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El kirchnerismo le hizo "la cama" y lo derrocaron electoralmente

POLÍTICA 17/02/2023 Agencia de Noticias del Interior
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Los afiches pegados enfrente de la sede del PJ a media tarde del jueves eran un aviso. El kirchnerismo construía un "Kaballo" de Troya para invadirle la mesa a Alberto Fernández con el clamor por Cristina Presidenta. Lo que no se esperaba era que la jugada fuera a ser tan a fondo. No me bajen, venía pidiendo el primer mandatario. Lo bajaron.

El documento que difundió la mesa en la madrugada de este viernes no dice taxativamente lo que anunció el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich: que la dirigencia del FdT formará "una comisión" para pedirle a CFK "que desista de la voluntad de no participar de las elecciones". Incluso rescata las PASO, la instancia que el Presidente venía impulsando para clausurar el dedazo cristinista, como la herramienta creada por el gobierno de Cristina para "sintetizar las diferentes visiones de un proyecto común". Sin embargo, si la coalición que gobierna va a buscar a la vicepresidenta, que además es su figura más competitiva, para que la represente, ¿en qué lugar queda el Presidente? Fuera de la cancha.
Un dato da cuenta de la contundencia de la jugada kirchnerista para bajar a Alberto Fernández de su ilusión reeleccionista o, cuanto menos, de su decisión de resistir la presión que venía soportando para que se bajara ya: la ministra de Desarrolla Social, Victoria Tolosa Paz, espada albertista de máxima pureza, dijo lo mismo que el kirchnerista Capitanich: "Este Consejo del partido expresa públicamente que la compañera Cristina revea lo que dijo públicamente, que revea su posición con respecto a no ser candidata".

Yo te puse, yo te saco. Corta la bocha. En 2019, la entonces senadora Kirchner frotó la lámpara y resolvió la ecuación "Con ella no alcanza, sin ella no se puede" que había acuñado el propio Fernández cuando decidió pegarse de nuevo a Cristina después de años de criticarla con dureza. En ese momento, la fórmula de la Coca-Cola fue poner al moderado crítico Alberto en el primer término del binomio y esconder un poco a la intratable CFK en el segundo lugar. A la hinchada K, eso le alcanzaría y le alcanzó.
La historia es conocida. La sociedad se rompió de hecho y el Presidente, solo en la soledad de un poder condicionado, decidió que nadie tenía derecho a bajarlo de su derecho a la reelección. No me bajen, soy el Presidente, pidió y soportó un clamor por el regreso de La Jefa que la propia Jefa alimentó ("Voy a hacer lo que tenga que hacer") hasta que la condena que le aplicaron en la causa Vialidad engendró el renunciamiento ("No voy a ser candidata a nada; prefiero ir presa a ser una marioneta").
Desde entonces, hace ya tres meses, la coalición gobernante naufragó en una orfandad electoral que mantuvo con respirador artificial la fantasía del Presidente.

¿El mazazo que le asestó esta semana el INDEC, con el 6% de inflación de enero, que terminó de convertir en quimera la candidatura presidencial del ministro de Economía, Sergio Massa, precipitó el operativo kirchnerista para hacer estallar el clamor por CFK, ahora con carácter oficial? ¿Reeditar, de alguna manera, la épica cristinista, esa que había empezado a insinuarse cuando la expresidenta se subió al fervor militante de sus fans, es la única ilusión posible para el peronismo?

El autor de estas líneas no tiene respuestas para esas pregunta. Como sea, en la madrigada gélida de este viernes, después de unas cinco horas de mesa extendida que no estaban en el cálculo de nadie, de la sede nacional del PJ salió un 17 de Oktubre para CFK, ni más ni menos que el derrocamiento electoral del Presidente.

Con información de Letra P, sobre una nota de Juan Rezzano
 

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