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El acercamiento de gobernadores a Schiaretti preocupa al Frente de Todos, que no logra definir sus candidatos

POLÍTICA 31/03/2023 Joaquín Mugica Díaz*
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La foto que Juan Schiaretti (Córdoba), Omar Perotti (Santa Fe) y Gustavo Bordet (Entre Ríos) se sacaron en el inicio de la semana fue una postal más de la sintonía fina que existe, en términos de gestión, entre los tres gobernadores de la región centro. Pero la imagen tomó otra dimensión en las últimas horas debido a las definiciones políticas de dos de los mandatarios.

La candidatura presidencial de Schiaretti es un hecho concreto. Ya no hay especulaciones sobre si va a jugar o no en estas elecciones. El dirigente cordobés avanza, lento pero hacia adelante, con un armado peronista que busca romper la polarización, y generar una alternativa que le ofrezca al electorado una opción por afuera de la grieta y de la revolución libertaria encabezada por Javier Milei.

A diferencia de otras reuniones que los tres mandatarios han tenido como parte de la gestión de gobierno, en esta última oportunidad Perotti y Bordet dieron definiciones más contundes sobre el vínculo político electoral que los une al gobernador cordobés.

“Quiero ser claro con la reunión en Córdoba. Sabemos de la decisión de Schiaretti de ser candidato a presidente y de la postura de Urtubey. Tenemos coincidencias profundas que no vamos a ocultar”, aseguró Perotti a Cadena 3. Fue una señal clara de acercamiento al mandatario. Un respaldo implícito a su candidatura presidencial.

Bordet se expresó en la misma línea durante una entrevista con Perfil en la que señaló las necesidades de la región centro. “El peronismo no puede prescindir de nadie y Schiaretti reúne las condiciones”, sostuvo el entrerriano. Y fue aún más claro sobre el rol del dirigente cordobés. “Es una persona que tiene un peso gravitante en el país, porque Córdoba es un distrito que electoralmente tiene un gran incidencia”.

Para el gobernador de Entre Ríos es tiempo de “generar la apertura y no de profundizar políticas sesgadas que nos aíslen”. Además, advirtió que los candidatos presidenciales que hoy tiene el Frente de Todos están “concentrados en CABA o el Gran Buenos Aires” y “no hay nadie de las provincias”.

Desde hace tiempo ambos gobernadores tienen diálogo fluido con Schiaretti. Están más cerca de esa línea de trabajo que la que representan Alberto Fernández y Cristina Kirchner, la fórmula presidencial de la coalición a la que ambos pertenecen. Si bien no explicitaron el apoyo a la candidatura del cordobés, sus palabras fueron más que elocuentes.

La relación de Perotti y Bordet con Fernández está muy desgastada. Con ninguno de los dos hay diálogo fluido como existía en el principio del gobierno. La relación con el santafesino empeoró por la tardanza de la Casa Rosada en darle entidad al conflicto narco que atormenta a Rosario y a Santa Fe.

Con el entrerriano tuvo un entredicho cuando le dijo que el juicio político a la Corte Suprema, en el que embarcó a varios gobernadores, iba a ser solo contra el presidente y no contra todos los miembros. Finalmente, fue contra todo el tribunal. El cambio de dirección en la avanzada contra la justicia derivó en la decisión de Bordet de soltarle la mano.

El 23 de febrero, cuatro senadores que formaban parte del Frente de Todos rompieron el bloque en la Cámara alta y formaron un nuevo bloque con la senadora cordobesa Alejandra Vigo, esposa de Schiaretti y principal referente del gobernador cordobés, junto al diputado Carlos Gutiérrez, afuera de los límites de la provincia.

Uno de los que rompió el bloque fue Edgardo “Turco” Kueider, mano derecha y hombre de máxima confianza de Bordet, quien se fue del espacio legislativo enojado con el Presidente, por no cumplir con su palabra de que iba a incluir a Entre Ríos en el proyecto de zonas cálidas con el fin de regular la tarifa eléctrica.

Kueider pasó de ser el senador aliado a Fernández que juntaba los votos para aprobar el acuerdo con el FMI a romper el vínculo y construir una alianza con el peronismo cordobés y los legisladores Guillermo Snopek, María Eugenia Catalfalmo y Carlos “Camau” Espíndola, todos de tensa o nula relación con el Jefe de Estado.

