Desatar la urdimbre y convertirla en un solo hilo conductor es, finalmente, desarmar un poncho y dejarlo en sus orígenes: un hilo que se tejió. No es sencillo.
La actividad política Argentina ha tejido, teje y teje. De pronto aparece un fenómeno que trajo la marejada de incorrecciones, corrupciones, falsificaciones del dicho al hecho y todo se conmueve. Habla con un idioma diferente y penetra -en todos- por caminos nuevos, que no estaban tratados o estaban maltratados por los políticos en stock.
Los caudillos regionales piensan, con razón, que su relación directa se altera si a quienes ellos llegan por cercanía, por proximidad, los deslumbra, distrae, entusiasma alguien que no tiene trato directo, pero tiene ese imán del gran caudillo, del gran papá.
No hablamos de plataformas ni de proyectos de eternidad. Es una mirada planteada sentimentalmente, porque está claro que aquí no se trata de una lucha de ideas por formas de gobierno, de vida finalmente, sino de atracciones emocionales: lo quiero o no lo quiero.
Es visible que cada dirigente político tiene un fondo donde abreva, un paquete de ideas que se construyen a través del conocimiento y del análisis, de la propuesta y de aquello que se quiere como destino individual y colectivo.
Sería difícil explicar -hoy, ahora- qué cosa piensan sobre si y que quieren ofrecerle a aquellos que aceptan su liderazgo, sería difícil, se insiste, conocer con certeza qué país desean y con qué pueblo del que, además, forman parte. Difícil, se insiste.
La cuestión es práctica. Si la elección es sobre un sólo territorio y participan los que habitan, y son sus referentes a los que deben elegirse, las posibilidades son de un tipo especial: contacto, cercanía, trato. El pasado más reciente y la acción más directa.
No precisa, por el contrario, quita el eje de una elección de ese tamaño la presencia de un nombre nacional, de una atracción diferente a la de quienes son sus representantes directos. Genuinos, si cabe la diferenciación. Los dirigentes nacionales, de lejanía, tienen un discurso y efectos sobre la sociedad que parten de otro sitio y llegan a un destino diferente.
En la provincia de Santa Fe esto está resuelto, hay desdoblamientos para que las cuestiones locales se concreten, electoralmente, con mayor influencia local que nacional. En otras provincias hay ciudades que eligen sus representantes de un modo diferente al resto de la provincia y están en fechas y formas diferentes a las nacionales, Córdoba es un ejemplo.
Feudos como el de Gildo Insfrán plantean esta división al punto de la exageración, acaso lejano de un eje de la democracia: la alternancia.
Desdoblar, está claro y debe insistirse en este eje, desdoblar es independizar de una figura nacional, acaso una estampita o una foto tomada como estampita y aceptar, votar, decidir que las representaciones tiene eso, una urdimbre territorial que fue tejida paso a paso y es más difícil de quitar, soslayar, desdeñar.
No parece difícil entender que los caudillos, los líderes, las personas con trascendencia nacional (¿influencia?) quieran a distancia, sin otra necesidad que aumentar su poder, poner bajo su paraguas a cuanto territorio acepte el paso de un gobernante territorial a categoría de delegado o gerente de un proyecto, una idea, una persona a la que se acepta con rango superior.
Las delegaciones de poder suelen ser funestas para los pueblos. Puede entenderse, está en las posibilidades, que un líder nacional plantee una idea que abarque "a todos los hombres de buena voluntad que quieran habitar este suelo" (ejem).
Cuando se desdobla la elección de representantes se independiza, también se divide y lleva a la conversación local, regional, para imponer una idea nacional. La existencia de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (las PASO) tiene dos ingredientes imposibles de esconder.
El primer ingrediente: quitan el poder "al partido", al apoderado, a las amañadas elecciones internas y todos pueden elegir a quien quieran, dentro de aquellos que cumplen requisitos mínimos: afiliaciones, representantes, personería jurídica, etc.
El "apoderado" partidario deja de ser poderoso y cada caudillo deberá enfrentar a quienes se le oponen sin ventajas. Solo el voto popular y no una asamblea de madrugadas, como unas internas partidarias fraudulentas o injustas, porque en ambos casos pocos elegirán a quienes representarán a muchos. Con las PASO todos eligen a quienes representarán a muchos.
El otro ingrediente es que "la fragua" partidaria, la tarea de aprendizaje de la actividad política desaparece y es la simple atracción personal la que consigue adhesiones. Las PASO le quitan poder a los partidos y otorgan poder a La Fama.
Se encuentran ejemplos de esta situación (los dos ingredientes mencionados) en cada sitio donde el tema ha entrado en discusión. No es el dinero, como argumento para objetarlas, eso es una falacia, es la libertad. Toda elección democrática otorga más valor social que el dinero que cuesta montarla. Bienvenidas las elecciones en todos los casos
Eliminar las PASO tiene un sentido explícito. Se trata de quitarle poder al cualquiera, al famoso, al que llega con mucha Fama y poco tiempo de aprendizaje. Se devuelve la llave de entrada a la actividad política plena a los partidos o las alianzas. A las estructuras.
Donde la cuestión se vuelve práctica es en este tiempo en el que la decisión nacional (Ejecutivo Nacional) no posee estructura territorial, ni siquiera un partido o una fuerte alianza partidaria, un Frente.
Desdoblar permite que líderes regionales resuelvan sus pleitos y luego confluyan, sumen o se integren a reuniones grupales que se encuentren en un pacto. Ni mal ni bien, todo dependerá de quiénes, con quién y, básicamente, con qué intención, más allá de la obvia: el poder.
Está claro que Pablo Javkin no es Maximiliano Pullaro y que Pullaro no es Javier Milei. Un ejemplo más rotundo: Guillermo Montenegro (Mar del Plata) no es Axel Kicillof y este no es Milei. Já: y CFK pide cosas…Intendencias, provincias y nación.
El viejo tronco radical convertido en racimo, las divisiones de los grupos y grupúsculos peronistas (cercanos o alejados de la tóxica conducción de CFK; tóxica pero poderosa), los partidos en extinción (como la democracia progresista y el socialismo en Santa Fe) y la rara existencia de las voluntades que se reunieron en este siglo XXI (Cambiemos, PRO y sus variables, como Creo o Coalición Cívica), que no tienen un palenque propio (sino que sobreviven como parte de alianzas), están yendo a una salvación territorial: desdoblemos.
A una fragmentación por calidad mediática: las PASO y de fuera viene a galope tendido el pedido del Líder Nacional (Todos Juntos Ahora); eliminemos las PASO y que las listas las arme el dedo del apoderado. En eso estamos.
CON INFORMACION DE ELLITORAL.