posibilidad de vender al exterior más aceite de girasol ni más trigo frente a este nuevo escenario mundial”.

A la decisión de las navieras de suspender los fletes marítimos a Rusia, se suma el cierre de Rusia a su espacio aéreo a 36 países, entre ellos todos los principales de Europa y occidente, como respuesta a las sanciones. “Esto implica que los aviones de las principales aerolíneas ya no vuelan a Moscú o San Petersburgo, y que los envíos no lleguen, o se encarezcan al tener que buscar rutas alternativas, vía Asia, con mayor cantidad de escalas”, observó Yabes.

García Tuñón agregó que “hay mercaderías perecederas, cargas más chicas, muestras, o por ejemplo las vacunas que sí o sí deben ir en avión porque no pueden tardar 35 días en llegar. Lo mismo la documentación de cada embarque a Rusia, que se le manda al cliente por avión para poder cobrarse luego de ser despachada”.

Qué le compramos a Rusia

En cuanto a las compras a Rusia, el año pasado fueron por USD 650 millones sobre un total de alrededor de USD 63.000 millones que Argentina importa en su conjunto. Esa cifra supera ampliamente las importaciones en los años de Mauricio Macri y el primero de Alberto Fernández. ¿El motivo? La compra de las dosis de la Sputnik V - el primer inoculante contra el COVID 19 en administrarse en el país al principio de la campaña de vacunación, pero aún no aprobada por las autoridades europeas y norteamericanas- por USD 223 millones. Fue la principal compra al gobierno de Putin el año pasado. Equivalen a un tercio del total de lo comprado a Rusia.

Más allá de las vacunas contra el coronavirus, históricamente le compramos insumos para fertilizantes (principalmente fosfatos) y gasoil. “Ahora Argentina deberá buscar proveedores alternativos de fertilizantes, como China y Marruecos, pero va a impactar en el costo. Rusia es un proveedor muy importante y va a subir el precio de la materia prima”, alertó Idígoras en ese sentido.

Un disparo al corazón del sistema financiero ruso

Todos los consultados coincidieron en que la medida de mayor impacto económico para Rusia es la suspensión a siete bancos rusos del acceso al sistema SWIFT, al impedir transacciones financieras con los compradores y vendedores de commodities en ese país. Las medidas paralizaron los activos del banco central ruso y congelaron sus transacciones, haciendo imposible la liquidación de sus activos y facilitando así una fuerte devaluación del rublo ruso.

“Bilateralmente, lo que más afecta es la suspensión del SWIFT. Que muchos de los bancos rusos hayan quedado fuera es un tema que Argentina no puede revertir y va a sufrir el impacto inmediatamente en el corto plazo. El SWIFT es el que permite el cobro de transacciones, y garantiza la información de quién es el que cobra o el que paga. Rusia podría llegar a triangular con China, pero duraría poco, porque la trazabilidad de los pagos en el mundo se conoce. A partir de ahora va a ser complicado comprar y venderle a Rusia, aunque nosotros no seamos un cliente o proveedor relevante en volumen. El grueso del comercio de Rusia es con la Unión Europea y con Asia”, advirtió Elizondo.

Para Ricardo Lagorio, ex embajador en Rusia durante la gestión de Cambiemos y actual secretario general del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), “esta sanción es la más crítica porque prácticamente implica desconectar lisa y llanamente de un país de todos los flujos financieros, le sacan la sangre. Es una medida muy dura y muy inteligente. Alcanza al Banco Central ruso, y a los bancos estatales que son los que pueden dar financiamiento. Ahora, cualquier prefinanciación para proyectos y contratos con Rusia quedará vetada”.

Esta exclusión del sistema abre un gran interrogante sobre qué pasará con los pagos de las exportaciones ya realizadas, que aún no habían llegado al cliente en Rusia, y los saldos impagos. La exclusión del SWIFT de siete bancos afectaría al 70% de las transacciones internas rusas. “No conocemos aún las consecuencias que puede llegar a tener esa medida, y cómo puede afectar la capacidad de pago de las empresas rusas que son nuestros clientes, si no pueden pagar al no acceder a prefinanciación, o porque no hacer las transacciones bancarias para concretar los pagos. Y también habrá empresas que son nuestras clientes que entren en crisis y se fundan por el conflicto bélico, y las sanciones”, señaló Yabes, de la Cámara Argentina del Maní.

