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En Juntos por el Cambio buscan revitalizar su Mesa Nacional para bajar las tensiones internas

POLÍTICA 03/11/2022 Ricardo Carpena*
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Preocupado por la escalada de tensión interna, un sector de Juntos por el Cambio impulsa una reunión de los integrantes de la Mesa Nacional para tratar de apaciguar los ánimos y evitar que las peleas pongan en peligro la unidad de la coalición y afecten la imagen del espacio ante el electorado.

La iniciativa surgió de un grupo de dirigentes de la UCR y de la Coalición Cívica, sobre todo, luego de la secuencia de episodios de los últimos días que agudizó el clima de enfrentamiento en las filas opositoras, como las nuevas críticas de Gerardo Morales contra Mauricio Macri, el video de Patricia Bullrich amenazando con “romperle la cara” al larretista Felipe Miguel y la advertencia de Elisa Carrió de que postularía en las elecciones de 2023 si en JxC ofrecen garantías de “una lista honesta”.

En Juntos por el Cambio se instaló la sensación de que ya comenzó la campaña electoral para las PASO, sin un líder que contenga a la dirigencia ni mecanismos para amortiguar las disputas personales, y todo indica que el ambiente enrarecido se irá agravando con el correr de las semanas.

Hasta ahora, la única forma que encontraron en JxC para impedir una batalla total entre sus miembros es dejar de reunirse. La Mesa Nacional deliberó por última vez con todos sus integrantes, incluido Mauricio Macri, el 27 de abril pasado, cuando le cerró las puertas al libertario Javier Milei para su incorporación a un frente electoral. Ese encuentro terminó con un comunicado de prensa que criticó al diputado de La Libertad Avanza por ser “funcional” al kirchnerismo y con fuertes cuestionamientos a esa decisión por parte de Bullrich, pese a que había sido una de quienes redactaron la declaración.

Desde entonces, el ex presidente no fue nunca más a las reuniones de la conducción nacional de JxC. Aunque esos encuentros, aun sin Macri, también se interrumpieron desde el 24 de agosto pasado, cuando sus integrantes deliberaron en la sede del Sindicato de Gastronómicos de Capital. Ese día, de todas formas, la dirigencia opositora evitó debatir sobre las fuertes acusaciones efectuadas por Carrió contra otros referentes del espacio como Cristian Ritondo, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó.

De la misma forma, el PRO dejó de hacer los almuerzos quincenales organizados por Macri para bajar los decibeles de la interna, que habían comenzado en febrero. La última comida, en un restaurante de la Costanera, fue el 30 de agosto pasado: ese día se rompió la tregua entre Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, que se cruzaron duramente delante de sus colegas por las diferencias que tuvieron a raíz del operativo de seguridad del gobierno porteño ante la casa de Cristina Kirchner.

Ahora, sin reuniones de Juntos por el Cambio ni del PRO, muchos de sus dirigentes admiten que no existen instancias de diálogo y algunos, pesimistas, creen que no podrán concretarse hasta después de marzo de 2023: “Está por empezar el Mundial de Fútbol, que va a poner la atención de la gente en otro lado; luego llegará fin de año, las vacaciones, y así será difícil una reunión entre todos y las peleas seguramente seguirán hasta las PASO, si se hacen”, opinó un referente opositor.

Dirigentes de la UCR y de la Coalición Cívica, sin embargo, aseguran que se está empezando a hablar sobre un encuentro de la Mesa Nacional de JxC para cambiar la dinámica de enfrentamiento que rige hoy. “No tenemos fecha por el momento, pero lo estamos hablando”, dijo otro líder opositor, para quien “el PRO debería ordenar su interna y pensar que no es la única centralidad en el espacio”.

Aunque Carrió contribuyó con sus dichos a la tensión opositora, el titular de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro, consideró en Twitter que “Juntos por el Cambio debe parar con el internismo feroz y concentrarse en el acuerdo programático que le vamos a ofrecer a los argentinos, prepararse para los grandes desafíos que tendremos por delante, fortalecer su unidad y construir amistad política”.

Más allá de esta encrucijada de JxC, en donde tiende a desaprovechar los problemas políticos y económicos del gobierno del Frente de Todos para llegar consolidada a las elecciones 2023, lo curioso es confrontar este clima bélico en la oposición con lo que rubricaron sus dirigentes en el “acuerdo de buenas prácticas”, aprobado en abril, y en el “compromiso ético” consensuado el año pasado.

En el primero, un documento firmado por todos sus integrantes, no sólo establecen reuniones quincenales de la Mesa Nacional (ya llevan dos meses sin hacerlo) sino que también afirman que “el propósito (de fijar reglas de funcionamiento) es que JxC se fortalezca, lubrique su dinámica interna y gane efectividad en la toma de decisiones y la vinculación con la ciudadanía”.

En el segundo, su artículo 3 sostiene: “Actuaré y me expresaré en todo momento con respeto y lealtad respecto de mis oponentes internos y del público. No me referiré a ellos con criterios discriminatorios de cualquier tipo, sean de carácter religioso, étnico, de edad, sexual, orientación sexual, identidad de género o pertenencia social. Tampoco promoveré ni me involucraré con ellos en rencillas innecesarias que pudieran afectar el prestigio de nuestra fuerza”.

Claro que en este último caso se trató de un acuerdo que se firmó para llegar en paz a las elecciones legislativas de 2021. Es evidente que tenía fecha de vencimiento. ¿Habrá voluntad de prorrogarlo?

* Para www.infobae.com

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