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Oficialismo en tensión: CFK redefine sus planes, le vacía un acto al Presidente y observa a los gobernadores

POLÍTICA 16/12/2022 Eduardo Aulicino*
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Alberto Fernández buscó coronar sus últimos gestos hacia Cristina Fernández de Kirchner con un acto oficial para tratar de recuperar poder. Después de ratificar que no hay límite alguno ni diferencias con el kirchnerismo en las cargas sobre la Justicia, organizó una celebración de su tercer aniversario en la Casa Rosada y se reservó un papel decisivo para “ordenar” al oficialismo con vistas al 2023. La postal decía otra cosa. No fue correspondido por la ex presidenta, que le vació políticamente el encuentro mientras analiza sus próximos pasos luego de sacudir el tablero diciendo que no será candidata, a nada.

CFK finalmente no tendrá el programado acto de apoyo en las calles. Había sido postergado a raíz del contagio de Covid y pasó entonces para el lunes próximo. La segunda suspensión fue adjudicada a problemas para coordinar agendas de los integrantes del Grupo de Puebla. Quedaría para marzo. Las especulaciones son variadas, más allá del esfuerzo de movilización de las estructuras kirchneristas y de aliados. Tal vez haya prevalecido el sentido común por la fecha y el realismo para no esperar reacciones espontáneas.

La respuesta debería combinar varios factores. La ofensiva en el frente judicial luego de la condena en la causa Vialidad no juega en solitario. Esta asociada a la necesidad de sostener poder propio y traducirlo de la manera más conveniente en el plano electoral. Las cuestiones judiciales y hasta las definiciones electorales no reclamaban respuestas urgentes. Pero el enojo personal de la ex presidenta aceleró todo, hasta ahora.

Las expectativas sobre el Mundial generaron a su vez un efecto paradójico. En el análisis previo y de escritorio, había expectativa sobre algún costado de utilización política. La realidad indica que la alegría colectiva y el desahogo social están lejos de la grieta alimentada en las redes. No parecía recomendable una movilización partidaria, con exposición de aparato y estructuras, al otro día de la final. La Selección se ganó el reconocimiento antes de este domingo. Es otra sintonía.

Como sea, la ex presidenta enfrenta un cuadro cuyos trazos centrales fueron marcados por sus propias necesidades y decisiones. Abrió un interrogante enorme sobre la candidatura presidencial del oficialismo y realimentó, como segundo efecto, las especulaciones acerca de la provincia de Buenos Aires. Las piezas se mueven entonces sin dar por hecho la apuesta a la reelección de Axel Kicillof -siempre lejos de entusiasmar al PJ más territorial- y el nombre del gobernador entra en la coctelera nacional que incluye a otros jefes provinciales (Jorge Capitanich, Sergio Uñac, Juan Manzur), a Sergio Massa y a Eduardo “Wado” de Pedro, hasta el presente.

El “renunciamiento” de CFK a la candidatura genera incertidumbre además porque faltan cuatro o cinco meses para saldar el tema y su plan final no parece cerrado. Más claro es que, en ningún caso, significaría abandonar su lugar de poder. Y eso, está dicho, no pasa por asegurarse un cargo electivo, blindado ante la Justicia, sino por mantener la batalla para frenar los juicios. Es un objetivo que trasciende el discurso y que alimenta de modo sustancial el reproche y la desconsideración hacia Olivos.

El Presidente, a pesar de todo, reitera y profundiza su mensaje contra la Justicia, girado desde hace rato más allá de cuestionamientos puntuales a alguna decisión judicial. El fin de semana, en una entrevista y a modo de anticipo de su acto de ayer, dedicó otra descarga sobre la Corte Suprema. La calificó de “servil” a la oposición. Después, en un videomapping a cuento del nuevo aniversario de la democracia, el Gobierno expuso una visión parcial y manipulada de la recuperación democrática, y exhibió un cartel con la consigna “Fuera la Corte Corrupta”. Ayer, incluyó una línea otra vez descalificante. Sin reparo de límites institucionales.

La celebración, en la plaza de espaldas a la Casa Rosada, tuvo a Alberto Fernández como único orador. El acto de reivindicación propia fue leído en clave doméstica. Eso indicaban los preparativos y el discurso. “Me voy a poner al frente para ordenar nuestra fuerza política”, dijo. La puesta en escena devolvía una imagen pobre como convocatoria. No asistieron gobernadores, con la excepción del tucumano Osvaldo Jaldo, y hubo escasa participación de intendentes. Estaban los funcionarios más allegados y una delegación de la CGT. Massa no tuvo asistencia destacada, por razones de agenda, según se explicó.

Axel Kicillof, el gobernador más cercano en la geografía, tampoco participó porque tenía acto propio. Y el ministro Eduardo “Wado” de Pedro mantuvo sus actividades. No se vio a funcionarios kirchneristas que ocupan cargos importantes fuera del Gabinete. El mensaje fue claro. CFK ya había dejado trascender que no asistiría.

La ausencia de jefes provinciales se produjo dos días después de la reunión de los mandatarios del PJ y aliados en la sede porteña del CFI. Buena parte de ellos, alguna vez considerados el principal componente en el imaginario de un “albertismo”, se mueve para actuar como un conjunto de peso con capacidad de ocupar un lugar en la mesa del oficialismo para discutir el 2023.

Por ahora, esa sería la referencia de un grupo bastante heterogéneo. Muchos de ellos decidieron o analizan adelantar elecciones para desacoplar su poder local del comicio nacional. Algunos son muy cercanos o alineados con CFK. Se destaca Kicillof; también, en diferente escala, se cuentan Alicia Kirchner, Gildo Insfrán y Capitanich. Se reunieron además con el sector mayoritario de la conducción cegetista.

Con matices, buscan ser parte de la movida que precipitó la ex presidente con su renunciamiento a las candidaturas. Y dan la primera señal de búsqueda de un ambiente para discutir la estrategia electoral. Es difícil anticipar si esto puede derivar en la “mesa” reclamada por el kirchnerismo como consecuencia y a la vez señal del lugar relegado del Presidente. Por ahora, al menos, no asoma como un intento de dar por cerrado el ciclo K.

Por supuesto, CFK observa con atención todas las piezas del tablero. La redefinición de sus planes en materia electoral ya anotó el impacto de su toma de distancia como posible candidata. Pero el vaciamiento del acto de Alberto Fernández indica que eso no implica una despedida política.

* Para www.infobae.com

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