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La “misión imposible” de Massa: alentar la recuperación del consumo y bajar la inflación en forma simultánea

ECONOMÍA 25/10/2022 Pablo WENDE
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El recordado “Plan Platita” del 2021 fue reemplazada por el “Plan Massita”, tal como lo bautizó el economista Fernando Marull. Las últimas medidas del ministro de Economía procuran inyectar dinero en la economía para reactivar el consumo y evitar una recesión. Claro que al mismo tiempo tiene la urgencia de bajar la inflación para que el oficialismo llegue un poco mejor parado a las elecciones presidenciales del año que viene. Conseguir ambos objetivos de manera simultánea sería un verdadero milagro.

El costo de las medidas anunciadas por Massa no es, sin embargo, muy significativo. Entre los $ 45.000 del bono a población vulnerable y la suba del mínimo no imponible de Ganancias sumaría cerca de 0,1% del PBI. En cambio, el Ahora 30 no tendría costo fiscal porque es un acuerdo entre fabricantes, bancos y comercios para bajar la tasa de financiamiento de las cuotas.

Claro que difícilmente esto sean las últimas medidas de alivio al bolsillo. En las próximas horas, por ejemplo, se lanzarán créditos subsidiados para el campo, por alrededor de $ 40.000 millones. Pero en el último bimestre podría haber nuevos anuncios ya sea para jubilados o quienes cobran planes sociales. Ambos segmentos vienen perdiendo fuerte con la inflación: según estimó la Fundación Mediterránea ambos grupos ya perdieron 6% de poder de compra en los primeros nueve meses del año.

A pesar de estas nuevas erogaciones, no correrían riesgo las metas fiscales asumidas con el FMI y el año terminaría con un rojo primario de 2,5% del PBI. No hay mucho para festejar, porque la principal fuente de creación de dinero viene por el lado de las Leliq y el resto de los pasivos monetarios que tiene el Banco Central, por los cuales paga una tasa efectiva de casi el 110% anual.

Massa tiene claro que no le alcanza solo con bajar un poco la inflación o solo con mantener a la economía en reactivación. Precisa conseguir ambas cosas simultáneamente, lo que representa un desafío mayúsculo.

Salvando las enormes distancias, es el dilema que hoy enfrentan los países desarrollados. Los bancos centrales suben las tasas para bajar la inflación, pero inevitablemente conducen a las economías a una recesión. Esto ya es una realidad en Europa, mientras que Estados Unidos se encamina a una desaceleración fuerte.

Con la suba de la tasa de política monetaria al 75%, se suponía que el objetivo era por un lado reducir la dolarización de portafolios (seduciendo a los ahorristas) y por otro lado enfriar el crédito a las familias y a las empresas. Esto último está sucediendo y el que aprovecha para llevarse la masa de pesos disponible es el Estado, tanto a través de las licitaciones del Tesoro para renovar deuda como vía Banco Central para absorber dinero excedente.

Claro que lanzamientos de programas como el Ahora 30 implican una marcha atrás en esa dirección, justamente para que el consumo no caiga exageradamente. La tasa del 48% está bien por debajo a los niveles estipulados por el Central en su último ajuste, pero es necesaria para que la gente pueda comprar en cuotas.

Se trata de incentivar la demanda en el peor momento del año desde el punto de vista estacional: después del Día de la Madre y antes de las fiestas. Estos 45 días suelen ser un verdadero calvario para el comercio minorista, que solo despertaría la compra de pantallas de TV porque se aproxima el Mundial de Qatar, algo “fuera de programa” y que rompe la lógica de este período del año.

Al justificar el lanzamiento del plan Ahora 30, Massa explicó que detrás está “la enorme tarea de bajar la expectativa inflacionaria. Cuando bajamos la tasa de interés programada y fijamos una estrategia de precios ayudamos a quitar incertidumbre”. Y agregó: “Bancos, empresas, comercios y Estado podemos programar un proyecto, si todos cedemos un poquito, podemos conseguir muy buenos resultados para la sociedad argentina”. El compromiso del programa es que los precios de los productos que se pueden comprar en 30 cuotas (celulares, heladeras, TV, aires, heladeras y lavarropas) no aumente al menos en los próximos 60 días. Incluso se mencionó la posibilidad de estirarlo hasta el 19 de enero.

El proyecto de Presupuesto 2023 que está a punto de ser aprobado en Diputados establece un objetivo de inflación del 60%, que la mayoría de los economistas considera incumplible. En realidad, el piso previsto para el año próximo no baja del 90% y no son pocos los que esperan un rango de entre 110% y 120%.

Massa cree, sin embargo, que la desaceleración inflacionaria es cumplible, incluso alentando un aumento de los niveles de consumo. El propio intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, le recordó durante el acto que más allá del orden fiscal no debe descuidarse la necesidad de mantener el poder de compra de los salarios. “Vos fuiste intendente y sabés de lo que hablo”, le recalcó.

Fue apenas un momento en el lanzamiento del Ahora 30 pero que ayudó a entender las presiones que debe enfrentar Massa por distintos frentes: por un lado la necesidad de cumplir con las metas fiscales y bajar la inflación, pero por otra parte el reclamo de gobernadores e intendentes que precisan una recuperación urgente del salario para mejorar sus chances electorales.

Fuente: Infobae

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