google.com, pub-4701688879962596, DIRECT, f08c47fec0942fa0






 

Educando a Milei

POLÍTICA 17/03/2024 Agencia 24 Noticias Agencia 24 Noticias
f848x477-1565856_1623659_5050

Problemas que van y vienen para todos y sin solución inmediata; negociaciones con tácticas que distan mucho de cualquier escenario político clásico de la Argentina o de país democrático de la tierra; ejercicios de tira y afloje para conseguir la aprobación de leyes o salvar decretos de la picota del Congreso. En lo esencial no hay mucho que sea nuevo, nada que no hayamos visto en nuestra historia en algún momento, salvo por una gran diferencia.

El protagonista ahora es Javier Milei, un presidente que sin tener partido ni número propio en los recintos siguió actuando esta semana sin mirar al costado aunque aprendiendo a negociar como no lo había hecho desde el comienzo de su mandato. El trabajo por delante es enorme, la economía de amplios sectores del país sigue paralizada y el tiempo se acorta.

Con casta o sin casta, Javier Milei ya aprendió que existen reglas para gobernar en un país que tiene partidos políticos y un sistema democrático que, aunque maltrecho, funciona. Un ejemplo fue la sesión del Senado donde se rechazó el DNU desregulador. No es un secreto para nadie en el mundo político que la relación entre Milei y Victoria Villarruel no es la misma que cuando ambos protagonizaron la campaña presidencial. No hace falta un reconocimiento público de alguno de ellos para verificar esa realidad, basta con las declaraciones que hicieron algunos integrantes de La Libertad Avanza el día de la votación, incluidas las del siempre moderado Guillermo Francos.

La vicepresidenta no podía frenar más el pedido de sesión para debatir el DNU que le venía haciendo el kirchnerismo. En el quinto intento opositor debió ceder, tal como indica el reglamento. En el medio pidió varias veces que se activara la política. No escucharon o no quisieron escuchar. La deteriorada comunicación de la vicepresidenta con la Casa Rosada ayudó a complicar el entuerto.

El rechazo al DNU dejó como enseñanza un laboratorio de pruebas en vivo que ninguna negociación podría haber demostrado. El futuro inmediato dirá si los ejercicios que se vieron en esas horas servirán para algo en el futuro inmediato.

En ese juego, la oposición amigable o dialoguista usó entradas múltiples para mandar mensajes y dejar señales para los próximos pasos. Inclusive algunas impactaron directamente en Luis “Toto” Caputo que vio con temor como el mercado, el FMI y hasta el gobierno de Estados Unidos empezaron a pedir explicaciones sobre la base real de sustentación de Milei para llevar adelante las reformas y, sobre todo, el fenomenal ajuste que hoy ya es un ejemplo que mira el mundo entero que, por otro lado, sigue girando hacia la derecha en cada país que va a elecciones.

En Madrid, por ejemplo, la televisión exhibe documentales por capítulos sobre el fenómeno Milei, mientras Pedro Sánchez sigue metido en su tormenta tras la amnistía a los separatistas catalanes que le permitió formar gobierno pero que ahora lo vuelve a poner en medio de un ambiente de agresividad política pocas veces visto en la península.

En Argentina, mientras tanto, arrecian otras calamidades mucho más complicadas aunque políticamente menos sofisticadas. Los senadores que votaron en contra del DNU de Milei la semana pasada lo hicieron por motivaciones múltiples, pero todos teniendo en cuenta que estaban siendo actores esenciales de una negociación mas grande que en otra mesa llevan adelante Javier Milei y los gobernadores.

Por eso para muchos la votación en contra del DNU, por más discursos inflamados que haya pronunciado el kirchnerismo, fue más una señal hacia la negociación entre la Nación y las provincias que una verdadera intención por voltear el decreto de desregulación. Gobernadores y senadores le quisieron mostrar a Milei hasta dónde puede llegar la presión, pero eso no significa que vayan a apurar un voto en el mismo sentido en Diputados. Todo el paquete de leyes y fondos que rodea las negociaciones en juego tiene beneficios para cada parte.

De ahí que no se entienda finalmente la posición de Martín Lousteau ese día. El senador porteño protagonizó una movida con un costo político nunca visto antes en la UCR: la mayoría absoluta de la bancada de senadores radicales votó en contra de la posición del presidente partidario. Lousteau, además, avanzó en contra del DNU mientras los gobernadores radicales, dirigentes y hasta algunos diputados se pronunciaban en contra del sentido de su voto. No hubo justificación comprensible.

Milei enfrentará ahora una realidad distinta en la Cámara de Diputados con resultado incierto pero por ahora sin fecha. El DNU seguirá vigente hasta que Diputados decida lo contrario, algo que inclusive puede no pasar nunca. Y todo gracias a Cristina Fernández de Kirchner que en el 2006, cuando presidió la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado, hizo votar una reglamentación para el tratamiento de los DNU en el Congreso tan intrincada que le garantizó a su marido la tranquilidad absoluta para la sobrevida de los decretos que firmara.

