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Con la economía no basta

OPINIÓN Miguel Ángel Troitiño*
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Si bien hay que reconocerle al Poder Ejecutivo los enormes avances en su gestión económica, el tan ansiado despegue anunciado por el Gobierno se hace esperar, afectando la paciencia general de la ciudadanía que, pese a ello, es consciente de que se requiere más tiempo para arreglar el desastre heredado por las gestiones precedentes.

La llegada de una “lluvia de inversiones” es una expresión que, acuñada en la gestión de Macri, hoy vuelve a mencionarse como una consecuencia inevitable de la exitosa gestión económica actual. Sin embargo, salvando algunas importantes inversiones en el campo de la minería, ni el RIGI logra acelerar el arribo de las mismas.

Es que, al momento de analizar las herramientas empleadas para lograr el tan ansiado crecimiento genuino, tenemos que advertir que todo el esfuerzo económico que se está realizando no es suficiente.

El Poder Ejecutivo, con su voluntad de “cambio cultural”, solo no lo logrará. La conducción del país se debe ejercer a partir de un efectivo funcionamiento de la República. Porque, en materia de inversiones, de pensar crecer, construir, desarrollar, mejorar, es natural y lógico que se busquen garantías.

Si las medidas que se están tomando podrían ser alteradas en menos de 3 años, con una eventual victoria opositora en las próximas elecciones presidenciales, qué garantía de continuidad de gestión se puede dar a los inversores extranjeros y nacionales.

La lógica académica puede concluir que están dadas las condiciones macroeconómicas pero, ¿qué pyme va a lanzarse a contratar empleados en “blanco” sin haberse cambiado la Ley Laboral? ¿Quién asegura que no habrá futuros artilugios legales que terminarán en nuevas indemnizaciones que quiebren cualquier iniciativa?

¿Cómo podremos garantizar no caer en recurrentes actos de corrupción de nuestra dirigencia política que, pretendiendo beneficios económicos mal habidos, espanten al inversor? El reciente fracaso del Proyecto de Ley denominado “Ficha Limpia”, increíble y vergonzoso, ha demostrado la fragilidad moral de muchos miembros del Poder Legislativo.

A decir verdad, en esto, ni oficialismo ni oposición se pueden salvar. Ambos mostraron durante el largo y tortuoso proceso que debió transitar este Proyecto de Ley, primero por Diputados (recordemos el no quorum inicial del oficialismo) y, finalmente, el resultado negativo en Senadores, actitudes que llevan a especulaciones que dejan entrever negociaciones sottovoce.

No entender el concepto de “negociación” en política, es no entender a la política. Uno no es idiota y menos un ingenuo sin experiencia para no comprender que ello es así desde la existencia misma de la humanidad, y seguirá siéndolo hasta el fin de nuestros días. Pero, cuál es el límite.

Lo concreto es que se ha asegurado que delincuentes condenados en segunda instancia puedan ampararse en los fueros que otorgan los “honorables” cargos de la Nación para no cumplir sus penas.

¿Cómo explicarlo a un potencial inversor extranjero? No lo entendería, aunque sí confirmaría que no se puede confiar en la dirigencia política argentina.

Es tan evidente la falta de estatura moral y de idoneidad de gran parte de la dirigencia nacional que preocupa. No es una sorpresa luego de tantos años de desvaríos, sino que, una vez más, volvemos a percibir que se nos puede escapar una oportunidad histórica para orientar definitivamente al país hacia un futuro mejor.

Es imposible comprender racionalmente como pasan los años y no somos capaces de organizar nuestra Corte Suprema de Justicia con los mejores juristas que pueda dar la Argentina. Sólo la especulación, el curro, el negociado, el “pacto” en las sombras, puede justificar semejante ineptitud. La gravedad del tema se hace catástrofe cuando a ello le tenemos que sumar más de 180 puestos de jueces, defensores y fiscales pendientes de designación en diferentes niveles de la estructura judicial. Y entonces, la Justicia se vuelve lenta e injusta. ¿Qué inversor se anima a esto?

Y, en el mientras tanto, por un lado, los legisladores no encuentran ninguna dificultad en aumentarse los sueldos a valores que superan por demás el salario del Presidente de la Nación, y, por el otro, jueces que continúan liberados de pagar impuesto a las ganancias mientras se toman tiempos interminables para reflexionar sus fallos magistrales, en un país que los necesita ya!. En esto, es triste percibir que los “derechos adquiridos” prevalecen por sobre los deberes.

Los 3 poderes de la República, liderados por dirigentes en ejercicio pleno de sus funciones, no tienen excusa para no conducir el cambio que el país necesita para recuperar la confianza y el prestigio ante el mundo.

Estos ejemplos, entre muchos otros, desnudan la debilidad de nuestro sistema.

Sin embargo, también existen muchos argentinos de bien y además optimistas que desde la política, las diversas instituciones privadas y públicas, la industria, el comercio, mantienen sus sueños y la voluntad de hacer realidad un país distinto, pujante, que sepa lo que quiere y, fundamentalmente, confiable para quien quiera apostar por él.

Es importante entender que con la economía no basta. Ella es una herramienta muy importante, pero solo tiene sentido si está al servicio de un proyecto de vida en común que nos haga coincidir en la construcción de una Argentina mejor, en donde será clave una dirigencia con valores éticos.

  • Para www.infobae.com
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