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Quiénes son las tres mujeres que complican el proyecto político de Horacio Rodríguez Larreta

POLÍTICA 01/05/2022 Ricardo CARPENA
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Cualquier carrera puede estar despejada hasta llegar a la meta, pero la de 2023 asoma con muchos obstáculos. Lo está comprobando Horacio Rodríguez Larreta, un maratonista de la política argentina que no se aparta un milímetro del camino y en cuyo trayecto irrumpieron tres mujeres que se convirtieron en verdaderos desafíos que le complican el recorrido.

Patricia Bullrich, Elisa Carrió y María Eugenia Vidal son las damas de Juntos por el Cambio que lo obligan a cambiar de planes, rediseñar estrategias o ponerse en guardia. Nada peor para alguien como el jefe de Gobierno, que nunca improvisa sino que analiza y mide cada paso que da. Su proyecto claramente es llegar a la Casa Rosada, aunque no de cualquier manera. Suele confesar en la intimidad, por ejemplo, que no reacomodará su discurso ni sus planes para captar el voto libertario y frenar el avance de Javier Milei: “Si la gente quiere votar a alguien como él, que lo haga. No me voy a apartar de una construcción de centro”.

 
Rodríguez Larreta se mantiene inalterable en su línea de siempre. Apuesta a hacerse fuerte en la gestión porteña, como espejo de lo que haría en caso de que sea elegido Presidente. No confirma su candidatura, no dice una palabra de la interna opositora, no contesta agresiones, no habla mal de nadie. ¿Para qué apartarse de este sendero si las encuestas lo siguen favoreciendo? Es cierto que en muchos sondeos sigue creciendo la imagen de Bullrich y poniéndose a la par de él, pero, razonan sus estrategas, falta muchísimo para votar y es crucial la ventaja del jefe de Gobierno por la vidriera que le brinda la Ciudad de Buenos Aires.

Aun así, el alcalde porteño no descuida su cuota de definiciones políticas tajantes: opina invariablemente sobre los principales temas nacionales para marcar sus diferencias con el Gobierno. Y puso a trabajar a sus equipos técnicos en una propuesta de gobierno: el ex ministro Hernán Lacunza pilotea un grupo de 60 expertos para preparar las medidas económicas, en combinación con las que se elaboran en otras áreas coordinadas por Julia Pomares, jefa de asesores de la Ciudad, y Franco Moccia, titular de la Fundación Pensar. Rodríguez Larreta buscará consensuar esas ideas con otras dentro del PRO para que sean de todo el partido.

Los primeros ejes del plan fueron expuestos por Larreta ante los empresarios del Foro Llao Llao en San Carlos de Bariloche, donde explicitó lo que su amigo Diego Santilli le contó en privado a Mauricio Macri y que fue aplaudido por el ex presidente: la crisis argentina es tan grande que el próximo presidente tendrá 100 horas, y no 100 días, para mostrar su voluntad de cambio.

Para ese arranque gubernamental sin gradualismo (a la inversa del gobierno macrista), el jefe de Gobierno repite como un mantra que necesita contar con el apoyo del 70% del electorado. Por eso se aleja de los extremos y quiere cosechar votos en el andarivel del medio que, según le marcan las encuestas, es el más numeroso. En un esquema político que apunta más a captar peronistas desencantados que a libertarios fundamentalistas. Ricardo López Murphy sigue siendo el “amigo liberal” que puede atraer apoyos desde esa vereda, así como José Luis Espert es imaginado como otro eventual aliado desde el distrito bonaerense.

Además de concentrarse en la gestión, el jefe de Gobierno sostendrá su proyección internacional. Antes de que finalice el primer semestre tiene previsto visitar Israel y todavía no descarta viajar a China, en una agenda diseñada junto con Fernando Straface, secretario general de la Ciudad, aunque explotará al máximo su imagen de líder comprometido con la defensa del medio ambiente mediante una cumbre internacional sobre cambio climático que se realizará en Buenos Aires del 19 al 21 de octubre próximo, con la presencia de 100 alcaldes de todo el mundo e invitados previstos como John Kerry, Al Gore y Michael Bloomberg.

Rodríguez Larreta tiene en cuenta que lanzarse al proyecto presidencial obliga a no descuidar el distrito porteño, donde el PRO gobierna desde 2007. Y allí es donde encontró un primer e imprevisto obstáculo en su amiga Vidal. La actual diputada era la sucesora ideal para la Jefatura de Gobierno en los planes originales del larretismo. De extrema confianza, con capacidad y en condiciones de darle su impronta a la gestión, pero sin tirar por la borda al equipo que maneja con eficacia la Ciudad.

Sin embargo, la derrota electoral de 2019 llevó a la gobernadora bonaerense a recluirse en un largo período de silencio, que se mantuvo en el peor momento de la pandemia, y a reaparecer en la política activa con un cambio de distrito para competir como diputada por el distrito porteño. Según las encuestas, pagó un alto costo por ambas decisiones en términos de imagen.

Vidal acordó con Rodríguez Larreta que recorrerá el país con la mirada puesta en la máxima candidatura para 2023 y que recién el año que viene se verá quién mide mejor. “Me gustaría ser Presidenta”, reconoció hace menos de una semana. Y agregó: “No estoy desesperada, no tengo un proyecto político a dos años. Será si tiene que ser, en el momento que tenga que ser”.

La ex gobernadora figura en la lista de potenciales candidatos para conducir la Ciudad, aunque en el larretismo hoy pesan más otros dirigentes como Jorge Macri, ministro de Gobierno porteño e intendente de Vicente López en uso de licencia, y Fernán Quirós, ministro de Salud. El elegido se enfrentará en las PASO al radical Martín Lousteau. ¿La fórmula será Jorge Macri-Quirós?

