google.com, pub-4701688879962596, DIRECT, f08c47fec0942fa0






 

Ministros de Economía versus banqueros centrales, una larga historia de peleas que resurge con cada crisis del país

Desde al menos los años 70, los funcionarios que ocupan estos cargos clave protagonizan fuertes enfrentamientos ideológicos y personales; la trastienda y las razones de esa relación conflictiva

ECONOMÍA 24/11/2020 Martín Kanenguiser*
5SAENEZTIZCWLDYLHQSTQ6YTQQ

Ministros de Economía versus presidentes del Banco Central, o presidentes del BCRA versus ministros de Economía. Las peleas o severas diferencias de criterio sobre la conducción de las finanzas públicas y de la política monetaria entre los funcionarios que ocuparon estos dos cargos tienen una larga historia en la Argentina. A veces, por cuestiones de personalidad; otras, por una cuestión natural referida a la función de cada uno.

Sin embargo, las disputas no son lineales ni los roles inamovibles. No necesariamente el ministro es siempre “fiscalista” y el presidente del BCRA alguien más flexible en la política monetaria, o viceversa. Inclusive, algunos economistas han ocupado ambas “sillas eléctricas” y cambiaron de ideas según el rol que desempeñaron en cada momento, como ocurrió con Domingo Cavallo, Roque Fernández y Alfonso Prat Gay, entre otros.

Por lo tanto, la compleja relación -abierta y bajo cuerda- entre el ministro Martín Guzmán y el presidente del Central Miguel Pesce parece, en ciertos aspectos, una copia de lo que se observó en el país al menos desde la década del 70, para no ir más atrás.

Los rounds registrados desde la dictadura militar hasta el presente:

Alfredo Martínez de Hoz versus Adolfo Diz

En este caso el representante de la “ortodoxia” era el presidente del Banco Central, Adolfo Diz, egresado de la Universidad de Chicago, que pensaba que el ministro de Economía llevaba una política fiscal expansiva por el pedido de los militares de aumentar el gasto público en forma continua. Diz se sentía más a gusto con el plan de shock que promovía entonces el ingeniero Álvaro Alsogaray y tenía mejor diálogo con el secretario de Hacienda, Juan Alemann, quien también creía que los jefes de la Junta Militar estaban preocupados “por cualquier cosa” menos por la disciplina fiscal.

De todos modos, Martínez de Hoz y Diz se complementaban: el ministro tenía un muy buen contacto con el sector financiero internacional y con el gobierno de Estados Unidos -que mantuvo inclusive en la administración Carter- y el titular del BCRA contaba con vínculos aceitados en el Fondo Monetario Internacional (FMI). Con la salida del general Jorge Videla del poder, el ocaso llegó para ambos, mientras el plan económico de la “Tablita Cambiaria” se hacía pedazos.

Juan Vital Sourrouille versus Alfredo Concepción

El ministro de Economía llegó en 1985 para reemplazar a Bernardo Grinspun en medio de una fuerte crisis económica y buscó implementar una suerte de “ajuste heterodoxo”. Aunque fue construyendo una sólida relación con el presidente Raúl Alfonsín, le costaba “más conseguir en el Congreso el voto del radicalismo que del peronismo” para ciertas leyes, según uno de sus más estrechos colaboradores. Sourrouille pensaba que la política de altos redescuentos (adelanto de pesos a los bancos) que llevaba adelante Concepción desde el BCRA perjudicaba la estabilización del país, pero sabía que debía tolerarlo como “contrapeso” por su falta de historia dentro del radicalismo.

A su vez, Concepción, funcionario en el gobierno de Arturo Illia, pensaba que el ministro no entendía la idiosincrasia de un gobierno radical y lo consideraba un “tecnócrata”. El ministro se pudo librar de él en medio de una inflación galopante recién 18 meses de asumir, para ungir en el cargo a José Luis Machinea a mediados de 1986, cuando el Plan Austral estaba en su mejor momento y el presidente Raúl Alfonsín se sentía tan fuerte que no podía imaginar todos los problemas que debió enfrentar después, con una hiperinflación incluida en el final anticipado de su mandato en 1989, de diciembre a julio.

Domingo Cavallo versus Pedro Pou

En la década del ’90 el país vio desfilar a varios presidentes del BCRA hasta que Domingo Cavallo (que había sido presidente del organismo monetario en 1982) llegó al poder, se instauró la convertibilidad fija de 1 a 1 entre el peso y el dólar; y Roque Fernández quedó como presidente de un Central que no tenía mucha relevancia en un esquema económico que no exigía el ejercicio de la política monetaria.

Aunque ambos eran cordobeses, la diferencia de personalidad entre el explosivo ministro y el muy tranquilo banquero central generó rispideces. Contra todos los pronósticos, cuando Cavallo se fue en 1996 por diferencias con el presidente Carlos Menem, Fernández lo sucedió hasta el final de aquel gobierno en 1999.

Cuando Cavallo volvió como ministro de Fernando De la Rúa en plena crisis del 2001, la situación era diferente, ya que enfrentó desde el primer día a Pedro Pou, titular del BCRA desde 1996. El ministro creía que Pou no se subordinaría nunca a sus planes, lo acusó de fomentar la dolarización de la economía (públicamente, en un seminario realizado en el BCRA, para festejar los 10 años de la convertibilidad) y hasta dejó correr las acusaciones del Congreso por supuesto lavado de dinero, logrando finalmente su desplazamiento. Pou le había dado varias batallas; una fue en marzo, apenas asumió Cavallo, cuando le dijo que había que inmovilizar depósitos en el sistema financiero para lograr una reestructuración ordenada de la deuda. “A las convocatorias se va con recursos” le expresó, pero Economía se negó, aunque luego tuvo que apelar al “corralito” cuando la crisis ya estaba en su fase final.

