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Atrapados en un reality

OPINIÓN 22/10/2022 Mónica Gutiérrez*
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El Gobierno es un Gran Hermano a la intemperie. Todos matan el tiempo hablando frente a cámaras y micrófonos 7x24 sin prestar mayor atención a lo que pasa afuera. Como los habitantes de la mediática casa de Telefé, ignoran lo que ocurre más allá de la burbuja que los contiene.

Con casa y comida asegurada gozan de la “canilla libre” de la política. Se miran el pupo mientras divagan acerca de una realidad por la que dicen estar preocupados pero que, en los hechos, le es ancha y ajena.

Como los que están cautivos en el mini zoo de TV, los exponentes de nuestra clase política componen personajes, caracteres y estereotipos. Cambian de opinión con la lógica del click o del minuto a minuto. Trabajan en capturar a la audiencia que tendrá que votarlos para no resultar desalojados de la poltrona del poder.

Todos están nominados y lo saben.

Nadie quiere dejar la casa. Nadie quiere quedar afuera. Se comprende. Pertenecer tiene sus privilegios. Por eso es tan llamativo que algunos opten por el portazo y la retirada. Está ocurriendo con los ministros. Puede que adentro esté todo demasiado caldeado. Pero ese es otro tema.

Hay una creciente interacción entre la política y la compulsión mediática. Se desviven por el prime time de la TV, por ser trendic topic en Twitter. Consultan con más frecuencia la planilla de rating que los crudos datos del INDEC. Les gusta darle a la ruedita, hacer ego searching.

El tándem Alberto Fernández-Gabriela Cerruti tuvo esta semana un nuevo traspié. La inefable vocera presidencial, siempre excitada por la hiper exposición mediática, volvió viral 15 segundos de Pluto TV. Un comentario al voleo del macho Alpha en el streaming del reality devino de buenas a primeras cuestión de estado.

No conforme con la calentura mediática que la seguidilla de tuit de @gabycerru le impuso al tema, el Jefe de Estado convocó al abogado Gregorio Dalbón para que inicie acciones legales contra el fantasma atrapado en el show de la tv y retomó el tema este viernes en una entrevista en C5N. Esta vez Alberto Fernández habló de sí mismo en tercera persona.

Todo muy freaky.

“El presidente es una persona honrada, nunca ha participado en un hecho de corrupción, lo único que tengo para dejarle a mis hijos es mi decencia”, dijo.

La insistencia de Alberto Fernández en regresar al tema alimenta la sospecha de que se trata de una estrategia de diferenciación de CFK que va en línea con la pregunta de los empresarios en IDEA. Un tiro por el elevación a su Vice atrapada en causas de corrupción.

Más allá de estos avatares, la semana arrancó animada por los encontronazos del Frente de Todos contra Todos. El 17 de Octubre pasó con más pena que gloria.

El peronismo se mostró roto. Máximo Kirchner habló de traición en el Día de la Lealtad, pero se cuidó de disparar munición gruesa. En la Casa Rosada hubo alivio, esperaban más virulencia.

El trabajo sucio lo hizo, más temprano que tarde, Andrés “el Cuervo” Larroque.

“El acuerdo con el FMI está caído”, dijo el segundo de La Cámpora. Telefonazo para Massa.

El renunciante Jefe de Gabinete Juan Manzur lo cruzó de inmediato. “Eso no es cierto”.

Sergio Massa le pone empeño pero empieza a acusar recibo del cuerpo a cuerpo con el que le marcan la cancha. El secretario de Comercio, Matías Tombolini, trabaja para disciplinar a las empresas productoras de alimentos en orden a un listado de “precios justos”. También baja línea para que los intendentes manden a controlar las góndolas. Cualquier semejanza con los tiempos de Guillermo Moreno es pura casualidad. Kicillof vigila.

La foto de Máximo con Pablo Moyano hizo mucho ruido. “Que Alberto y Cristina se dejen de joder y se junten”, bramó el camionero.

CFK no apareció en ninguna foto. La causa Vialidad la tiene en vilo. El Presidente, que preguntó a los empresarios en IDEA si en su gobierno alguien les pidió coima, habló sentado sobre el asfalto de la ruta a inaugurar. Pareció una provocación.