La segunda mujer que complica a Rodríguez Larreta es Carrió, con quien mantiene una relación de amistad, pero no de incondicionalidad política: “Hay candidatos que no opinan de la deuda, como Horacio, por ejemplo, que no se juegan”, disparó hace 10 días la fundadora de la Coalición Cívica. “Debe jugar y definir una idea de futuro”, dijo en una entrevista con Infobae, donde, tras calificarlo de “ni”, aseguró que le reclama definiciones porque “él asumió el liderazgo” y “no se puede ser líder en una elección y dejar de serlo pasada la elección; cuando vos asumís el liderazgo, lo asumís para siempre”.

Pese a estas críticas, el alcalde porteño respeta su ritmo de visitas discretas a Carrió en su chacra de Capilla del Señor. “Con Lilita está todo bien”, le confió la semana pasada a sus colaboradores, ante quienes interpretó que el malestar de la ex diputada proviene de su rechazo inicial al acuerdo entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Ella fue la abanderada en la oposición para avalar el entendimiento porque entendía que si no se firmaba había riesgos para la economía y la estabilidad institucional. Según allegados a Rodríguez Larreta, Carrió sigue sin perdonarle su posturas original, aunque asegura que él terminó respaldando el acuerdo e incluso convenciendo de hacer lo mismo a “halcones” del PRO como Macri y Bullrich.

“Palomas” como Larreta y Carrió, junto con el titular de la UCR, Gerardo Morales, fueron los que durante varios días planificaron en secreto una ofensiva contra Milei en la reunión de Juntos por el Cambio del miércoles pasado. Estaban convencidos de que Macri y Bullrich soñaban con un acuerdo electoral con el líder libertario y buscaban que dejaran de hablar en público de esa alternativa. “Me hicieron la cama”, dijo la jefa del PRO cuando digirió el comunicado de prensa que le apuntaba explícitamente al diputado de La Libertad Avanza y el artículo del “manual de buenas prácticas” que le cerraba el paso a una alianza con él.

Para alguien tan estructurado como Rodríguez Larreta, la sinceridad sin filtros de Carrió es un peligro. “Lo hago para ayudar, no para destruir”, señaló ella a Infobae, como si no supiera lo letal que es asociar a un dirigente con la tibieza y la indecisión. Quizá la semana negra de la máxima fuerza opositora, con ese polémico comunicado que terminó con un portazo de Bullrich, haya servido para calmar a la líder de la Coalición Cívica: había larretistas en estado de pánico antes del discurso que dio hace 24 horas en Mar del Plata para cerrar el congreso bonaerense del partido, pero no insistió en sus críticas “amistosas” contra el jefe de Gobierno. Sí fueron castigados nuevamente Macri y Milei. ¿La presencia de Santilli fue clave para que pusiera el foco en otro lado?

De todas formas, no hay mujer que lo trastorne más en este momento al jefe de Gobierno que Bullrich. Desafió su liderazgo en el distrito porteño cuando insistió en postularse como diputada nacional por la Ciudad y, aunque finalmente aceptó bajarse, no lo perdonó cuando finalizaron las elecciones legislativas: “Yo era mejor candidata que Vidal y hubiera sacado más votos”, dijo primero. No fue lo único: “Esperábamos estar arriba del 50% en la Ciudad de Buenos Aires”, fue su conclusión envenenada.

La titular del PRO, cuentan sus allegados, cree que Rodríguez Larreta ha puesto al famoso aparato porteño, con millonarios recursos y llegada a los medios, para perjudicarla en muchas ocasiones. El jefe de Gobierno lo desmiente y continúa apegado a su doctrina gandhiana de no agredir ni responder ataques. Sólo habla de preservar la unidad opositora como sea e incluso la elogió delante de los empresarios con quienes habló la semana pasada en el Sur. Pero la tensión va en aumento, por más que en los dos almuerzos de líderes del PRO que se hicieron hace 10 días se haya sellado una tregua que resultó más formal que concreta.

No hubo acuerdo interno en un punto central: cómo se definirá la candidatura presidencial del partido. Larreta quiere que se instrumente algún mecanismo para decidirla, ya sea mediante una interna cerrada a los afiliados o un pool de encuestas. Bullrich se mantiene inflexible: quiere competir a todo o nada en las PASO, aunque eso signifique dividir los votos del PRO y arriesgarse a que el postulante del radicalismo (¿Gerardo Morales? ¿Facundo Manes?) les saque respaldos e incluso les pueda ganar.

Ambos coinciden en mirar con recelo a Macri. El ex presidente desorienta a todos. En privado les da indicios a Rodríguez Larreta y Bullrich de que no se presentará para un “segundo tiempo”, pero en público ofrece señales de que no lo descarta. Y, mientras tanto, juega a que se mantendrá imparcial en la disputa interna del PRO, aunque parece disfrutar de su papel de ser el que incidirá en la decisión final. Equitativamente, además, ubicó a sus leales en los dos bandos: así, su primo Jorge se alineó con el jefe de Gobierno, mientras Hernán Lombardi y Jorge Faurie, identificados con el ex presidente, se acomodaron en el equipo bullrichista.

Tres mujeres complican a Rodríguez Larreta. También muchos hombres, por supuesto. Pero el frente femenino es el que le plantea desafíos más indescifrables en esta etapa donde el proyecto “Horacio Presidente” aún no se formalizó. Y en la que vendrá si efectivamente el jefe de Gobierno termina mudándose a Balcarce 50 y no logra pacificar el aguerrido eje Vidal-Carrió-Bullrich. Más que aprender el ajedrez o el bridge, algunos políticos se dan cuenta demasiado tarde de la importancia del juego de damas.

Fuente: Infobae

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