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Argentina, el reino de la hipocresía

POLÍTICA 29/10/2022 Agencia de Noticias del Interior
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La Argentina transita una más de las tantas crisis que agobian y cubren de incertidumbre, frustración, dolor y falta de futuro a millones de connacionales. El modelo populista y pseudo progresista la hundió y la ha dejado en el fondo de la desesperanza.

La clara ineficacia e ineficiencia en la gestión del Gobierno nos ha introducido en una realidad cultural a contramano de la normalidad y lo lógico y natural. Una educación subvaluada y deteriorada, el desprecio por el esfuerzo y el ataque al mérito y al deseo de superación y progreso económico, una economía desvastada e intervencionista, son algunas de las acciones y políticas que se plantean como básicas y esenciales en busca de una sociedad supuestamente más justa y digna.

 
Todo este despropósito queda en evidencia con la cruda realidad que el diario vivir nos expone. No vamos a abundar en los índices de inflación, pobreza, indigencia, delincuencia y demás calamidades que reinan en el dificultoso tránsito del día a día. 

 

Sí es imprescindible mencionar la hipocresía con la que, sin sonrojarse y sin el más mínimo pudor, se comportan quienes nos introdujeron en esta pesadilla constante. 

 
Cristina Fernández de Kirchner, la verdadera creadora y gestora de este fallido gobierno, con frialdad calculada y supina hipocresía, se aparta de su obra y crítica al "Gobierno nacional” como si fuera opositora o ajena a su propio engendro. El objetivo urgente e intencionado es aparecer lo más lejano y opositor a la gestión del devaluado Alberto Fernández.

Debe pensar la señora vicepresidenta que los ciudadanos argentinos son tan maleables, ingenuos o ignorantes, como para aceptar semejante falsedad. Su postura hipócrita no la exime de ser la principal responsable del desastre actual.

También fue el kirchnerismo quien implantó las PASO como instrumento para que los ciudadanos en libertad elijan a los candidatos que valoran como los mejores para asumir las funciones públicas. Hipócritamente, ahora para incomodar y dificultar in extremis a la oposición, con militantes diputados kirchneristas encubiertos, como han sido habitualmente los rionegrinos que lidera el senador Alberto Weretilneck, van con un proyecto de ley para la supresión de dicha instancia electoral. Urge desarmar las PASO para preservar la lapicera, en manos de Cristina, y ser exclusivos y excluyentes en la designación de los candidatos del Frente de Todos.

En paralelo, Juntos por el Cambio, la coalición opositora con chances de triunfo futuro, queda en posición muy difícil e incómoda para definir a sus candidatos. Conducta hipócrita que privilegia el interés por el poder propio en detrimento de la necesidad y conveniencia colectiva del pueblo. Hipocresía in extremis. 

Los ministros, que en estampida vuelven a sus feudos municipales o provinciales, no ocuparon sus lugares en el Gobierno nacional para servir y aportar valor. Ante el fracaso gestionario, quedan al descubierto sus conductas hipócritas. Es imprescindible y es menester conservar el poder como sea. Hay que volver a lo seguro. El servicio a la patria y el bien común son secundarios y permutables.

El reciente y último acto de debate y aprobación del Presupuesto nacional fue un dechado de hipocresías. Máximo Kirchner no dio quorum pero luego votó su aprobación. En la oposición hubo quienes se opusieron y lo rechazaron, quienes lo aprobaron en general y luego en la discusión en particular no participaron. Como si en esa instancia, artículo por artículo, no fuera necesario estar atentos para abortar canonjías y/o privilegios a medida.

Hubo quienes se abstuvieron y quienes se retiraron fatigados por la extensión de la sesión. Era la onceava ocasión en el año que sesionaba la cámara de Diputados. Demasiado trabajo para algunos legisladores. El reino de la hipocresía, ostentoso y omnipresente.

La víctima: la Argentina, en manos de dirigentes de todo tipo y esencialmente de quienes aseguraron “que volvían mejores”. Contundentemente, no volvieron mejores; para confirmarlo basta con ser ciudadanos de a pie.

Fuente: MDZ

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