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Con una alianza de izquierda, Gustavo Melella se afianzó en Tierra del Fuego

POLÍTICA 15/05/2023 Brenda STRUMINGER
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Con un armado transversal que unió de manera inédita a un sector de la UCR con el kirchnerismo, el peronismo y el Movimiento Popular Fueguino (MOPOF) la dupla del gobernador Gustavo Melella y Mónica Urquiza logró eludir ayer el temido ballotage con el 53 por ciento de los votos. Muy alejado de las autoridades del gobierno nacional, “el profe“ se aseguró la continuidad durante los próximos cuatro años al frente de la provincia más austral del país. El batacazo que le concedió la reelección también le permitiría mantener el control de la Legislatura, una de las claves políticas de los comicios, porque lo habilitaría para concretar su confesado proyecto de reforma de la Constitución provincial.

El segundo puesto, muy por detrás, fue para la fórmula del diputado nacional Héctor “Tito” Stefani y el empresario Paulino Rossi, que compitieron con el sello de Pro bajo el ala del jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. De todas formas, sólo arañaron el 8 por ciento, y estaban lejos de mostrarse exultantes. “Este es el comienzo de una construcción para demostrar que no trabajamos para Melella, como el resto. Nos afianzamos como principal fuerza opositora y ahora tenemos que trabajar hacia adelante”, dijo Rossi, que integró el gobierno melellista pero se distanció para armar un proyecto propio.

La jornada fue previsible con respecto a la performance del oficialismo, que esperaba superar los 50 puntos y difícilmente soñaba con un triunfo arrasador por encima del 60 por ciento. Con todo, los comicios dejaron dos sorpresas que desconcertaron por igual a la fuerza gobernante y a la oposición.

A lo largo y ancho del arco político local intentaban, anoche, descular los motivos por los cuales el 20 por ciento del electorado había decidido votar en blanco. En principio lo atribuían, de manera unánime, a las dificultades que presenta el sistema electoral, donde conviven cuatro lógicas distintas según el estamento y el distrito. Pero sobre todo, a las falencias de la fragmentada oposición para canalizar el enojo de los desencantados de Melella, que no encontraron en los líderes de Pro, Juntos por el Cambio, Republicanos y la Izquierda una opción que los representara.

El otro dato saliente fue la irrupción, en el tercer puesto, de la pastora evangélica Andrea Almirón de Pauli, la candidata que jugó con la marca Republicanos con el padrinazgo del presidenciable de ultraderecha Javier Milei y un discurso de corte libertario, contra el aborto legal. En las horas previas al cierre de urnas, en el gobierno provincial y los opositores de JxC le adjudicaban, como máximo, un 3 por ciento de intención de voto. Quedaron estupefactos al ver, en sus celulares, que había duplicado con creces todas las proyecciones.

La contracara del crecimiento de Almirón fue el relegamiento al cuarto puerto del sello de Juntos por el Cambio, liderado por el senador nacional de la UCR, Pablo Blanco. Su fórmula junto al empresario industrial Federico Frigerio fue la más golpeada, a pesar de que contaba con el respaldo de la titular nacional de Pro, Patricia Bullrich, de la ex gobernadora María Eugenia Vidal, y del gobernador de Jujuy y referente máximo del radicalismo, Gerardo Morales, que viajaron a esta provincia para acompañarlos en el último tramo de la campaña.

 

Transversalidad

Aunque aparecía como favorito, el domingo por la mañana Melella les confesó a sus colaboradores que estaba nervioso ante la posibilidad de tener que enfrentar una segunda vuelta. Votó muy temprano en Río Grande, minutos después de que se iniciara el proceso electoral, dio un mensaje lavado a los medios y se recluyó en su casa para esperar los resultados.

El escrutinio fue muy lento, como es habitual en esta provincia, una vez más, por el intrincado sistema de votación local. De hecho, antes de que se conocieran los primeros resultados, desde Republicanos denunciaron problemas con el conteo. “Están pidiendo a las autoridades de mesa que recurran los votos con el argumento de que las boletas son inválidas”, dijo una de las autoridades del partido. Sin embargo, las denuncias no se hicieron formales, y por la noche los libertarios no habían escalado las quejas al ámbito de la justicia electoral.

Por la tarde, alrededor de las 16, los primeros boca de urna aliviaron al gobernador, porque indicaban que lograría superar el 50 por ciento. Y hacia la noche, los dirigentes de su entorno empezaron a festejar, por lo bajo, el 53 por ciento que les daban las mesas testigo. Melella desembarcó pasadas las 22.30 en el búnker que había preparado su fuerza política en el Club San Martín, en el centro la ciudad donde ejerció dos intendencias antes de dar el salto a la gobernación, en 2019.

Uno de los factores que contribuyeron al triunfo de Melella fue el nivel de participación. “Gustavo tiene muchos votantes sueltos, independientes. Si logramos que voten nos podrían ayudar a ganar por paliza”, había dicho por la tarde uno de sus principales armadores. Por la noche, el Tribunal Electoral provincial confirmaba que había votado el 70% del padrón, un número acorde al promedio histórico, que le resultó suficiente para alzarse con el triunfo.

Además, se distanció cuidadosamente de los vapuleados dirigentes nacionales, a quienes apenas mencionó durante la carrera proselitista, y a quienes mantuvo apartados de toda su cartelería, analógica y virtual. Sólo después del triunfo agradeció al Gobierno, con sendas menciones al ministro de Economía, Sergio Massa (a quien preferiría entre los presidenciables, según sus funcionarios más cercanos) y al ministro del Interior kirchnerista, Eduardo “Wado” de Pedro, sin referirse a Alberto Fernández, de quien permanece distante desde hace largos meses. “En estos días de una situación inflacionaria tan grave, lo mejor que podemos hacer es mantenernos unidos, y en paz”, deslizó “el curita”, como lo llaman por sus orígenes salesianos, ante sus seguidores en el comando de campaña, donde lo vitoreaban el domingo por la noche.

Sin embargo, el factor principal que le permitió la victoria fue la alianza que supo tejer con el PJ, el MOPOF y kirchnerismo, entre cargos en la gobernación y favores políticos. Bajo ese esquema de acuerdos por conveniencia, también La Cámpora se benefició en estos comicios. Logró retener la capital en manos de Walter Vuoto, que logró un tercer mandato tras reformar la carta orgánica de Ushuaia; y conservó la ciudad más importante y corazón industrial de la provincia, Río Grande, bajo el liderazgo de otro intendente que responde a Máximo Kirchner, Martín Pérez. Sin embargo, de ahora en más, auguran en la gobernación fueguina, será difícil mantener la tregua con los intendentes. Ambos miran con deseo desde hace tiempo el máximo sillón provincial y en los próximos cuatro años se prepararán para suceder a Melella, también enfrentados entre sí.

El gobernador recién reelecto, según la ley, no podría competir por un tercer mandato. Pero en los días previos a la elección avisó que uno de sus principales objetivos para los próximos cuatro años, además de la resolución de la crisis de viviendas, será la reforma de la Constitución provincial. En su círculo íntimo aseguran que su objetivo no es perpetuarse en el poder sino mejorar, justamente, el sistema de votación, y aspectos operativos para las licitaciones de obra pública. “Hoy mismo me dijo que era su última elección. No hay chances, no quiere seguir”, dijo un funcionario de su confianza. En la oposición aseguran que están en alerta, aunque son conscientes de que con el poder sobre la Legislatura que le quedaría a Melella tras las elecciones de ayer, poco podrían hacer para frenar una aventura re-reeleccionaria.

Fuente: Infobae

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