Esa tranquilidad no es, ni por lejos, una señal de verdadero alivio para el Gobierno. Mientras endurece la negociación con los gobernadores con vistas al Pacto de Mayo, que el mismo puso en duda la semana pasada, Milei enfrenta el desafío de encontrar una buena noticia que alivie el camino los argentinos hasta que llegue la reactivación de la economía. No llama la atención que la salida del cepo cambiario sea una cuestión cada vez más mencionada por algún integrante del Gobierno.

La chance de volver a una vida cambiaria normal es hoy casi el único camino, junto con la baja de la inflación, que podría cambiar el humor de la economía del país. La semana pasada se le puso un número a esa posibilidad: después de haber recuperado reservas por U$S 10.000 millones, el Banco Central necesitaría capitalizarse en otros U$S 15.000 millones para poder enfrentar la salida del cepo. Esos fondos hoy pueden tener un solo origen, si es que existen: el FMI.

El Gobierno enfrenta otro desafío en Rosario. Patricia Bullrich comenzó a movilizar gendarmes y efectivos de la Policía Federal para combatir en el terreno, con distintos roles, la situación explosiva que vive la ciudad presa del narcotráfico. Quienes entienden de la cuestión aseguran que la provincia dio demasiados pasos en falso, desde el intento por mostrar fortaleza en el manejo de cárceles, hasta la imposibilidad de limpiar la contaminación de las fuerzas.

Bullrich intenta avanzar con el apoyo logístico que le pueden acercar las Fuerzas Armadas, pero ese proceso exige algunas garantías y no solo por el cumplimiento de la Ley de Seguridad Interior que les prohíbe actuar en territorio nacional. Los jefes de las tres fuerzas ya le pidieron a Bullrich un manual preciso con las “reglas de empeñamiento”, algo que en inglés quizás suene mas familiar para los familiarizados con las cuestiones militares: “rules of engagement”.

Se trata simplemente de las instrucciones precisas que deben seguir los militares que estarán aportando en el campo de operaciones de Rosario en caso de conflictos. Por ejemplo: un militar no puede actuar en territorio durante un enfrentamiento con bandas narco, pero ¿que deberían hacer si en el momento de manejar un traslado o aportar logística con helicópteros reciben un ataque? Son preguntas que aún no tiene respuesta y que demoran el desembarco prometido para luchar contra los narcotraficantes que asolan la ciudad.

El Gobierno logró tiempo con la convocatoria al Pacto de Mayo y gastó mas crédito del que debía gastar con la derrota en el Senado. El 13,2 % de inflación de febrero le dio aire, aunque en la primera semana de marzo los precios de alimentos volvieran a subir. Para la consultora de Orlando Ferreres, el dato mensualizado de las dos primeras semanas de marzo da una inflación de 10,9% y 9,1 % en alimentos. Nada para festejar aún. 

Mientras tanto el Gobierno negocia la nueva redacción de la Ley Ómnibus y el freno a cualquier votación en Diputados contra el DNU de desregulación. Con o sin nuevo acuerdo con el FMI y aunque logre levantar el cepo, otras cuestiones de la vida diaria esperan solución inminente.

El PRO, el radicalismo, los gobernadores dialoguistas y hasta muchos peronistas están dispuestos a sumar para garantizar la gobernabilidad ahora y quizás para empezar a formar una coalición que reemplace al ya fenecido Juntos por el Cambio con vistas a la legislativa del año próximo, pero Milei debe aprender a negociar en política. Algunos de los gobernadores más razonables ya enviaron un mensaje a la Casa Rosada: "bancan" hasta junio y después se baraja de nuevo. Para entonces esperan señales de diálogo político, mesura en el trato y resultados económicos.

Esos mismos gobernadores recomendarán ahora no votar en contra del DNU en Diputados y apoyarán la votación de las reformas que Milei enviará ahora por proyecto separado, la nueva Ley Ómnibus que ya circula con formato de borrador. Son los mismos que consideran indispensable aprobar una reforma laboral como la incluida en el DNU pero frenada por la Justicia y que apoyan casi todas las medidas de Milei, pero no por el camino que planteó el presidente y tampoco con las decisiones que, consideran, ponen en peligro la economía y el bolsillo de todos los argentinos.

Ese apoyo tendrá precio y exigencias que Milei no querrá aflojar. Una nueva fórmula de actualización para jubilados es solo el comienzo de esa larga lista de pedidos. Ajuste o gobernabilidad volverán a estar en el centro de la tensión por mucho tiempo más.

CON INFORMACION DE MDZOL.COM

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto
google.com, pub-4701688879962596, DIRECT, f08c47fec0942fa0