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El G-7 acuerda elevar la presión sobre Rusia y lanza advertencias a China

INTERNACIONALES 28/06/2022 Andrea RIZZI |Elena G. SEVILLANO
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Las conclusiones de la cumbre anual del G-7 celebrada desde el domingo en la localidad alemana de Elmau son el retrato de un orden mundial en estado de peligrosa convulsión. Los líderes de las grandes democracias industrializadas aprovecharon la cita para afinar su estrategia ante la guerra rusa en Ucrania. En ese sentido, acordaron explorar vías para establecer límites al precio del crudo ruso, un giro con respecto a las insatisfactorias estrategias utilizadas hasta ahora. Pero el comunicado final de este martes también reserva una amplia serie de advertencias a China con respecto a sus actividades de proyección de influencia en el sureste asiático, sus prácticas económicas y el trato a la minoría uigur. También reclaman a Pekín que presione a Moscú para frenar su guerra. En conjunto, las conclusiones describen un mundo en creciente polarización entre el bando de las democracias y el núcleo autoritario conformado por Rusia y China.

Frente a Rusia, el aspecto más novedoso es la disposición a explorar un mecanismo de tope al precio del crudo, una tarea compleja, a la que los Siete invitan a otros países a sumarse. La constatación de una dinámica por la que, con las actuales sanciones, Rusia sigue logrando altos ingresos mientras los precios se desbocan para los consumidores ha propiciado el giro. El mecanismo estudiará vías para ampliar al máximo su funcionamiento, incluido prohibir el recurso a servicios financieros, de transportes o de aseguradoras occidentales a quienes no respeten el tope.

La cumbre ha exhibido otras iniciativas para elevar la presión sobre Rusia, como la próxima entrega por parte de EE UU de sistemas avanzados de defensa antiaérea de medio-largo alcance, un tipo de armamento con mayor calado estratégico con respecto al suministrado hasta ahora, o la voluntad manifestada por varios miembros del G-7 de establecer una prohibición de las importaciones de oro ruso, otra significativa fuente de ingresos para Moscú.

El canciller alemán, Olaf Scholz, insistió en que las sanciones contra el régimen de Vladímir Putin se prolongarán todo el tiempo que sea necesario. “Todas las que impusimos tras Crimea siguen ahí. Las que siguieron al levantamiento instigado por Rusia en el Donbás siguen ahí. Y lo mismo ocurirá con las que tomamos ahora, que son mucho más graves. “Solo hay una salida: que Putin acepte que sus planes en Ucrania no tendrán éxito”, ha asegurado este martes en una comparecencia de cierre de la cumbre.

La cita de las siete mayores potencias democráticas en el castillo de Elmau, en los Alpes bávaros, se ha cerrado con “un mensaje de unidad”, subrayó Scholz, el anfitrión del encuentro, frente a la “guerra brutal” de Putin. Del mismo modo que las sanciones se incrementarán y se mantendrán en el tiempo, también el apoyo a Ucrania será “ilimitado”, aseguró el canciller, que empezó su intervención condenando el ataque ruso con misiles a un centro comercial en Ucrania el lunes. Los líderes del G-7 seguirán hablando a partir de mañana en la cumbre de la OTAN en Madrid, a donde se desplazan directamente desde este paraje montañoso de Baviera cercano a la frontera con Austria. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se marchó antes de lo previsto y antes de la última sesión plenaria para evitar el mal tiempo. La lluvia empezó a caer durante la rueda de prensa de Scholz, celebrada en un prado con el castillo de Elmau de fondo.

 

Crisis alimentaria mundial

Las consecuencias de la guerra están desestabilizando el mundo en múltiples sentidos, entre ellos una inquietante crisis alimentaria global. Los países del G-7 han anunciado un desembolso de 4.200 millones de euros para apoyar a los segmentos de la población mundial más golpeados por la subida de precios y la escasez de productos. Las grandes democracias industrializadas también manifestaron su intención de reforzar la producción de fertilizantes, otro producto cuyo mercado se ha visto alterado por el conflicto.

El apartado alimentario es una vertiente de una cumbre centrada en gran medida en las consecuencias globales de la invasión rusa en Ucrania. Se espera que el documento final plasme el consenso entre los Siete para intentar un giro en la estrategia de sanciones energéticas, buscando activar mecanismos que limiten el precio del crudo y del gas rusos. La aplicación de estas medidas requerirá, sin embargo, complicados estudios técnicos. El G-7 invitará a otros países a sumarse voluntariamente al proyecto y tratará de perfilar sistemas de presión para que los topes se cumplan de la forma más amplia posible, vinculando el recurso a servicios financieros, de transporte o de aseguradoras occidentales al respeto de esos límites.

 

Reproches a Pekín

Sin embargo, pese a la absoluta centralidad de la emergencia ucrania, los Siete no pierden de vista el reto representado por el auge de China. El comunicado final contiene una elocuente serie de reproches y advertencias a Pekín.

El G-7 reclama a Pekín que se abstenga de intimidaciones, amenazas y uso de la fuerza en su región; le advierte que trabajará para contrarrestar lo que considera prácticas distorsionantes del mercado; llama a respetar los derechos humanos en las regiones chinas de Xinjiang y Tibet; y reclama que China se alinee con las resoluciones de la Asamblea General de la ONU y de la Corte de Justicia Internacional contra la invasión rusa en Ucrania.

Fuente: El País

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