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Sequía: otra derrota de Perotti y los que nunca hicieron nada

POLÍTICA 19/01/2023 Agencia de Noticias del Interior
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Fue necesario recorrer solo 1.400 kilómetros para dar a conocer y plasmar las diferentes realidades que atraviesan los pequeños y medianos productores de los departamentos Vera y 9 de Julio, afectados por la sequía, en el norte de la provincia de Santa Fe. Una distancia corta para una catástrofe productiva de la cual aún no hay cifras oficiales, como tampoco una magnitud certera de las consecuencias que en un futuro habrá que afrontar.
 
 
Los efectos del cambio climático encabezados por La Niña, que derivó en la falta de lluvias en territorio santafesino y en todo el país, causaron la muerte de animales y la pérdida de la mayoría de los cultivos de la campaña 2022.

 A pesar de que cada caso que se plasmó evidenció una realidad diferente, todos los protagonistas de las historias están atravesados por la misma angustia que provoca la incertidumbre de los meses venideros. Conscientes de que no se puede señalar a un responsable por la crisis que se vive, la incógnita central hoy es “cómo se va a comportar el clima de ahora en más” y elaborar estrategias que colaboren a paliar las consecuencias.

Cultivos esenciales como el maíz se perdieron casi en su totalidad. Un simple grano que se utiliza para producción de alimentos, hoy se emplea para dar de comer a los animales. En lugar de grandes mazorcas, el calor y la falta de lluvia dejan paso a simple varillas. Las hojas y los pocos granos son triturados para convertirse en fardos que vacas y terneros consumen hambrientos.

Cómo se abastecen de agua las localidades afectadas por la sequía
La falta de agua en Vera se combate con el acarreo de cisternas que para los productores insume un costo de 5.000 pesos diarios, un precio muy alto si se tiene en cuenta que los viajes que se realizan tienen como único objetivo mantener a los animales en pie. Los caballos lucen escuálidos, la falta de pastura los obliga a comer los frutos de la algarroba, se trata de pequeñas semillas, que no cubren las necesidades nutritivas de los animales, pero sirven de paliativo.

 A 40 kilómetros de la cabecera del departamento Vera se encuentra el paraje Santa Lucía. Se ingresa por un camino de tierra que se conecta con la ruta 98. En esa zona, un total de 150 familias viven de la producción a pequeña escala. Hoy pelean para mantener a los animales que les quedan.

La tierra está seca. No hay agua ni pasto. Las vacas se alimentan de chauchas de algarrobo que se hallan a la vera de los caminos. Un camión cisterna de agua, de la Municipalidad de Vera, asiste a los productores que van turnándose para llevarle agua a los animales.

 La planta potabilizadora funciona las 24 horas de lunes a lunes. De día se cargan nueve cisternas, durante la noche se suman otras nueve. Cada carga tiene 8.000 litros.

 Los productores se turnan para realizar los viajes y poder abastecerse. Lucio Molina realiza tres viajes de diez kilómetros, ida y vuelta, desde la planta potabilizadora al campo para llevar agua a su represa.

 "Esto lo hago todas las noches. Ya estoy acostumbrado", cuenta a AIRE el productor que a pesar de las adversidades la sigue peleando para mantener lo que le queda en pie. "Me voy a morir trabajando", afirmó. "Esto es un certificado de la miseria. Nosotros tendríamos que tener un tanque australiano", concluyó Molina sobre la situación que le toca vivir.

Por falta de agua, se vienen tiempos de vacas flacas
En la región la lluvia media anual ronda los 1.200 milímetros anuales. En 2021 solo cayeron 500 milímetros y en 2022 llovieron 700. La situación climática afecta a la reproducción de la hacienda, un aspecto que impactará de lleno en el 2024.

 El final de 2021 y los inicios de 2022 estuvieron marcados por condiciones climáticas extremas. La Niña ya se hacía sentir. Esto significó que la vaca que estaba en malas condiciones no se preñara durante 2022. “Ya se empiezan a ver las consecuencias. No vamos a tener el mismo porcentaje de destete que teníamos años anteriores y la preñez del 2022-2023 también va a ser baja”, adelantó Eduardo Moral, productor y tesorero de la Sociedad Rural de Vera.

Dos horas y 124 kilómetros separan a los productores de Santa Lucía de los de Fortín Olmos, en donde Julio Radosevich calificó el momento como “crítico”. “Hubo lluvias de muy poco caudal y no alcanza para cubrir las necesidades”, y explicó que el fenómeno “pone en riesgo la actividad productiva de la zona”.

