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Los inversores apuestan por un cambio de gobierno en 2023

ECONOMÍA 03/04/2022 Pablo WENDE
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El desembolso que realizó el FMI a fines de marzo permitió camuflar el mal desempeño del Banco Central en el frente cambiario en el arranque del año. En el primer trimestre, la intervención en el mercado terminó con un saldo negativo de USD 200 millones, un fuerte contraste con los USD 2.000 millones que había acumulado en el mismo período del 2021. Ni siquiera los altos precios internacionales de la cosecha permitieron esta vez acumular divisas en el inicio.

Las reservas netas, sin embargo, subieron tras los USD 9.800 millones que destrabó el Fondo Monetario. Más allá del ruido previo al acuerdo, el dólar terminó el trimestre prácticamente planchado en la zona de los $ 200. El mercado espera que al menos en los próximos tres meses no se produzcan grandes sobresaltos, ya que habrá un fuerte ingreso de divisas por la cosecha de soja. El impacto positivo se verá parcialmente eclipsado por la necesidad de importar energía para los meses de invierno.

 
Los economistas, sin embargo, no se terminan de poner de acuerdo sobre el “impacto neto” que tendrá en el frente cambiario la fuerte suba de las materias primas. Algunos consideran que la suba de la soja contra el fuerte aumento del gas representa un saldo positivo de USD 3.000 millones, mientras que otros creen que el efecto será exactamente el contrario.

Moody´s realizó un duro diagnóstico sobre los efectos que tendrá el programa acordado con el FMI. La calificadora enfatizó que los nuevos desembolsos reducen el riesgo de default por parte del Gobierno. Sin embargo, también consideró que “el Gobierno no cumplirá con ninguna de las metas macroeconómicas comprometidas”. El déficit fiscal primario sería en 2022 más alto que el 2,5% del PBI negociado, mientras que tampoco caería demasiado a 1% el financiamiento del Central al Tesoro. “Argentina no conseguirá una mejora crediticia a pesar del acuerdo y por lo tanto no mejorará su acceso a los mercados”, concluye.

La estabilidad del dólar no ayudó en lo más mínimo para contener la inflación, que pasó a ser el tema casi único en la agenda del Gobierno. Marzo terminó con un pico que podría acercarse al 6%. No llegaría a superar el 6,5% que registró septiembre de 2019 sobre el final del gobierno de Mauricio Macri, pero en esa ocasión fue producto del impacto directo de un fuerte salto del tipo de cambio, que pasó de los $ 45 a los $ 60. Fue luego del impacto negativo que produjo entre los inversores la victoria de Alberto Fernández en las PASO de agosto.

La dinámica inflacionaria es preocupante por donde se la mire. El economista Aldo Abram lo analiza de esta forma: “En general, los meses de febrero suelen tener menos inflación que enero. Este año sucedió al revés. Y si bien en marzo suele ser más alta, se superaron todos los pronósticos previos”.El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que divulgará el Central a fines de esta semana debería mostrar un fuerte aumento de la proyección para el año. Hasta el mes pasado los economistas esperaban que el 2022 finalizará con un aumento de la inflación del 55%, seguramente ahora estarán más cerca del 60%.

Las distintas reuniones de distintas autoridades del Gobierno con alimenticias y supermercados dejaron al descubierto el desconcierto oficial para atacar el problema. Desde culpar “a los diablos” hasta pedir una suerte de terapia de grupo, pasando por otra desopilante frase de Roberto Feletti: “No puedo hacer milagros”.

Los altos precios de las materias primas por la guerra en Ucrania claramente pusieron más presión, en especial en alimentos. Pero además la economía enfrenta un grave problema de acceso a insumos importados y por ende se registra una caída en la oferta general de productos, lo que también repercute significativamente en los precios. La lista es cada vez más grande, pero va desde neumáticos, repuestos para autos, indumentaria deportiva, material de transporte y también algunos alimentos que desaparecen de las góndolas.

Es posible que la inflación se vaya desacelerando, pero difícilmente baje del rango del 3,5% al 4% en los próximos meses. En el segundo semestre podría caer adicionalmente, pero por “malas razones”, como describió el ex presidente del BCRA, Martín Redrado. Es casi imposible que los ingresos de la sociedad (incluyendo salarios, ingresos informales, planes sociales o jubilaciones) le ganen a la inflación en medio de semejante aceleración. El consumo terminará acusando el impacto y de por sí esto debería ayudar a calmar un poco los precios. Pero aún así será todo un desafío que el índice termine abajo del 60% este año.

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La caída de la imagen del Gobierno y del propio Presidente obliga a ocuparse del tema y buscar algún alivio, aunque no será fácil. Alberto Fernández tiene claro que si existe una mínima chance de reelección pasa por encontrarle la vuelta a los precios, algo que hoy parece sumamente lejano. Y Cristina Kirchner hace grandes esfuerzos por separarse todo lo posible de la gestión de un Presidente que ella misma eligió.

Paradójicamente, los acciones argentinas completaron un gran marzo, con subas que en promedio estuvieron en torno al 20% en dólares, aunque algunos papeles llegaron a subir 35%. Lentamente, los inversores vuelven a poner a la Argentina en el radar.

La apuesta pasa por un posible recambio político en las elecciones presidenciales del 2023, sumado a las fuertes internas en el poder. En una conferencia organizada por Latin Securitiesque congregó a más de 600 inversores argentinos y de otros países de la región, el director de estrategia de la firma Hernán Ladeuixexplicó por dónde pasan los posibles “fundamentals” que justifican este incipiente interés.

“Los grandes fondos de inversión internacionales no van a aceptar una nueva reestructuración, después de haber aceptado masivamente la del 2020. Esto obligará al nuevo gobierno a realizar rápido ajustes y también reformas, lo que se debería haber hecho en el actual acuerdo con el FMI. En ese contexto, no es una locura pensar que con un gobierno más moderado la Argentina recupere acceso a los mercados crediticios para financiar los vencimientos a partir de 2025″, agregó el experto de Latin Securities.

La aceleración de la inflación y el deterioro de la economía tras el rebote del año pasado consolidan el escenario de un gobierno más amigable para los inversores que como mínimo deje atrás al kirchnerismo más duro. Las elecciones de este año en Colombia y Brasil consolidarían la idea acerca de la derrota de los oficialismos tras la pandemia, tal como ya sucedió en Perú y en Chile. No sería extraño que también ocurra en la Argentina. Para los mercados financieros se consolida la idea de “cuanto peor, mejor”.

Fuente: Infobae

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