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El Frente de Todos asume que la endeble unidad de la coalición está atada a los resultados de Sergio Massa

POLÍTICA 13/08/2022 Joaquín MUGICA DÍAZ
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Unidad de emergencia. Unidad por conveniencia. Pero unidad al fin. Las distintas partes del rompecabezas peronistas están pegadas momentáneamente, pero no en forma definitiva. En el Frente de Todos reconocen que la unificación de criterios de estas últimas semanas responde a una necesidad: que le vaya bien a Sergio Massa.

En este tiempo ya no importa quién quiere a Massa y quién no. Quién le tiene confianza y quién piensa que no podrá cruzar el río. Todos dependen de sus decisiones para no caerse al lado oscuro. Entonces, en medio de la incertidumbre, el ministro de Economía es el punto de unidad de las ambiciones del resto. Nadie puede salvarse solo de la crisis que atraviesa el gobierno nacional.

Por eso en el Gobierno hay quienes creen que la agenda de prioridades debe ordenarse y que hay que gestionar los esfuerzos. “No son 24 temas los que hay que tratar. No es tan grande el abanico que tenemos que abarcar. Son tres temas. Enfocarse y laburar sobre eso. Porque sino empieza a dispersarse todo”, sostuvo un importante ministro del gabinete nacional.

Fue el mismo funcionario quien reconoció que “primero nos hacen falta resultados” y “después tendremos que hacer política, tener un relato y dotarlo de expectativas”. En el seno del Gobierno creen que ese momento puede llegar recién entre septiembre y octubre, una vez que pase el pico de inflación.

Hasta ese entonces confían en que Massa podrá mantener a flote la expectativa de que los argentinos vivirán mejor en el corto plazo o, como sentencian, con mayor crudeza, en algunas oficinas del oficialismo “menos mal de lo que ya están”. De todas formas, todos asumen que la tarea del nuevo ministro es compleja. Demasiado compleja.

“El único mensaje alentador que puede dar Sergio es que peor no se puede estar”, explicó un funcionario con despacho en la Casa Rosada. Si bien el clima interno del peronismo se modificó después del cambio de Gabinete, hay sectores de la coalición donde el pesimismo sigue reinando. Ya no ven un futuro oscuro, lo que ven es un signo de interrogación gigante.

El gran temor que está instalado en las diferentes terminales del oficialismo es que los dólares que se necesitan para engrosar las reservas del Banco Central no lleguen a tiempo, y que se desate una nueva corrida cambiaria, lo que volvería a modificar el escenario económico y político. Un retroceso en la gestión de la crisis.

Ese miedo genera suspicacias que están asociadas a las diferencias internas del Frente de Todos. Diferencias que siguen existiendo pero que no se ventilan para evitar complicarle a Massa la gestión y las medidas. En definitiva, hay un acuerdo tácito de no agresión que no tiene fecha límite.

“Sergio está atrapado entre lo que debe hacer en su gestión y el capital simbólico del kirchnerismo. Cristina puede validar su trabajo ahora, pero hay un punto en el que va a afectar el imaginario K y ahí no se sabe qué puede pasar”, reflexionó un intendente del conurbano, preocupado por la situación económica y por hasta dónde llegará el respaldo del mundo K.

En los grupos políticos que están cerca del Presidente sobrevive una proyección similar. “La unidad de emergencia se va romper si Massa tiene éxito, porque los K le van a impedir que se quede con toda la ganancia política, y también se va romper si le va mal en la gestión, porque la coalición va a estallar”.

La frase pertenece a un dirigente albertista que asume que el año que viene será difícil volver a generar un acuerdo político con el kirchnerismo. “En ambos lados hay muchos que piensan que ya no tiene sentido formar un alianza en el 2023”, sostuvo. Es una mirada sobre lo que pasa debajo de la superficie.

El temor que reside en una parte de la coalición es que Massa tome medidas de ajuste en el gasto público y el kirchnerismo le suelte la mano a mitad de camino. Sin embargo, hay otra corriente de pensamiento donde creen que Cristina y La Cámpora no tienen margen para hacerlo.

¿Por qué? Porque si al Gobierno le va mal, ellos no quedarán excluidos de la decisión que tome la gente en las próximas elecciones cuando deba valorar la gestión. “Nadie puede desengancharse de este tren. Nadie”, sentenció un funcionario cercano al Presidente.

Desde el arribo de Massa hasta ahora Alberto Fernández ha dejado trascender que no está muerto políticamente. Que tomó las decisiones que tenía que tomar por el bien del Gobierno, que acepta que Massa tenga un lugar preponderante en este tiempo, pero que no está abajo del escenario principal de la política nacional.

Un importante legislador nacional, con acceso al despacho presidencial, lo sintetizó así: “Si Massa endereza la economía será el que mejor parado quede para ser candidato del peronismo a presidente, pero Alberto no se va a quedar en silencio. Va a facturar que si Sergio llegó ahí fue, entre otras cosas, por su decisión”.

En el Frente de Todos conviven con un nivel de desconfianza muy alto. Los acuerdos están atados con alambre y dependen, exclusivamente, de los buenos resultados. Para el peronismo que no es K, La Cámpora aún no puede explicar por qué generó un terrible desgaste sobre la gestión de Guzmán, y ahora aceptan las medidas del nuevo ministro sin cuestionamiento alguno.

En el camporismo creen que Guzmán no se puede comparar con Massa, que “es un actor político con conocimiento del Estado y de la Argentina”, y que “no le miente a sus socios”. La última consideración expone lo que sienten en la organización K sobre el ex ministro de Economía. Creen que les mintió sobre el contenido del acuerdo con el FMI y el impacto que iba a tener en la economía real.

“Hoy la unidad parece estar sólida porque es un espanto todo lo que pasó. Nadie quiere ser responsable de un gobierno que no llegue al final de su gestión. Estamos unidos por el terror. Sergio tiene un margen de acción que no sabemos cuánto tiempo va a durar”, reconoció un importante dirigente social que forma parte de la coalición peronista.

En el oficialismo están en un momento donde conviven con la ansiedad de la espera y miran adelante sin poder ajustar el foco del largavistas. No hay una sola teoría sobre el futuro del Gobierno, ni dos, ni cinco. Hay muchas. Tal vez, demasiadas.

Alberto ya no existe y Alberto puede reinventarse. Cristina se recluirá en Buenos Aires y Máximo viajará a Santa Cruz para tratar de ser gobernador. Cristina apoyará a Massa en el 2023 y Máximo se quedará en el territorio bonaerense cuidando el poder que ostenta ante los intendentes. Versiones que deambulan por los pasillos del poder político.

El único punto de acuerdo que existe en todos los campamentos peronistas es que detrás de la unidad política que intentan mostrar, solo hay grietas profundas. Las circunstancias obligaron a bajar el tono de la discusión. Tal vez por eso hoy lo importante sea que a Massa le vaya bien con sus medidas económicas, y no que Alberto y Cristina no hablen.

Fuente: Infobae

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