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La salida del cepo: por qué pese al anuncio la liberación de las restricciones se haría de manera gradual

ECONOMÍA Pablo WENDE
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En medio de los datos favorables que sigue aportando la economía, como la baja de la inflación en octubre y del riesgo país que quedó cerca de perforar los 800 puntos básicos, Javier Milei adelantó que se acerca el momento de liberar el cepo y dejó entrever que esto podría ocurrir sobre el cierre del primer trimestre.

Lo que no explicitó es a qué velocidad se realizará el proceso, lo que seguramente generará todo tipo de especulaciones entre inversores y analistas. Previo al discurso del Presidente, el ministro de Economía, Luis Caputo, había indicado que “salir del cepo es un tema de condiciones y no de tiempo”. “Queremos hacerlo -agregó- cuando estemos 100% seguros de que no va a generar ningún problema en la economía”.

 
Aunque parezcan declaraciones contradictorias, no lo son. Reflejan las dudas que todavía mantienen en el Gobierno respecto a las consecuencias que traería el desarme de los controles cambiarios, especialmente en la cotización del dólar y, por consiguiente en el marcado proceso de desinflación de los últimos meses.

Por eso, el escenario más probable al menos hasta ahora es que la salida del cepo se vaya produciendo gradualmente, considerando que subsisten casi todas las restricciones que en su momento profundizó Sergio Massa como ministro de Economía a lo largo de 2023.

Uno de los pasos casi obvios será normalizar rápidamente el acceso al mercado cambiario a los importadores, que todavía deben esperar 30 días para acceder a los dólares oficiales.

También se espera que se elimine el “dólar blend”, que permite a los exportadores liquidar un 20% a través del contado con liquidación. Con una brecha cambiaria muy acotada, no tiene mayor sentido que se mantenga esta política, aunque se esperaría a después del verano. La lógica de esta decisión es que se espera una demanda fuerte de divisas para turismo, lo que al mismo tiempo requerirá mayor oferta de dólares a través de los circuitos financieros.

Donde aparecen algunas dudas es en la velocidad en que se eliminarán las restricciones cruzadas para operar en el mercado cambiario. Esto significa que aquellas empresas que concurren al mercado oficial no pueden luego comprar divisas por el CCL, restando una importante demanda en ese mercado. Se estima que esto podría normalizarse gradualmente.

Tampoco parece probable que de la noche a la mañana se eliminen los límites de atesoramiento en dólares. Al contrario, posiblemente sea la última restricciones en ser levantada. Lo mismo puede decirse del giro de dividendos de las empresas al exterior, que continuarían fuertemente controlados.

Caputo había consideró que “la economía crecerá 5% o más el año que viene, aún con cepo”. Reiteró así un concepto que tanto él como el Presidente, Javier Milei, mencionaron por primera vez hace por lo menos cuatro meses.

Posiblemente la velocidad de salida esté en relación a los futuros desembolsos que esté dispuesto a realizar el FMI. Tanto Milei como Caputo habían reconocido que si recibieran una cifra superior a los USD 10.000 millones el proceso de liberación del cepo resultaría mucho más rápido.

El Presidente impuso como condición para avanzar que se mantenga la baja de la inflación hasta fin de año y que luego se avance con una reducción del ritmo de ajuste oficial del 2% al 1% durante tres meses. El razonamiento tiene también una lógica política: empezar a levantar el cepo lejos de las elecciones legislativas parece una medida razonable.

Caputo aprovechó su presentación en FIEL para llevar buenas noticias a los inversores, En ese sentido, anunció que octubre terminó con un superávit financiero “importante”. Se trata de una confirmación del compromiso del Gobierno por mantener las cuentas públicas en orden, algo que después de 10 meses los mercados dan por descontado.

El riesgo país volvió a reaccionar favorablemente con el anunció y bajó más de 3% hasta los 819 puntos básicos. Mantener el superávit da mayores garantías de repago de la deuda, a tal punto que el Gobierno ya anunció que los intereses de deuda de enero se pagarán con dólares adquiridos con los pesos del ahorro fiscal.

La otra buena noticia es que reiteró que el compromiso de la administración pasa por bajar impuestos, aunque supeditado al crecimiento. No hubo fechas específicas pero sí mencionó cuáles serían los tributos que se quiere reducir: retenciones, impuesto al cheque e Ingresos Brutos (aunque este último corresponde exclusivamente a las provincias). “Tenemos que bajar por lo menos 7 u 8 puntos de la carga impositiva”, agregó.

Otro hito que hay por delante es la desaparición del impuesto PAIS, que actualmente se ubica en el 7,5%. Su eliminación significa que los importadores podrán comprar más barato las divisas que precisan. Con la declaración de ayer, está claro que el Gobierno rechaza cualquier posibilidad de ajuste para compensar del tipo de cambio oficial. En realidad, la expectativa es que al abaratarse los bienes importados esto permita acelerar el proceso de desinflación.

Fuente: Infobae

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