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No ganaron los narcos, abandonaron una ciudad

OPINIÓN 05/03/2023 Agencia de Noticias del Interior
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La única diferencia que hay entre el atentado a balazos al supermercado de la familia Roccuzo con las decenas de atentados y aprietes que sufren a diario muchos comerciantes de Rosario, es que la noticia replicó en todos los diarios del mundo.

Lo que ocurre en Rosario no es, como dijo el esperpéntico Ministro de Seguridad de la nación, Anibal Fernandez, «el triunfo de los narcos», ni como pretenden instalar los funcionarios provinciales, la instalación del «narcoterrorismo». No. Lo que ocurre en Rosario, se llama ABANDONO DEL ESTADO, y parece ser, un plan político del gobernador Omar Perotti, desde que asumió su gobierno.

Es más que obvio que las cosas no estaban bien en el momento de la asunción de Perotti. Tan obvio como que las políticas que habían comenzado las autoridades anteriores, con Miguel Lifschitz en el gobierno y Maximiliano Pullaro como ministro de seguridad, habían bajado ostensiblemente las estadísticas criminales.

Tan obvio, como que durante esa gestión y las anteriores, se detuvieron, procesaron y condenaron a las principales bandas narcos que operaban en la ciudad, por delitos comunes, que son los únicos por los que pueden actuar los policías y funcionarios judiciales provinciales. Después, atrás, muy atrás, venían los «federales» y actuaban por narcotráfico. Eso funcionaba, como funcionaba el OJO, un centro operativo de seguimiento en vivo del mapa del delito en Rosario coordinado con el patrullaje policial, que curiosamente fue desarmado en coincidencia con la primera semana de gestión del primer ministro de esta gestión, Marcelo Saín.

Tan obvio, como que en Rosario habían avanzado notablemente las políticas públicas de inclusión que llevaban adelante- principalmente- los programas «ABRE», «VUELVO A ESTUDIAR» y «NUEVA OPORTUNIDAD», que fueron desarticulados sin ninguna explicación apenas asumió esta gestión, sin que hubiera planes similares que intentaran reocupar a quienes salían de prisión, invertir en infraestructuras de clubes de barrio o un seguimiento de aquellos niños o adultos que habían abandonado la escuela. Todo eso desapareció, y los miles de pibes que eran mínimamente contenidos y «tentados» por una vida diferentes, quedaron en la calle, como objetivo del mercadeo de soldaditos narcos.

Tan espantosamente obvio, como desde que asumió el gobierno provincial, la policía perdió en menos de un año, el 50% de su capacidad operativa: Los autos de la policía no recibieron dinero para ser  reparados, las comisarias dejaron de recibir dinero para cargar nafta, y los escasos 160 autos que patrullaban Rosario, terminaron siendo 78 a finales de 2021.

La policía no compró armas, ni autos, ni chalecos antibalas. ¿ Por qué? Porque la «supercompra» de armas a una empresa israelí que pretendió hacer Saín, estaba viciada de doble corrupción. Por una lado tenia un grosero sobreprecio, pero por el otro lado, la denuncia de la empresa BERSA, demostró que los pliegos habían sido copiados de la empresa israelí. La licitación se cayó.

Hace pocos días, nos enteramos que tampoco pudieron comprar chalecos antibala para la policía. ¿ por que? Porque el Ministerio de Seguridad, durante los mandatos de Saín y Lagna, habían dejado vencer el permiso para comprar «material complejo». Un impedimento no sólo para adquirir chalecos, sino armas, y vehículos blindados. ¿ Cómo fue que desde septiembre de 2020 hasta diciembre de 2022 no usaron ese permiso, ni se dieron cuenta de su vencimiento? Sencillamente porque no lo usaron, no compraron nada. Con un agravante: Tenían a su disposición recursos extraordinarios, que la oposición les otrorgó en la legislatura bajo la figura de «ley de emergencia en seguridad».

No sólo no usaron esos recursos, sino que una simple lectura de las ejecuciones presupuestarias demuestran de manera oficial, que en 2020, usaron el 62 %, en 2021, el 65% y en 2022, en mayo, alcanzaba apenas el 24%.

