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Con su discurso “pro-grieta”, Alberto Fernández trabajó para favorecer a los candidatos de la oposición

POLÍTICA 02/03/2023 Ricardo Carpena*
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En su último discurso como presidente, Alberto Fernández trabajó para la oposición. Tanto Horacio Rodríguez Larreta como Patricia Bullrich, así como cualquier otro candidato de Juntos por el Cambio, deben estar conformes con las palabras del jefe del Estado, que podría haber elegido un contenido y un tono que tendiera puentes hacia toda la sociedad en medio de la fuerte crisis socioeconómica y en el último tramo de su gobierno. Fue todo lo contrario. Si había en pie algún cimiento de sesgo conciliador, el mandatario lo dinamitó. Esta vez, la explicación radica en la más pura lógica electoral: toda la política está en modo campaña.

“Por suerte es la última vez que hay que escucharlo. Lo que viene será mejor”, tuiteó Bullrich, a quien el discurso presidencial le permitió justificar su condición de estrella entre los “halcones”. El ataque de Alberto Fernández a la Corte Suprema y la defensa de Cristina Kirchner dejaron en firme la postura de los opositores que rechazan cualquier tipo de diálogo con el kirchnerismo. A la distancia, desde Europa, Mauricio Macri debe haber sonreído cuando se enteró de que el Presidente no se apartó de su libreto kirchnerizado y de esa forma descolocó a quienes en JxC sostienen una postura antigrieta.

Los legisladores opositores más duros fueron “halcones” como Fernando Iglesias, un “halcón” alineado con Macri y Bullrich, quien logró que Fernández le dijera varias veces que era “un honor” que lo insultara e incluso terminó retirándose del recinto luego de escuchar de espaldas el discurso. Incluso los radicales de Evolución, Martín Lousteau, Emiliano Yacobitti, Dolores Martínez y Carla Carrizo, sacaron provecho de la filosa crítica presidencial al fallo de la Corte sobre la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires: también abandonaron sus bancas al escuchar los cuestionamientos y confirmaron que están en plena competencia para tratar de ganar la Jefatura de Gobierno porteña.

Pese a los amagues previos, los representantes del PRO se quedaron en el recinto, aunque no de manera pasiva ni silenciosa. Algunos de ellos, como Cristian Ritondo, el jefe del bloque de diputados y precandidato a gobernador bonaerense, le gritaron al Presidente para replicarle algunas de sus menciones envenenadas contra el gobierno de Cambiemos.

Los exponentes del larretismo, en tándem, parecieron replicar sin estridencias el estilo gandhiano del jefe de Gobierno, que, según se vio en la transmisión oficial, apenas movió su cabeza un par de veces para negar la argumentación de Alberto Fernández sobre la coparticipación porteña.

Poco antes de la Asamblea Legislativa, Rodríguez Larreta había tuiteado: “Es un discurso muy importante el de hoy. El Presidente tiene la oportunidad de dar un mensaje de trabajo conjunto para mejorar la vida de los argentinos. Esperamos que esté a la altura de su responsabilidad y no convierta este día en una tribuna para atacar a la democracia”. Pese a su reacción moderada, el jefe de Gobierno es otro de los beneficiados por el tono del discurso de Alberto Fernández: fue la contracara perfecta del que eligió el propio Larreta al inaugurar las sesiones ordinarias de la Legislatura porteña.

Allí, Larreta insistió en su llamado a superar la grieta, tal como hizo al lanzar su candidatura, e incluso aprovechó para diferenciarse de Bullrich al sostener que “el cambio no es gritar, no es buscar problemas ni culpables, sino buscar soluciones y trabajar todos juntos, sin parar, para llevarlas adelante”. Las palabras de Alberto Fernández fueron todo lo contrario. Los estrategas de campaña del larretismo pueden sentirse contentos: en su discurso, el Presidente se dedicó a abrir más la grieta.

Aun así, los legisladores del PRO alineados con Bullrich no se fueron del recinto. Hubo algunos como el diputado santafesino Federico Angelini, macrista y uno de los principales exponentes del bullrichismo, a quien se vio de pie y exaltado cuando el primer mandatario dijo que si su proyecto de reforma de la Justicia Federal “hubiera prosperado y si la Corte Suprema no hubiera tomado por asalto al Consejo de la Magistratura, hoy Santa Fe no estaría padeciendo la carencia de tribunales que impiden enjuiciar con rapidez al crimen organizado que se ha expandido en su territorio”.

Si quedarse en el recinto fue parte de una estrategia, el PRO acertó: el abandono de sus bancas en medio del discurso presidencial, como sucedió el año pasado, habría tenido un papel protagónico en la Asamblea Legislativa y desviado la atención del contenido de las palabras de Alberto Fernández. Y, además, hubiera puesto el foco nuevamente en la actitud distinta de los otros socios de JxC. Sobre todo porque el retiro intempestivo de una parte de los legisladores opositores también hubiera puesto en un segundo plano la calculada frialdad de Cristina Kirchner hacia Alberto Fernández y la desafiante ausencia de un representante del Frente de Todos como Máximo Kirchner, dos datos sugestivos que sugieren, una vez más, que la peor oposición al Presidente surge de sus filas.

* Para www.infobae.com

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