

Dólar y acuerdo con el FMI: por qué crecen los riesgos para el mercado cambiario argentino
ECONOMÍA Marcos Phillip*:quality(85)/https://assets.iprofesional.com/assets/jpg/2025/04/594106.jpg)
La incertidumbre volvió a escalar en los mercados internacionales tras el endurecimiento de la política arancelaria por parte de Estados Unidos, sumado a las recientes negociaciones entre Argentina y el FMI para un nuevo acuerdo financiero. Según fuentes de mercado, ambos eventos reflejan una reconfiguración en las reglas de juego del comercio y las finanzas globales, con efectos directos sobre la economía local. Mientras en el plano internacional crecen los temores a una recesión y caen los precios de las commodities, en el frente interno se discute el posible impacto de un nuevo programa con el Fondo que conviviría con el ya vigente.

Para los especialistas, las medidas adoptadas por la administración Trump implican un giro abrupto hacia un proteccionismo más agresivo, generando tensiones comerciales a gran escala y una fuerte volatilidad financiera. A nivel local, estas tensiones se traducen en menores precios para los principales productos de exportación y un panorama global menos favorable para la colocación de bienes argentinos. A su vez, la expectativa de un dólar más fortalecido y una menor demanda externa elevan la incertidumbre respecto al desempeño económico futuro.
En este contexto de elevada sensibilidad, los analistas señalaron que un nuevo acuerdo con el FMI traería alivio financiero en el corto plazo, aunque implicaría un mayor costo total para el país. Si bien se abriría la posibilidad de utilizar parte de los nuevos fondos para aliviar vencimientos previos, también aumentan los intereses y la necesidad de un ajuste fiscal adicional. Además, advirtieron sobre los riesgos de persistir con el actual esquema cambiario, ya que podría agravar los desequilibrios y desanclar aún más las expectativas.
Para los expertos, tanto el nuevo escenario global como el rediseño del vínculo con el Fondo plantean desafíos significativos. Consideran clave acumular reservas de manera sostenida, ordenar la política cambiaria y sostener una estrategia fiscal realista. En ambos frentes, sostienen que el margen de error es acotado y que las decisiones que se tomen en los próximos meses definirán el rumbo económico en un escenario global crecientemente incierto.
El regreso del proteccionismo
Desde Ecolatina señalaron que el 2 de abril marcó un punto de quiebre para el comercio internacional. En lo que la administración estadounidense denominó como "Liberation Day", se concretó una fuerte suba de aranceles por parte del gobierno de Donald Trump, en una medida que generó una reacción inmediata en los mercados. A partir de ese día, se impusieron aranceles recíprocos que afectaron a varias economías desarrolladas y emergentes, con un foco especial en China, que sufrió un incremento acumulado del 54% en los derechos de importación.
Los expertos de la consultora económica detallaron que el nuevo esquema de aranceles ubica a los Estados Unidos en su punto más alto en materia proteccionista desde la salida del sistema de Bretton Woods tras la Segunda Guerra Mundial. Incluso, los niveles alcanzados hoy pueden compararse con los del crac del ’30, según distintas estimaciones privadas. Esta nueva política implica una alteración sustancial en las reglas del juego comercial a escala global.
Hasta ahora, la tendencia venía mostrando un avance hacia el reshoring y el friendshoring, es decir, el retorno de la producción a suelo local y la relocalización de industrias en países aliados y seguros. Ejemplos de estas estrategias son leyes como la CHIPS Act o la Inflation Reduction Act, impulsadas durante la administración Biden. Para Ecolatina, la decisión de Trump rompe con esta lógica y siembra desconcierto entre los principales actores económicos internacionales.
Sus analistas apuntaron además a lo que consideran un criterio sumamente arbitrario para definir los aranceles recíprocos. La administración Trump utilizó una fórmula basada en dividir las exportaciones estadounidenses por el déficit comercial bilateral, lo cual refuerza el carácter unilateral de la medida. En este contexto, Argentina se ubica en una posición relativamente favorable al haber recibido el arancel mínimo del 10%, pero el impacto global del cambio es innegable.