Pasaron cuatro ministros de seguridad, y las estadísticas no son peores, son mucho peores que las recibidas. En Rosario, el año pasado murió más gente ejecutada como nunca en la historia. Y el comienzo del 2023 amenaza con superarlo holgadamente.

Desde las cárceles se ordenan el 85% de las ejecuciones y balaceras. En 39 meses, se escaparon más presos que nunca en la historia. Se escaparon por arriba, por abajo de los alambrados, caminando por la puertas, dentro de carritos de supermercados.

Curiosamente, mientras pasaron, lease bien, 12 jefes de la policía provincial y  sus 19 jefes departamentales, el Secretario del Servicio Penitenciario sigue siendo el mismo: Un tal Walter Galvez, amigo íntimo del gobernador, que, entre otras cosas, le celebró el cumpleaños de 15 a su hija en plena pandemia, con 200 invitados. Y sigue ahí, y nadie pregunta por qué. 

Recién la semana pasada anunciaron, por fin, la compra de scanners para detectar el ingreso de celulares a las prisiones. Llamativamente, por primera vez en tres años, hicieron una redada que secuestró móviles de las celdas. Sacaron fotos y las publicaron en las portadas de todos los diarios digitales. Sin embargo, los presos siguen dando órdenes desde allí, y los asesinatos se multiplican.

¿ Que hay complicidad de la policía? Claro, si un oficial santafesino, con 20 años de antigüedad no llega a percibir 150 mil pesos de bolsillo.

¿ Que hay complicidad del personal del servicio penitenciario? ¡ Claro! Si la mayoría de ellos, entre otros un agente que hoy se suicidó mientras cumplía sus funciones en la garita de Piñero, tienen que trabajar de remiseros o seguridad privada, a consecuencia de los magros ingresos que perciben.

¿ Que no alcanza con las fuerzas provinciales? ¡Claro! Pero no hubo forma de que el gobierno nacional, especialmente el Ministro Fernandez, con su asesor ( ahora en negro, a causa de su doble imputación penal) Marcelo Saín, entendieron que Rosario requería de decenas de miles de gendarmes y prefectos, y no una rotación de cien, doscientos o trescientos, dependiendo del clima delictivo.

¿Cuantos gendarmes, policías federales, o prefectos hay en Rosario hoy? Fernandez dirá 1000, Perotti no lo sabe, Javkin dice que no superan los 300, y un ciudadano rosarino dirá que pocos, o ninguno, dependiendo de la zona donde viven o transitan.

Abandonaron Rosario, esa es la verdad. Abandonaron la seguridad pública. Desarmaron lo que funcionaba y dejaron de invertir. No cuidaron las cárceles, ni desarticularon a banda nueva, pero les permitieron a las viejas, retomar el control desde «adentro».

No es cierto que ganaron los narcos en Rosario. Lo que ocurre en Rosario es que la dejaron librada a su suerte, y a la suerte de los habitantes que rezan por llegar con vida a casa en cada atardecer, o tiemblan cuando les toca circular por la madrugada.

Mienten, Fernandez cuando dice que «ganaron los narcos», o la mInistra Arena cuando asegura que «somos victimas del narcoterrorismo».

Lo que es cierto es que los narcos hacen lo que se les antoja, incluso generarle terror a la familia de la persona mas famosa del mundo, porque lo pueden hacer libremente, sin ningún obstáculo.

La demencial inversión publicitaria del gobierno provincial, que incluye a Loteria, llegó a 5 mil millones de pesos en 2022. Con ese dinero, alcanza para que nadie haga preguntas obvias, ni se detenga en asuntos visibles.

Ni en Santa Fe, ni en el resto del país.

Entonces, las explicaciones más cómodas son que «Rosario es una cuna de narcos, una ciudad tomada por el delito», Y aunque los hechos lo ratifiquen, están omitiendo lo principal: Los dejan multiplicarse, los dejan hacer. Les dejaron tomar la ciudad, sin ninguna resistencia.

Y ahora le tocó a Messi. Y el presidente dice :»habrá que hacer algo más». ¿ Más?

Por Coni Cherep, para conicherep.com

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