Está acelerando a fondo, algunos creen que detrás de un proyecto que va más allá de la coyuntura flexible que tiene el país, sobre todo en estos últimos 30 años. Es que vamos de crisis en crisis y de competencia tras competencia para ver quién se queda con la sortija. Hoy Martín Llaryora es animador central de la política argentina y es una de las cabezas visibles de la fuerte ofensiva contra Javier Milei.
Al gobernador de Córdoba le responden o están en sintonía con él los mejores del Congreso: Miguel Ángel Pichetto –una especie de rock star en la Cámara de Diputados–, Emilio Monzó, Nicolas Massot y siguen las firmas, con un elenco cordobés más que interesante.
Enfrente, Milei no pudo recolectar nada serio ni nada bueno. La representación cordobesa de La Libertad Avanza es casi patética, por ejemplo. Apenas el ministro del Interior Guillermo Francos para negociar con cierta racionalidad, aunque los propios escuderos presidenciales tratan de limarlo todos los días.
Así las cosas, es como ver un partido de River frente al combinado argentino de vendedores de máquinas que generan pompas de jabón. Dicho esto con todo respeto por los fabricantes y expendedores de este divertido producto.
Por eso, en la sesión para votar artículo por artículo la ley ómnibus o ley de bases, Llaryora profundizará su embate y tendrá sentado a su lado al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro. Los dos sostienen a rajatabla la convalidación de un artículo clave: la coparticipación del impuesto PAÍS (70 por ciento para la Nación, 21 por ciento para las provincias y 9% para organizaciones sociales a través de un fondo para obras en sectores vulnerables.
Una jugada del diputado cordobés de Hacemos, Juan Brügge, hizo que este tema se discutiera y figurara en la lista de cuestiones a considerar. Servido en bandeja les quedó a los opositores de La Libertad Avanza.
Existe otro punto para resaltar porque el gobernador de Córdoba avanzará con los fondos que deben remitirse a las Cajas de Jubilaciones no transferidas por las provincias. Son 13 en total y entre ellas se encuentran Córdoba y Santa Fe.
“Si sacan de un plumazo la coparticipación del impuesto PAÍS avanzamos con las cajas de jubilaciones… Esto no será gratis”, trinan desde el Congreso los hombres que mantienen diálogo fluido con Llaryora y Pullaro.
En este segundo ítem vinculado a los fondos previsionales, Kicillof deja de quedar asociado a los gobernadores de la Región Centro porque Buenos Aires tiene transferida su Caja de Jubilaciones, de modo que no hay coincidencia de objetivos.
Desde el entorno del gobernador cordobés se anticipó que no tiene previsto viajar a Buenos Aires antes de la sesión y que el lunes tiene una apretada agenda en Córdoba. Y aclararon que deja todo en manos de los diputados del bloque que comanda Pichetto.
La única duda que asalta a los llaryoristas es conocer con precisión si Milei y La Libertad Avanza respetarán lo acordado cuando presenten el texto que deberá ser discutido y debatido el próximo martes, luego del cuarto intermedio dispuesto en el último plenario de la Cámara baja nacional.
“Si hay cambios inesperados o no consentidos, se arma”, anticipó un legislador cordobés al ratificar la postura opositora de avanzar a fondo.
Despacito y por las piedras
Está claro que hay una cuestión coyuntural pero también proyectos políticos de diferentes protagonistas. Esos proyectos políticos tienen un primer mojón dentro de poco menos de dos años, cuando se vote para elegir diputados nacionales. Llaryora quiere ser presidente y tienen diferentes planes de vuelo. Algunos, que le proporcionan parte de sus amigos, parecieran poner el carro delante de los caballos y están pensando más en los pasillos de la Casa Rosada que en gobernar la provincia en una de las etapas más complicadas de la historia contemporánea.
Es verdad que el presidente Milei y su equipo pagaron cara la inexperiencia en el manejo de temas tanto de gestión como institucionales y ya se fueron varias veces al pasto. Es cierto que la imagen del jefe de Estado está en baja y otra cosa no se puede esperar de un país con más de 20 puntos de inflación mensuales. Pero la guerra no terminó, apenas se está librando la primera batalla.
Por eso, los que le sugieren a Llaryora apurar el paso debieran pensar un poco más la estrategia de la ofensiva porque en política dos más dos no es siempre cuatro.
Antes que a los libertarios, Llaryora deberá enfrentar a dirigentes que hoy son amigos, aliados y compañeros de ruta pero más adelante no se sabe. El dirigente con el que tiene colisión de intereses es el santafesino Pullaro, quien también está parado en el centro del ring, no le tiembla el pulso y tiene una medalla: el de darle dura batalla al narcotráfico que tiene a maltraer a Rosario. Eso lo posiciona como un referente nacional de la oposición, tanto como al gobernador de nuestra provincia por su participación en el Congreso.
Llaryora mostró mirada estratégica y se puso por encima en muchos aspectos, cosa que deberían tener en cuenta algunos de sus allegados, que caminan con el paso innecesariamente acelerado.
En el bloque opositor otro de los grandes rivales es Kicillof, gobernante de una provincia con el 40 por ciento del electorado. Es verdad que deberá luchar con los carteles de kirchnerista que le tratarán de pegar permanentemente, pero siempre será un rival de fuste.
Y por último, habrá que ver qué quiere Schiaretti, quien prepara su regreso para ser posiblemente candidato a diputado, en acuerdo con el propio Llaryora.
Se vienen tiempos complejos desde lo económico y social y de debate intenso en la política. No hay que apurarse, pero tampoco dormirse en los laureles.
Con informacion de Perfil.com