“Si tenés miedo, dedicate a otra cosa”, suelta Lionella Cattalini, diputada provincial por el socialismo en Santa Fe. Es que Cattalini acaba de presentar en la justicia federal de Rosario una denuncia formal contra el juez federal Marcelo Bailaque, en la que solicita una exhaustiva investigación sobre posibles delitos.
La diputada pide que se analice la participación del magistrado en una presunta red criminal y de corrupción vinculada con Esteban Alvarado, y Gabriel Mizzau, quien, además de manejar los balances de las empresas de Alvarado, también ocupaba el cargo de contador personal del juez Bailaque.
En estos días apareció en algunos medios a raíz de la denuncia contra Bailaque, pero esta abogada feminista de 38 años tiene amplia trayectoria política y en la gestión ejecutiva. Va por su segundo mandato en la Legislatura de Santa Fe, donde preside la comisión de Industria, Comercio y Turismo e integra las de Seguridad Pública, Presupuesto y Hacienda, Género, Mujeres y Diversidad y la Comisión Bicameral de Acuerdos.
Su militancia socialista empezó en la universidad y su experiencia en gestión es abundante: entre 2015 y 2019 fue parte del gabinete de la ex intendenta de Rosario Mónica Fein como coordinadora del Plan Abre, un programa de abordaje territorial de barrios vulnerados, orgullo de las gestiones socialistas. Cercana a Miguel Lifschitz, entró con él a la Cámara baja provincial en 2019.
Abogada y feminista
Es responsable, entre otros proyectos, de haber presentado el de Paridad, que se convirtió en ley el 22 de octubre de 2020 y no sólo garantiza la participación equitativa de varones y mujeres en el Poder Legislativo, sino que la extiende a los ámbitos de participación política partidaria, los cargos políticos en ministerios y secretarías de Estado del Poder Ejecutivo, entidades autárquicas, organismos descentralizados, empresas del Estado provincial, sociedades del Estado provincial, sociedades anónimas con participación estatal provincial mayoritaria, sociedades de economía mixta, en todo otro ente público provincial, cualquiera fuere su forma u origen, y en los consejos, asociaciones y colegios profesionales.
Cattalini habla con Letra P desde Rosario, donde vive desde 2004, cuando se mudó desde Villa Cañás para estudiar Derecho en la UNR. Su cruzada contra Baillaque no empezó ahora. Antes de esta presentación, Cattalini había solicitado al Consejo de la Magistratura que informe sobre el estado de la denuncia realizada en 2022 por el Ministerio Público de la Acusación de Santa Fe contra el juez federal, por obstaculizar la investigación contra Alvarado desde 2013. Y recién en abril de este año, el Consejo hizo lugar a la denuncia y abrió un sumario contra el juez federal.
“Soy socialista, nosotros gobernamos esta ciudad un montón de tiempo y también la provincia, nuestra principal bandera tiene que ver con la honestidad y creo que Hermes (Binner) y Miguel (Lifschitz) murieron haciendo haciéndose eco de eso”, explica las razones por las que encaró esta suerte de cruzada. “Durante muchos años nos acusaron de un montón de cuestiones”, enfatiza, y se refiere al uso de la palabra “narcosocialismo” con la que opositores y medios esmerilaron la gestión en Santa Fe y en Rosario.
La corrupción en la Justicia Federal de Santa Fe
La denuncia sobre la falta de estructura y de compromiso de la Justicia Federal con Rosario, dice Cattalini, viene siendo sostenida desde su espacio político. “Hoy empieza a verse un entramado de corrupción grave en la Justicia en todos lados, y en Rosario en particular”. Su motivación, sostiene, es que la gente pueda confiar en la justicia “y que los poderosos sean, por lo menos investigados”. Y agrega los nombres: “Tanto Bailaque como Vera Barros –aunque sobre él no tengo pruebas- se valieron de anonimato para no hacer nada y fueron cómplices con protección política”.
La diputada cree que ahora que se puso en marcha el sistema acusatorio en Santa Fe es el momento de acelerar las investigaciones. “Hay mucha gente joven que tiene ganas de trabajar en serio, que tiene ganas de hacer las cosas distintas; es una oportunidad para sacar a algunas personas corruptas de la Justicia Federal y para empezar a tener tranquilidad en la ciudad”.
“Puede que sea un poco inconsciente”, reconoce Cattalini. “Me aburre un poco este momento de la política en el que todo es Twitter y vale todo lo mismo, los temas duran un día y no importa nada salvo hacer un vídeo de Instagram”, dice, y lo contrasta con la realidad: “Lo que vivimos en Rosario fue tan fuerte, lo digo como ciudadana y como política, las acusaciones, los desmanejos, la falta de coordinación, las balaceras, que necesitamos hacer algo”.
CON INFORMACION DE LETRA P.