En el schiarettismo hace tiempo que aseguran que existe un acuerdo con un puñado de gobernadores, pero que esos dirigentes no lo explicitarán porque necesitan “ordenar el territorio”. ¿Qué significa? Esperar que se lleven adelante las elecciones, ver dónde quedan parados luego del resultado y, mientras tanto, esperar a que haya más claridad en el armado nacional del Gobierno.

La paciencia tuvo un tope y desde Córdoba salieron a pedirle a esos aliados que sean más concretos en las definiciones políticas, debido a que la decisión de Mauricio Macri de renunciar a una candidatura presidencial aceleró la organización del escenario electoral y de las candidaturas. El ex presidente rompió la densa paz que había en el armado con núcleo en la región centro.

Perotti y Bordet fueron claros sin terminar de serlos. Cada cual juega su juego. Al que esperan con más paciencia en Córdoba es al gobernador de San Juan, Sergio Uñac, quien aún debe defender su reelección. El 14 de mayo competirá por un nuevo mandato, con la sombra del ex gobernador José Luis Gioja, que lanzó su candidatura y le disputará el voto peronista.

En el schiarettismo esperan que si Uñac gana la elección, tenga un gesto de acercamiento al proyecto presidencial de Schiaretti. Pero tienen en claro que hasta ese momento el sanjuanino no dirá ni una sola palabra que lo comprometa. Está enfocado en retener la gobernación y va a aislar la disputa provincial del ruido que generan las candidaturas nacionales.

“Hay que descolonizar al peronismo del kirchnerismo”, aseguran en Córdoba y entienden con absoluta claridad todas las limitaciones que tienen para hacerlo. Incluso, las trabas que existen para ser realmente competitivos en la elección. Eso recién lo sabrán sobre la fecha del cierre de listas, cuando sepan en que situación está el Frente de Todos.

“La incapacidad de generar candidatos del Gobierno y de llegar con expectativas de poder van a imposibilitar que cierren filas. El peronismo va a un camino parecido al del 2003 donde cada uno se va por su lado. Si logramos ser competitivos, quizás algún sector del peronismo termine jugando con nosotros”, reflexionó uno de los principales armadores del espacio político.

Otra de las definiciones que retumbaron en el armado antigrieta fue la de Daniel Scioli, el único precandidato presidencial del Frente de Todos que está completamente lanzado a la carrera por la presidencia. El embajador en Brasil se refirió a los puntos de coincidencia que tiene con Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey y Facundo Manes, y afirmó: “Lo que viene tiene que ser algo distinto”.

Scioli está convencido que para que el peronismo sea competitivo se debe ampliar y tiene que sellar una alianza estratégica con diferentes sectores, tal como lo hizo el presidente de Brasil, Lula da Silva, durante su campaña presidencial. Entiende que en este contexto electoral no alcanza con la base política actual de la coalición oficialista.

En su entorno aclaran que su búsqueda de amplitud no pone en juego su lugar dentro del Frente de Todos. “Nunca sacó los pies del plato, pero cree que es necesario ampliarse y generar nuevos acuerdos”, indicaron. Además, aceptan que algunas de sus definiciones no caerán bien en el kirchnerismo, pero que está convencido que el camino que se debe transitar en este momento de la Argentina es el del consenso.

En el armado antigrieta la señal de Scioli no fue una buena noticia porque creen que los quiere arrastrar a jugar unas PASO en el Frente de Todos. “Nosotros no vamos a jugar en una interna en ninguna de las dos coaliciones”, sentenciaron.

El peronismo de la región centro hace grandes esfuerzos para generar expectativas y atraer a nuevos dirigentes, mientras ven como el gobierno nacional se hunde en una interna sin salida y en una lucha de poder que la tiene a Cristina Kirchner sentada en el trono. Una retrato del peronismo al que no quieren pertenecer.

Advierten que ese deterioro y la falta de candidatos competitivos les genera un margen para poder crecer, y mostrarse como una opción razonable para la dirigencia que se quiera alejar del kirchnerismo y para el electorado que busque un nombre propio que no esté asociado al mundo K.

El primer paso para que la candidatura de Juan Schiaretti siga viva será que Martín Llaryora, actual intendente de la ciudad de Córdoba, se convierta en gobernador de la provincia. Es decir, que el peronismo cordobés que conduce Schiaretti retenga el control de la gobernación. Una derrota frente al candidato de Juntos por el Cambio, Luis Juez, sería el certificado de defunción anticipado de su candidatura nacional.

* Para www.infobae.com

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