Un nuevo programa con el FMI que se superpondría al vigente
En este nuevo paradigma global, desde Aurum Valores analizaron en detalle las implicancias del posible nuevo Programa de Facilidades Extendidas (EFF, por sus siglas en inglés) con el FMI. Según interpretan de los dichos oficiales y del propio organismo multilateral, este nuevo esquema no reemplazaría al vigente EFF 2022, sino que se sumaría a él. Esto implicaría que los vencimientos del acuerdo actual continuarían según lo estipulado, mientras que los desembolsos del nuevo programa comenzarían a pagarse a partir del cuarto año y medio desde su implementación.
Los especialistas del bróker detallaron que el diseño del programa contemplaría cierta flexibilidad, ya que el gobierno tendría la posibilidad de utilizar parte de los fondos del EFF 2025 para cancelar los pagos correspondientes al EFF 2022, que se extienden entre 2026 y 2034. Esta opción permitiría aliviar el perfil de vencimientos en los primeros años, siempre que se administre con criterio y bajo un enfoque fiscal ordenado.
Aurum planteó un posible cronograma de desembolsos, considerando el anuncio de un acuerdo de gran envergadura por DEG 15.000 millones (unos u$s 20.000 millones). Bajo esta hipótesis, se especula con una primera entrega del 50% en el corto plazo, posiblemente durante los primeros días de mayo, coincidiendo con el fin del dólar blend y un ajuste en el esquema cambiario. La segunda mitad llegaría hacia fines de 2025 o comienzos de 2026, en un contexto de mayor flexibilización.
Este diseño permitiría al país acceder a liquidez en el corto plazo, pero también conlleva nuevos compromisos financieros de mayor magnitud. Para Aurum, el desafío no se limita a los pagos de capital, sino que también se verá reflejado en el creciente peso de los intereses dentro del período del programa, debido tanto al mayor monto del crédito como al hecho de que el financiamiento excedería el límite de cuota que activa los sobrecargos.
Un acuerdo más costoso que el anterior
Los expertos de la sociedad de bolsa explicaron que, de concretarse el esquema planteado, el EFF 2025 representaría un acuerdo sensiblemente más oneroso que su antecesor. Esto se debe al mayor volumen del préstamo y a la carga adicional que implican los sobrecargos que establece el FMI para los montos que superan ciertos umbrales respecto a la cuota del país.
A raíz de este incremento en el costo financiero, Aurum anticipa que será necesario implementar un ajuste fiscal adicional al ya contemplado, estimado en torno al 0,2% del PBI. Este esfuerzo adicional buscaría compensar el aumento en los intereses que el país debería afrontar durante la vigencia del nuevo programa.
Asimismo, el incremento en el monto del crédito también eleva las necesidades totales de financiamiento a lo largo del ciclo del programa, lo que exigirá una estrategia prudente y eficiente en materia de administración de deuda. Para los analistas, si bien el costo total es considerablemente mayor al del EFF 2022, no sería imposible de manejar a partir de 2027, siempre que se consolide una economía ordenada y con orientación promercado.
En este punto, los especialistas de Aurum consideran fundamental que el gobierno mantenga una estrategia de financiamiento sostenible y que aproveche la liquidez inicial para reforzar la estabilidad fiscal. Una administración eficiente de estos recursos podría marcar la diferencia entre un camino de crecimiento sostenible y una nueva etapa de fragilidad externa.
Dudas en torno a la política cambiaria y las reservas
Más allá de las implicancias fiscales y financieras, desde Aurum señalaron su preocupación por las señales que viene dando el gobierno en torno al respaldo de la base monetaria con reservas. En particular, destacaron las afirmaciones oficiales que aseguran que, una vez desembolsado el total del acuerdo, el BCRA alcanzaría u$s 50.000 millones de reservas brutas, lo que permitiría cubrir completamente la base monetaria e incluso la base monetaria amplia.
