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En medio del auge de “los halcones”, los incidentes en Recoleta reavivaron las tensiones entre Larreta y Bullrich

POLÍTICA 28/08/2022 Ricardo Carpena*
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La radicalización que impuso Cristina Kirchner en la escena política desde que los fiscales pidieron que sea condenada a una pena de prisión efectiva de 12 años de prisión por el caso Vialidad terminó contagiando a toda la dirigencia: ¿quién se anima en estas horas crispadas a quedarse mansamente entre las “palomas” cuando sólo predominan los “halcones” en el oficialismo y la oposición?

En el PRO, la pregunta quedó en el aire luego de que los episodios de este sábado frente a la casa de la Vicepresidenta dejaron al desnudo las diferencias entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Cristina Kirchner subió al ring al jefe de Gobierno por haberle “sitiado” su domicilio y éste le contestó tras los incidentes callejeros: denunció “un plan organizado de ocupación del espacio publico” y afirmó que ella y el kirchnerismo “no hacen mas que echar nafta al fuego”. Y criticó: “La Vicepresidenta busca que la solución de sus problemas con la justica argentina se dirima en las calles, enfrentando a unos argentinos con otros. No lo vamos a permitir”.

El alcalde porteño habló rodeado de una veintena de dirigentes de todas las fuerzas que integran Juntos por el Cambio en la ciudad (menos la Coalición Cívica, cuyos líderes estaban en Córdoba para participar de un encuentro partidario), en una demostración de fuerza impactante. Sin embargo, la titular del PRO no tardó en diferenciarse de los dichos de Rodríguez Larreta: “Ni un paso atrás. No podemos seguir naturalizando lo que está mal ni tampoco seguir entregándole el país a esta gente. La obligación de un gobernante es garantizar el orden y el imperio de la ley. Para eso nos votan. Mi solidaridad con los 12 policías de la Ciudad heridos”, publicó anoche en Twitter.

Bullrich terminó explicitando su disconformidad con la postura negociadora que adoptó Larreta, algo que sus allegados deslizaron a lo largo de la jornada: para el bullrichismo, fue un error haber puesto las vallas en la zona del departamento de Cristina Kirchner sin haber fijado las condiciones con alguien como el ministro del Interior, el camporista Eduardo “Wado” de Pedro, o el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, pero cuando hubo disturbios “tendría que haber mantenido a los efectivos policiales hasta el final y no liberar la zona para consagrar la ilegalidad”.

Para el larretismo, la postura del jefe de Gobierno fue “terminante”, pero se quiso evitar una tragedia: “Los kirchneristas querían probablemente un muerto en los episodios de Recoleta y teníamos que evitarlo para que quedara en evidencia que los violentos eran ellos”, sostuvieron en la sede porteña de la calle Uspallata. “Si no negociábamos, iba a haber más sangre”, agregaron.

El electorado “halcón” aplaude que ya no haya espacio para las “palomas”. Con la mira en esa tribuna, la presidenta del PRO actuó rápidamente la semana pasada para sacar rédito político de la desafortunada comparación de los fiscales Alberto Nisman y Diego Luciani que hizo Alberto Fernández. A la mañana siguiente de esos dichos, Bullrich anunció en una entrevista televisiva que iba a presentar una denuncia penal contra el Presidente y varios referentes kirchneristas, luego buscó diputados que acompañaran su presentación y la hizo pública hace 24 horas: allí se menciona “un plan de impunidad” en marcha para que Cristina Kirchner no sea condenada por la causa Vialidad.

Entre los firmantes de la denuncia no hay “palomas” sino “halcones” del PRO y de fuerzas aliadas en Juntos por el Cambio como Cristian Ritondo, Gerardo Milman, Federico Angelini, Ricardo López Murphy, Graciela Ocaña, Fernando Iglesias y Sabrina Ajmechet, entre otros.

La misma iniciativa política mostró con su tuit de anoche para poner en evidencia sus diferencias con Rodríguez Larreta, aunque la exhibición de esa fisura en el PRO es riesgosa porque puede poner al rojo la interna entre los máximos presidenciables del partido en medio de una situación política y económica que, con tantos signos de deterioro, favorece a la oposición si se mantiene unida.

La grieta entre Larreta y Bullrich se amplificará si la polémica entre ambos surge en el nuevo almuerzo que los líderes del PRO mantendrán el martes próximo en un restaurante de la Costanera. No hay aún una agenda de temas, aunque se mantienen las tensiones por el trabajo de los equipos técnicos en la Fundación Pensar: la ex ministra de Seguridad insiste en que se favorece al larretismo.

Hay quienes temen que explote el malestar de Bullrich por otras declaraciones polémicas de Elisa Carrió, quien denunció que la ex ministra la espió en la gestión de Cambiemos: “Durante el gobierno de Macri yo también sufrí amenazas, entonces pedí custodia -dijo-. Era ministra Patricia Bullrich. Ella me mandó la Federal y la Federal se puso a 30 metros para espiarme”.

Bullrich, quien llegó a sospechar que Rodríguez Larreta era el inspirador en las sombras de las acusaciones de Carrió contra dirigentes de JxC, negó la acusación de espionaje y destacó que la fundadora de la Coalición Cívica “siempre fue custodiada por la Policía de la Ciudad”.

Otro motivo de roces internos podría ser la decisión de Waldo Wolff, el diputado alineado con los “halcones”, de sumarse al proyecto político de Jorge Macri en la ciudad de Buenos Aires. Si bien el legislador “no es de nadie”, como insiste en aclarar, siempre se lo vio ideológicamente más cerca de la presidenta del PRO. El larretismo celebra la resolución de Wolff como un triunfo político. Lo ponen al nivel del pase de la bullrichista Florencia Arietto a las filas del bonaerense Diego Santilli.

