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Sergio Massa se juega a todo o nada: cuál es su apuesta para sostener el dólar y la economía

ECONOMÍA 28/12/2022 Claudio Zlotnik*
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La actividad económica se encuentra en el nivel que tenía en 2018, antes de la explosión cambiaria que derivó en una crisis. "Estamos en un pico de los últimos diez años", completa el economista Pablo Goldín, jefe de la consultora MacroView. Los signos de estancamiento que se evidenciaron en el último par de meses no rompió aquella realidad.

"No es para festejar, pero la principal aspiración es que la crisis no empeore. Estamos ante esa dura realidad", admite un miembro del gabinete económico.

Algunos sectores económicos atraviesan por un boom: los hoteles y restaurantes mejoraron un 27,2% respecto del último año, que todavía estaba afectado por la ola de Covid.

La recaudación de noviembre marcó un crecimiento del 2,1% (real) del IVA; la demanda de energía eléctrica se expandió un 7,1% versus el año pasado y la capacidad instalada de la industria alcanzó el 66,7%, con un alza del 2,4% interanual.

Se trata de indicadores de estabilidad, que conviven con una mejora en el nivel de empleo, sobre todo en el rubro informal, donde los salarios son sensiblemente más bajos. El trabajo formal ("en blanco") mejoró en octubre 2,3% en relación al mismo mes del año pasado, sobre todo en los sectores de la construcción, comercio, bancos y en la industria.

La sensación de que "hay trabajo pero los salarios son bajos" recorre el espinel empresario y político. La inflación en torno del 100% carcomió los ingresos de la mayoría de los trabajadores. Los dicho más arriba, los más perjudicados fueron quienes se desempeñan en la informalidad.

¿Cómo será la economía que viene? ¿Hay chances de que, por fin, este escenario sea la base de una reactivación más fuerte? ¿O, por el contrario, todo es tan precario que la mayor chance es que se ahonde la crisis?

Dólar e inflación, desafíos para Massa

"Hoy no hay ninguna chance para asegurar que el crecimiento continuará en los próximos meses. Es la gran inquietud que tenemos", asegura Goldín.

A decir verdad, tampoco el Gobierno cree que el nivel de actividad vaya a mejorar en los próximos meses. Esa es la gran deuda que tiene la política con los ciudadanos: la puesta en marcha de un modelo de crecimiento duradero. Pero esto último habrá que dejarlo para otra nota.

Ahora se trata -al menos- de asegurar la estabilidad; y esto es lo que en verdad se puso en juego en los últimos años, sin que ningún Gobierno haya podido garantizarlo.

Para los próximos meses, coexisten dos variables clave: la oferta de dólares y la dinámica inflacionaria. Una está encadenada con la otra, pero son las que, sin dudas, habrá que monitorear para aventurar los próximos pasos que dé la economía.

"La expectativa es que la actividad se resentirá", afirma Goldín. "El proceso de recuperación parece agotado", concluye, tajante.

Semanas decisivas para el dólar y el plan de Massa

Para Goldín, la suerte económica del próximo año se juega en las próximas cuatro a cinco semanas. Básicamente, porque en ese lapso quedará en claro el escenario de la oferta de divisas del campo.

La sequía dejó un bache ya irrecuperable, pero si las lluvias de las últimas horas pudieran extenderse habría chances de que el golpe no sea tan contundente como se espera. Duro para los chacareros pero también para la macroeconomía, que depende del ingreso de dólares para sostener la estabilidad.

Sin divisas, está más que claro, al Gobierno no le quedará otra alternativa que cerrar todavía más el grifo de las importaciones. Una "solución" para no devaluar que le cuesta demasiado al país, tanto en relación a efecto sobre la actividad económica como en la inflación.

Una porción relevante de la inflación de los últimos meses se debió -qué duda cabe- a la escasez de dólares. Las empresas que dependen de insumos y productos importados para trabajar traspasaron a los precios finales la mayor incertidumbre por la reposición y también los sobrecostos para producir.

Sin la seguridad de que contarán con divisas para los próximos meses, compañías de distintos sectores fueron remarcando los precios de sus productos "por las dudas". "¿Cuál será el dólar de reposición de la mercadería que está en la calle?", pregunta retóricamente un empresario con asiento en la Unión Industrial. Este fenómeno se está extendiendo, advierten en distintas cámaras empresarias.

Economistas como Goldín y Ricardo Delgado (Analytica) sugieren que la inflación tendrá un piso del 5% en los próximos meses, justamente, porque descuentan que habrá faltantes de divisas.

Dólares vs. sequía

De acuerdo a las estimaciones de distintas consultoras, la falta de oferta de divisas sería, como mínimo, de unos u$s6.000 a u$s7.000 millones durante la próxima campaña de soja.

Para compensar la menor oferta de divisas, la caída en las importaciones debería ser del 10%, también en relación a este año, donde ya hubo un recorte en las compras al extranjero, ante la menor abundancia de dólares en las reservas del Banco Central.

En un escenario más dramático -si no llueve lo necesario para aliviar-, la oferta de dólares se hundiría en u$s10.200 millones. Un escenario muy complicado para la economía.

Implicaría una pérdida del 23% de la cosecha, en relación a la de este año. Un quebranto de 27 millones de toneladas. Un escenario así se ubicaría en la peor sequía desde 2009.

El mercado cambiario ya tomó nota de estas dificultades: los dólares financieros mantienen sus cotizaciones por encima de los $330, a la espera de las próximas definiciones.

* Para www.iprofesional.com

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