La candidatura de Ariel Lijo a la Corte, la ley de educación esencial, la interna para un nuevo titular de la UCR bonaerense y, sobre todo, el posicionamiento estratégico ante Javier Milei han generado un vendaval de internas y una gran fragmentación en la UCR. No hay un camino en común entre todos: cada uno atiende su individualidad.
En Diputados se libra una de las batallas más duras. El bloque que conduce el radical Rodrigo de Loredo está partido en tres partes. Por un lado, los más dialoguistas (encabezados por De Loredo y la vice del bloque, Karina Banfi más Julio Cobos y los chaqueños y correntinos), el sector de Evolución (de Martín Lousteau) y el minibloque interno de cuatro que encarna Facundo Manes.
La división se observa en los debates. Por caso, la mayoría de la bancada radical votó a favor de declarar “esencial” la educación mientras Manes optó por no acompañar la iniciativa que proponía ponerle límites a las protestas sindicales para evitar el cierre de escuelas.
Un tema más reciente: en una comunicación oficial Lousteau instó, como presidente del partido, a los diputados darle la máxima pena posible a los legisladores libertarios que fueron a ver a los represores en la cárcel. La traducción a “máxima pena” ya tenía estado parlamentario: Carla Carrizo había presentado un proyecto para echar del Congreso a los legisladores libertarios.
Ante esto, varios diputados le pidieron a Lousteau que se expida sobre Lijo. Incluso, Banfi reclamó que la UCR se plante para que las dos vacantes en el máximo Tribunal sean dos mujeres y que sea una postura institucional. Las diputadas que responden al senador por la CABA no dijeron nada. Y se sabe: De Loredo no le tiene ninguna simpatía al titular del radicalismo nacional.
El caso Lijo ya viene siendo un tema sin consenso en el Senado. Esta semana en un Zoom de la bancada no hubo acuerdo. Lousteau volvió a repetir que sigue analizando el tema. Los senadores cercanos a los gobernadores Gustavo Valdés (Corrientes) y Alfredo Cornejo (Mendoza) se inclinan por apoyar. Pero nadie lo explicita aún. En la Cámara alta ya aparecieron otras rispideces entre senadores y gobernadores: Cornejo puso el grito en el cielo porque desplazaron a Mariana Juri de la Bicameral de Inteligencia y culpó a Lousteau, quien ahora la preside.
Justamente al senador por Capital le queda más de un año en la presidencia de la UCR. Los detractores lo miran: creen que se medirá su presidencia de acuerdo a la cantidad de legisladores que renovará el partido en 2025. Esta línea que siguen hombres como Cornejo.
En este panorama se cruza la interna de la UCR bonaerense, que antes de fin de año tendrá un nuevo presidente. El senado Maximiliano Abad propuso, junto a la mayoría de intendentes del interior bonaerense y concejales, al ex intendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, para ese lugar. Pero Evolución pretende hacer jugar al diputado provincial Pablo Dominichini, aliado de Lousteau, quien tiene más peso en el sur del conurbano pero más escaso en el Interior bonaerense.
Entre los gobernadores radicales tampoco hay flores. Hay casos como el de Valdés que está pasando por su peor momento político con el caso Loan. Incluso, pensando en las elecciones del año que viene, tuvo que abortar la idea de que su hermano Juan Pablo, intendente de Ituzaingo, sea su sucesor.
En el caso del chaqueño Leandro Zdero viene haciendo malabares para que no crezcan dos escándalos: las denuncias por el desmonte y la condena a su exjefa, Aida Ayala, por corrupción. Zdero es un delfín de Valdés pero hace diez días intentó apalancarse con el Gobierno: recibió a Sandra Pettovello, la ministra de Capital Humano y amiga del presidente.
En Mendoza Cornejo zafó: el escándalo de Alberto Fernández no permitió escalar los negocios de su hijo Lautaro, justo cuando comenzaba a hablarse del tema en medios nacionales. En estas semanas comienza a barajarse que arme un acuerdo con Luis Petri pero la sombra del intendente capitalino, Ulpiano Suárez, amenaza esa dupla.
Los otros dos gobernadores juegan la propia. En Jujuy el exministro de Hacienda y hoy mandatario Carlos Sadir tiene como jefe de Gabinete a Héctor “Freddy” Morales, el hermano de Gerardo. La sucesión está a la vuelta de la esquina.
Finalmente el santafesino Maximiliano Pullaro es una de las “estrellas” nuevas: en acuerdo con el Gobierno viene mejorando los índices de seguridad como un hito de su gestión. Con acuerdo con Emiliano Yacobitti y Lousteau, pero sin que sean sus jefes, está metido en la provincia y debería cambiar la Constitución provincial para reelegir. Todo indica que lo hará.
* Para www.perfil.com