 Con un total de 3000 animales muertos, la preocupación es la inminente llegada del invierno sin pastura. Un factor que puede provocar una mortandad más grande. “Si no se acomoda la situación, el invierno nos dará el nocaut”, destacó Radosevich.

Lagunas y ríos secos: el impresionante paisaje de la sequía en el norte de Santa Fe
En el camino a Tostado la implacable sequía dejó al descubierto la laguna el Bonete, que desapareció. La reserva natural, de unas 7.000 hectáreas, está ubicada a la vera de la Ruta Nacional 98 y recibe agua del arroyo Golondrinas que hoy luce como un terrón de tierra.

 A medida que se avanza en la ruta, el paisaje va mutando de un césped amarillento a uno con tonalidades verdes. El cambio advierte la entrada en el territorio de los bajos submeridionales, en donde la tierra es un poco más húmeda que kilómetros atrás. Es jueves y la lluvia llega de manera inesperada para los productores de Vera, que desde hace días reclaman la apertura de la represa de Santiago del Estero para mitigar la escasez de agua del río Salado.

En la zona rural de Logroño, el lecho del Salado se secó, y los moradores del paraje asisten a los animales que aún les quedan con cisternas que la comuna facilita para evitar la mortandad. En la estancia la Vizcacha, Domingo Bustos nunca había evidenciado una escena como la que se replica hoy en sus 66 años de vida: un lecho seco. "Es la primera vez que veo así el río desde que estamos acá, en los últimos 50 años. Nunca vi algo así", asegura el productor a AIRE. “La gente está desesperada. Se murieron muchos animales", relata sobre el estado de la hacienda.

 El contexto también afecta a la producción láctea que hoy está por debajo del 50% de su capacidad. En la zona de las localidades de Pozo Borrado y Cuatro Boca -comuna rural ubicada en el límite con la provincia de Santiago del Estero- hay diez tambos que producen, en condiciones normales, 40 mil litros de leche diarios. Sin embargo, la producción actual ronda entre 22 mil y 23 mil litros por día y no hay perspectivas de que esto cambie. "Creemos que va a seguir bajando porque no hay forraje y el agua es de mala calidad", detalló Gustavo Fux, productor tambero.

Se perdió la cosecha de maíz
Los cultivos de maíz de primera del centro y norte de Santa Fe fueron los más afectados por la ausencia de lluvias y no tienen "posibilidades de recuperación", aun en caso de concretarse precipitaciones en los próximos días.

 El informe semanal que elaboraron el Ministerio de la Producción provincial y la Bolsa de Comercio de Santa Fe indica que la secuencia de imágenes del maíz temprano "reflejó el impacto de la ausencia de precipitaciones y déficit hídrico" en la mayoría de las 86.900 hectáreas sembradas en la zona.

"Fue el cultivo que acusó el mayor impacto y un presente muy complicado, sin margen de reacción, ante un improbable pronóstico general de precipitaciones", precisa el trabajo.

 En el relevamiento semanal se observó apenas un 25% de los lotes en estado bueno, mientras que el 75% se presenta como un 50% regular y un 25% malo, al margen de los cultivares que ya fueron embolsados, enrollados o destruidos para una futura siembra.

 Los posibles rendimientos serían inferiores a los obtenidos en las últimas campañas, repercutiendo en gran medida en todos los sistemas productivos.

No existen cifras oficiales sobre la muerte de animales
Desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (Carsfe) confirmaron que aún no cuentan con ningún número puntual sobre las pérdidas que se registran en el sector. La entidad señaló que con respecto a las cabezas muertas si bien hay un importante índice de mortalidad, no se realizaron relevamientos. "Hasta no tener números reales no podemos dar una opinión. Entendemos la gravedad de la situación, pero no está cuantificado con exactitud", confirmó a AIRE Sara Gardiol, presidenta de Carsfe.

Sin números que reflejen estimaciones en torno a las pérdidas de los sectores involucrados, hoy la principal labor será enfocarse en las consecuencias que el clima y la falta de previsión provocaron en uno de los ámbitos productivos más importantes de la región y del país.

Fuente: Aire de Santa Fe, sobre una nota de las periodistas ROMINA ELIZALDE,y MAIQUEL TORCATT

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