Obsesionada por encontrar al autor intelectual, instigar o financista del fallido atentado pidió ser parte querellante en la causa contra Revolución Federal. A horas de haber sido aceptada detuvieron a Jonathan Morel y otros cuatro integrantes de la agrupación. También allanaron a “Caputo Hermanos SA”. La empresa constructora dijo haber contratado trabajo para sus obras en la carpintería de Morel. Se pusieron a disposición de la Justicia.

Encontrar un culpable por el lado de los Caputo sería lo más. La familia no solo tiene a Luis “Toto” Caputo sino también a Nicky, el “hermano de la vida” de Mauricio Macri. Un combo perfecto para CFK.

Los cegetistas tomaron distancia de Alberto Fernández. Se desprendieron del Gobierno. Van por un lugar propio en la mesa política. Quieren bancas y piden PASO. También reniegan de La Cámpora. Para los sindicalistas “los pibes para la liberación” son unos impostores. Están disfrazados de peronistas.

Las organizaciones sociales hicieron su propio acto, el más concurrido. Salieron a demostrar que son más y retienen el poder de ocupar la calle.

Los últimos datos de INDEC dan cuenta de precarización y empobrecimiento entre los trabajadores. Los asalariados no registrados suman 5.400.000 trabajadores, el 42,9% de quienes tienen trabajo regular en el sector privado. Si bien el empleo creció. Hay 1.551.000 puestos de trabajo más que en la pandemia, pero en su mayoría están en negro.

El fin de semana, no obstante, encuentra a los piqueteros cerrando filas con la CGT. Se juntan con la decisión explícita de enfrentar al kirchnerismo en 2023.

El cristicamporismo se abroquela en la provincia de Buenos Aires. Liman diferencias internas y se preparan para ir por la derogación de las PASO. Los irrita el empecinamiento de Alberto Fernández. Los ministros de su gabinete lo van dejando solo pero el hombre insiste en competir en 2023. En el PJ bonaerense prefieren el dedo de CFK. Eliminar las PASO también daña a la oposición.

La política sigue atrapada en un tembladeral. Es un todos contra todos exasperante. Un barrido sobre la superficie de la conversación pública desnuda una retahíla de denuncias y acusaciones Los desgarros en el oficialismo encuentran su correlato en la oposición.

En Juntos por el Cambio vive su propio Gran Hermano. Mauricio Macri le revolea su supuesta superioridad moral a Facundo Manes. “Yo tengo mi ego bien colocado y no estoy para hacerme cargo de nadie”.

El neurocientífico le viene pegando duro, Lejos de discutir ideas entran en un revoleo de acusaciones y bajezas. Macri pide concentrarse en las ideas. Un plano en el que tampoco logran ponerse de acuerdo.

El proyecto de Elisa Carrió que apunta a eliminar el régimen de promoción económica de Tierra del Fuego, se encuentra con la férrea resistencia del gobernador jujeño Gerardo Morales.

Para Lilita el régimen solo beneficia “a un par de vivos llenos de privilegios pagados por todos los argentinos”. Uno de los señalados es, justamente, Nicolás Caputo. Otra vez, el íntimo amigo de Macri. El otro es Rubén Cherñajovsky. Según Carrió los beneficios que reciben esas compañías representan un tercio de lo que se recauda por retenciones.

Pero no todo es show business. Mientras vos comés pochoclo y te distraés con Gran Hermano, ellos debaten el presupuesto 2023.

La ley de leyes viene con varias sorpresitas. Unicef denunció esta semana una sensible baja en lo presupuestado para la niñez. Si bien se podrán descontar de Ganancias el 40% de las cuotas de los colegios, entre gallos y medianoche el oficialismo introdujo un artículo que apunta a que se tribute un extra de 15% sobre los planes de salud superadores que los trabajadores agremiados se contraten empresas de medicina prepaga u obras sociales. Un guiño a la CGT. Otro golpe para la clase media. Siguen emparejando hacia abajo. Esto recién empieza.

* Para www.infobae.com

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