Para la sociedad de bolsa, este enfoque pretende transmitir la idea de que un nivel de respaldo tan elevado alejaría la posibilidad de una corrida contra el peso o contra el Banco Central. Sin embargo, advirtieron que este argumento debe ser respaldado por una acumulación genuina y sostenida de reservas, más allá de los aportes que pueda realizar el FMI.
En ese sentido, los analistas destacaron la importancia de mejorar los ratios de reservas sobre la base monetaria y sobre los agregados monetarios más amplios (como M4 en pesos). Un tipo de cambio más competitivo podría colaborar con este objetivo, al fortalecer la posición externa del país y mejorar el desempeño del BCRA en el mercado cambiario.
Los expertos recordaron que, según la métrica del propio FMI sobre reservas adecuadas, Argentina se encontraba muy lejos del nivel considerado óptimo en 2024. De hecho, debería al menos triplicar su stock actual para acercarse a ese estándar. Esto subraya la urgencia de avanzar en una estrategia integral de fortalecimiento de reservas.
Desafíos y oportunidades para Argentina
Según Ecolatina, el nuevo paradigma flobal plantea tanto riesgos como oportunidades para el programa financiero y cambiario del gobierno argentino. Si la economía estadounidense se desacelera de forma significativa, podría abrirse una ventana para acceder a financiamiento externo en condiciones más favorables en 2026, gracias a una eventual baja en las tasas de interés globales.
No obstante, en un mundo más fragmentado y volátil, será clave que la política local juegue un rol activo para captar la atención de los mercados y refinanciar los abultados vencimientos en dólares que enfrenta el país en los próximos años. La credibilidad y la capacidad de adaptación serán herramientas fundamentales en este proceso.
A corto plazo, los analistas de la consultora consideran que el equipo económico argentino cuenta con un nuevo argumento para defender el actual esquema cambiario ante el Fondo Monetario Internacional. Modificarlo en medio de un entorno externo hostil podría traer mayores dificultades, como volatilidad cambiaria, interrupción del proceso de desinflación o pérdida de reservas.
Finalmente, desde Ecolatina concluyeron que, más allá de los impactos inmediatos, será clave monitorear la evolución de este conflicto y su eventual consolidación en un nuevo orden comercial global. La respuesta internacional a las medidas de Trump y su sostenibilidad en el tiempo marcarán el rumbo de las próximas etapas del ciclo económico global, con efectos directos sobre la economía argentina.
Riesgos de mantener el actual esquema cambiario
Finalmente, Aurum expresó su inquietud respecto a la continuidad del actual régimen cambiario. Aunque consideran que el anuncio de un acuerdo con el FMI de esta magnitud sería una buena noticia en términos generales, manifestaron dudas sobre la viabilidad de sostener un esquema como el vigente, especialmente si las expectativas devaluatorias permanecen desancladas.
Los analistas remarcaron que, si el Fondo no exige modificaciones inmediatas antes del primer desembolso, podría producirse una prolongación del actual régimen cambiario, lo cual alimentaría los desequilibrios en los mercados monetarios y cambiarios. Este escenario podría complicarse aún más si el proceso de flexibilización cambiaria se retrasa hasta un punto en el que el gobierno enfrente mayores debilidades que las actuales.
Según Aurum, el riesgo central radica en que un deterioro adicional de las expectativas devaluatorias podría generar un nuevo episodio de inestabilidad antes de las elecciones. Esto obligaría a implementar una corrección cambiaria en condiciones más adversas, con menor margen de maniobra política y económica.
En resumen, desde la sociedad de bolsa consideran que el acuerdo con el FMI puede representar una oportunidad si se administra con responsabilidad. No obstante, insisten en la necesidad de ordenar la política cambiaria cuanto antes y acompañar el nuevo ciclo financiero con una estrategia integral de acumulación de reservas, ajuste fiscal y credibilidad macroeconómica.
* Para www.iprofesional.com



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