Roberto Lavagna versus Alfonso Prat Gay

Luego del paso de Jorge Remes Lenicov como primer ministro de Economía del gobierno interino de Eduardo Duhalde, con Mario Blejer como presidente del Central, llegó al Palacio de Hacienda Roberto Lavagna, quien no creía en la conveniencia de tener un BCRA independiente en tiempos de crisis. De hecho, tanto Blejer como su sucesor, Aldo Pignanelli, se enfrentaron con el ministro, que los acusó de ser “funcionales” a la estrategia del FMI.

Luego llegó Alfonso Prat Gay al cargo, tras haber rechazado ser secretario de Finanzas del ministro que contaba con el apoyo del PJ y la UCR. El joven economista tenía ideas diferentes a las del ministro en materia del manejo de la inflación -promovió sin éxito un sistema de metas- y de la salida del default; pese a todo, convivieron en el poder casi dos años, hasta que, cuando se le venció su mandato en 2004, le planteó al presidente Néstor Kirchner cambiar de rumbo en la renegociación con los acreedores. Pero el jefe de estado inclinó la balanza en favor del ministro y Martín Redrado ocupó el cargo de banquero central, durante cinco años en los que vio pasar al propio Lavagna, a Felisa Miceli, Miguel Peirano, Martín Lousteau, Carlos Fernández y Amado Boudou, con quien se enfrentó por la utilización de las reservas para pagar la deuda. De todos modos, desde 2007, el ministro de Economía de facto, hasta 2013, fue el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.

Axel Kicillof versus Juan Carlos Fábrega

El ministro preferido de Cristina Kirchner, Axel Kicillof, (fue primero viceministro y luego ocupó el sillón del quinto piso del Palacio de Hacienda cuando Hernán Lorenzino cumplió con su consigna de irse) tuvo que lidiar con Juan Carlos Fábrega en el Central, quien había tenido una muy buena relación con Néstor Kirchner desde 2003. El primer choque fuerte fue por la devaluación de principios del 2014, que para el banquero central recién asumido era inevitable, pero que el ministro quería evitar hasta que la admitió forzado por la realidad, aunque hacia afuera del gobierno les echó la culpa a algunas empresas extranjeras por “provocar” la corrección cambiaria y negó un salto inflacionario (mientras el Indec ocultaba la verdadera suba de los precios). Mientras tanto, la economía ya estaba estancada y comenzaba a gestarse el cambio del ciclo político. Pero también se enfrentaron por la cuestión de la deuda, ante el intento para salir del default que promovió el banquero central -con los principales ejecutivos del sistema financiero local- cuando la Argentina había perdido la batalla jurídica con los “fondos buitre”; en cambio, el ministro estaba alineado con el discurso de la presidenta de no pagarles a los acreedores y trabó el giro de los fondos que le hubiera permitido al país llegar a una solución negociada y más económica. Finalmente, Fábrega se fue y ocupó su lugar Alejandro Vanoli.

Alfonso Prat Gay versus Federico Sturzenegger

Fanático de las películas de Star Wars y de la independencia del Banco Central, Federico Sturzenegger tenía una buena relación personal con Prat Gay -pese a sus fuertes personalidades- cuando ambos asumieron en el inicio del gobierno de Mauricio Macri. Sturzenegger retomó la fallida idea de Prat Gay en el Central de intentar fijar metas de inflación y quería mantener las tasas de interés altas, pero el ministro quiso ganarle de mano y la fijo él, en un nivel imposible de cumplir para el BCRA: 25 por ciento en 2016. En este sentido, en el organismo monetario creían que Hacienda no tenía un plan fiscal consistente y lograron sobrevivir al ministro, que renunció en diciembre de 2016 enfrentado con toda el ala política del gobierno, desde el jefe de gabinete, Marcos Peña, para abajo. La convivencia con el nuevo ministro Nicolás Dujovne fue más armónica porque coincidían en la necesidad de redoblar el ajuste de las cuentas públicas, que, de todos modos, no alcanzó para evitar la crisis detonada en 2018.

Martín Guzmán versus Miguel Pesce

El titular del BCRA corría de entrada con la ventaja de ser amigo del presidente Alberto Fernández y por esta razón, más que por otros factores, todavía se mantiene en su cargo pese a su pelea con el ministro Guzmán, a quien acusa de haber demorado demasiado el cierre del canje de la deuda y de no tener un plan claro de reducción del déficit fiscal, lo que lo obliga a mantener un alto nivel de emisión monetaria. Por su parte, el investigador de la Universidad de Columbia que lidera el Ministerio se fue acomodando de a poco a los vaivenes de la política local y, aunque estuvo a punto de ser eyectado cuando el canje parecía estar destinado al fracaso, logró fortalecerse con la alta adhesión obtenida cuando se acercó a la pretensión de los bonistas, al punto tal de sumar la bendición de la vicepresidente Cristina Kirchner. En los últimos meses, el Presidente lo colocó como el pívot de las decisiones de la política económica, para bien y para mal. Esto lo envalentonó para cuestionar primero la estrategia de intervención cambiaria y luego el refuerzo al cepo decidido por la conducción del Central a mediados de septiembre; al punto tal que, en una situación pocas veces vista, criticó esa decisión en un comunicado del Palacio de Hacienda.

Desde entonces, se mantiene entre ambos funcionarios un frágil equilibrio, cuya evolución dependerá de cómo siga la batalla con el dólar, el “enemigo” más poderoso que haya tenido que enfrentar cualquier ministro o presidente del Banco Central en la Argentina contemporánea.

* Para www.infobae.com

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto
google.com, pub-4701688879962596, DIRECT, f08c47fec0942fa0