“El problema es que todas las transferencias se hacen en dólares y tienen que pasar por Estados Unidos. Hay operaciones además que se hacen a plazo, o sea, envíos de mercadería que se pautaron a cobrar entre 30 y 90 días, sin saber que iba a suceder lo de la invasión a Ucrania. Y en la exportación de productos a Rusia, las cinco principales empresas argentinas concentran el 30% de las ventas y las primeras 20, el 50%. Ellas seguramente podrán encontrarle la vuelta. Pero al exportador de las provincias al que le deben USD 500.000, si no los puede cobrar por la exclusión de los principales bancos rusos del sistema SWIFT, quiebra”, advirtió por su parte García Tuñón.

A esto se suma el tope de 180 para liquidar las divisas que les ingresan a los exportadores argentinos al cambio oficial. “Si estás en el día 179 porque le diste plazo al cliente ruso para que te pague, entrás en problemas con la AFIP”, agregó este especialista en comercio con la Federación Rusa desde hace más de 15 años.

Sin embargo, no todos los bancos rusos están afectados en esta suspensión del SWIFT. Esta decisión de los países europeos de realizar una exclusión selectiva recibió críticas, porque preservó a aquellas entidades por las que Europa paga el gas que recibe de Rusia, como el Sberbank y Gazprombank, los dos principales que intervienen en las operaciones de venta de energía. Rusia es el principal exportador de gas mundial y el 40% del consumo de gas en Europa depende del que le provee ese país. “Es muy difícil de reemplazar. No es que si no le compran a Putin, se lo pueden comprar a otro. Con el tiempo si esto se prolonga, van a terminar afectando el negocio del gas”, analizó Elizondo en diálogo con Infobae.

La relación comercial desde el kirchnerismo

La relación comercial con Rusia desde el kirchnerismo hasta hoy tuvo sus vaivenes. La Unidad de Datos de Infobae comparó los volúmenes en dólares de importaciones y exportaciones desde el 2003 a la fecha. De este análisis surge que el intercambio subió durante los gobiernos de Cristina Kirchner y bajó durante el de Mauricio Macri. Pero esto no se debe solo a una cuestión de afinidad política del kirchnerismo con Putin. “Macri tuvo precios internacionales más bajos. No es solo la cantidad de dólares que ingresaron o salieron. Cristina Kirchner, de 2012 a 2014, tuvo precios internacionales muy altos y, quizás vendiendo menos, le implicaron al país la misma cantidad de dólares”, señaló el titular de la consulta DNI.

Del análisis de la balanza comercial - la diferencia entre las exportaciones y las importaciones desde Rusia - surge que los años más deficitarios, en lo que Argentina le compró más a Rusia de lo que le vendió, fueron los del segundo gobierno de la actual vicepresidenta, exactamente entre 2011 y 2015. El pico se alcanzó en 2013 cuando la balanza resultó favorable a Rusia en casi USD 1.000 millones principalmente por la compra por parte de Argentina de gasoil, gas e hidrocarburos.

El mejor año en cuanto al intercambio comercial para Argentina fue durante el primer gobierno de Cristina Kirchner, en 2009, cuando las ventas a Rusia superaron en USD 715 millones las importaciones desde ese país.

Para el coordinador de la Cámara Argentino Rusa, “cuando hay mayor intervención del Estado, la balanza comercial pasa a ser deficitaria para Argentina. Cuando hay mayor conexión Estado-Estado, donde el interés pasa por otro lado, Rusia logra vendernos más que nosotros. Cuando Alberto Fernández se reunió con Putin en febrero no llevó a nadie del sector privado. Fue con muchísimos ministros y gobernadores, y no fue ningún empresario o productor de carne, por ejemplo, que le avisara que hay plantas que están hace dos años esperando que Rusia las habilite”.

Durante el gobierno de Macri, la balanza comercial siempre tuvo saldo positivo, aunque con fluctuaciones, y un pico a favor en la balanza de USD 410 millones en el último año de mandato.

El año pasado, cuando las importaciones desde Rusia ascendieron a USD 650 millones - con un tercio que se explica solo por la compra de vacunas-, y las exportaciones desde nuestro país fueron de USD 680, la balanza comercial fue superavitaria en USD 29 millones. La exportaciones del 2021 - un 11% más que en 2010- estuvieron en línea con el promedio de los últimos 10 años de USD 638 millones. En cambio, en 2020, las compras a Rusia habían sido sustancialmente menores: solo USD 166 millones, contra USD 612 millones que ingresaron por exportaciones a ese país.

Fuente: Infobae

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