La comida del PRO se anticipó porque a fines de la semana próxima el ex presidente viajará al exterior durante 20 días para cumplir con sus tareas de presidente ejecutivo de la Fundación FIFA. Quizá en el almuerzo surjan críticas contra la postura ultramoderada del radical Facundo Manes sobre los incidentes en Recoleta: “El fanatismo, el odio y la violencia nos pueden llevar a ser un país inviable”, publicó en Twitter el diputado de la UCR, sin apuntarle a nadie por los hechos.

La definición tan imprecisa sobre hechos que merecieron críticas tajantes y con nombre y apellido están en sintonía con la controvertida postura que adoptó el neurocientífico ante el pedido de juicio político contra Alberto Fernández por sus dichos sobre Luciani, que se presentó la semana pasada: fue el único de los 116 diputados de JxC que no acompañó el proyecto opositor.

Hasta los legisladores más moderados, aun con reparos, tuvieron que sumarse al pedido de juicio político: una vez que Cristina Kirchner extremó su estrategia y que su apuesta incluso fue redoblada por el primer mandatario, nadie quiso tomar decisiones que lo dejaran pegado al Gobierno.

¿Por qué lo hizo Manes, entonces? “Por convicción”, aseguran en un sector del radicalismo asimilado con las “palomas”. Para el diputado, un pedido de juicio político “es una medida para remover” al jefe del Estado, pero se trata de una decisión “extrema para el funcionamiento institucional del sistema democrático que no se puede banalizar”. El bloque de diputados del radicalismo no piensa lo mismo, aunque sí sus jefes partidarios: “El presidente y la vicepresidenta de la UCR Nacional y el presidente de la Convención Nacional coincidimos con Facundo Manes respecto al juicio político. Yo le pido recato a Mauricio Macri”, publicó María Luisa Storani en Twitter.

La número 2 de la UCR le contestó a Macri porque había criticado a Manes: “Estas actitudes individualistas no suman para nada -dijo el ex mandatario sobre la negativa al pedido de juicio político-. Es parte de creer que todo pasa por una autorreferencia y no por un trabajo en equipo”.

El “neurodiputado” está en la mira de algunos dirigentes del PRO, que están monitoreando los “abultados” gastos en las redes sociales para promocionar Empatía, su flamante espacio desde donde busca captar apoyos independientes a su proyecto presidencial sin la marca de la UCR.

La actitud individualista de Manes, más la postura de los gobernadores de la UCR en favor de votar en Diputados el Consenso Fiscal, que permite a las provincias crear o aumentar impuestos, acrecienta en Macri su veta crítica del radicalismo. En mayo pasado, el ex presidente ya le había advertido a la dirigencia del PRO que “no tenía que caer en la trampa” y debía diferenciarse de algunos proyectos de ley que impulsa el radicalismo y que implicaban nuevos impuestos o más estructura en el Estado.

La misma desconfianza le generan a Macri y a referentes de JxC como el senador Luis Juez los encuentros de los radicales Manes, Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, un peronista no kirchnerista al que buscan asociarse opositores “antigrieta”.

Por eso el ex presidente no participa de las reuniones de la Mesa Nacional de JxC desde el traumático encuentro del 27 de abril, en el Instituto Hannah Arendt, cuando se resolvió cerrarle el paso a Javier Milei y la decisión fue objetada por Bullrich. Luego de ese contacto, les comunicó a varios dirigentes del PRO que pensaba participar menos de los encuentros con sus pares de coalición opositora. “Iré lo mínimo y necesario”, confesó, para evitar los enfrentamientos internos.

Quizá crea, además, que tampoco lo necesita. Macri recuperó centralidad desde sus almuerzos del PRO y por la propia profundización del conflicto político en el que quedó envuelto el Frente de Todos, más la crisis económica. Ahora, además, la versión recargada de Cristina Kirchner no hace más que potenciar a los “halcones” como él. La Vicepresidenta lo elige intencionadamente como su principal adversario (¿cree que podrá tentarlo para que se postule en 2023 y así tener más chances electorales?). Lo cierto es que el ex presidente parece haber retomado las riendas del liderazgo opositor. Nadie duda de que Cristina Kirchner, sobre todo a partir de la Causa Vialidad, es la unánime jefa del oficialismo. ¿Terminarán los dos compitiendo el año próximo por volver a la Presidencia?

“No estoy anotado en la lista”, aseguró Macri en una entrevista que dio en Córdoba al hablar sobre las candidaturas presidenciales de 2023 y, una vez más, mencionó entre los posibles postulantes del PRO a Rodríguez Larreta, Bullrich y María Eugenia Vidal. Eso sí, quizá con la mente en el renacimiento de los “halcones” gracias a la radicalización de Cristina Kirchner, tampoco descartó que finalmente decida intentar su “segundo tiempo”: “Eso siempre puede pasar”.

Lo que puede pasar es que se confirmen las versiones sobre el intento oficial de suspender las PASO, en medio de sospechas por el regreso de la ley de lemas a San Juan y la suspensión de las primarias en Salta y posiblemente en Catamarca. Sería un golpe para Juntos por el Cambio, que debería definir las candidaturas en elecciones internas abiertas, con un padrón que incluya afiliados e independientes. Las PASO ayudan a ordenar el escenario de peleas permanentes en JxC. Sin primarias, los riesgos son peores que los de una Cristina Kirchner radicalizada.

* Para www.infobae.com

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