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Desfiló para Pancho Dotto, da clases de cerámica y prepara su debut en teatro: la vida de Mica Riera antes y después de interpretar a Fabi Cantilo

ESPECTÁCULO 30/05/2023 Agencia 24 Noticias Agencia 24 Noticias

A escaso metros del imponente escenario, contando los minutos, sintiendo las palpitaciones, Mica Riera esperaba como tantos miles la aparición de Fito Páez en Vélez para vibrar con el show por los 30 años de El amor después del amor. Cuando se apagaron las luces, y empezó a subir la adrenalina típica de la antesala del concierto, en lugar de escucharse los acordes de rigor, las pantallas mostraron el tráiler de la serie del rosarino.

Allí se vio por primera vez en la pantalla gigante, personificando a Fabiana Cantilo, mientras escuchaba las reacciones en caliente del público. Fueron poco menos de dos minutos de gritos, aplausos y lagrimeos que terminaron con una ovación cerrada y conmovedora. Mica sintió que se le erizaba la piel. Un pensamiento se le cruzó por la cabeza: “Esto se viene con toda”, y no tuvo tiempo de pensar más. Alguien contó cuatro y empezó el concierto, donde también iba a lagrimear pero movilizada por las canciones que habían marcado su vida.

Todavía no pasaron dos meses de aquella expresión popular y genuina el cosquilleo que sintió en la noche de Liniers mutó en algo difícil de explicar. Mica se convirtió en la gran revelación de El amor después del amor, con su notable interpretación de Fabi, una cantante que siempre admiró y de quien estudió cada uno de sus detalles. Y en ese trabajo artesanal y un poco intangible está el secreto del éxito: en la construcción de una personalidad más que en una mera caracterización; en las formas de mirar con amor y con bronca; de sentir el dolor propio y el ajeno; de reír a carcajadas en cada paso de comedia; de expresar el mundo en un puñado de canciones.

Mica recibe a Teleshow con muchas ganas de hablar del trabajo que marcó un antes y un después en su carrera, pero con más aun de repasar el camino que la trajo hasta acá. Nacida hace 31 años en Santa Fe y radicada desde sus 4 en Buenos Aires, cuenta que quiso ser actriz desde que tuvo memoria. Que Pancho Dotto la descubrió a sus 14 y que tuvo las cosas claras para no sucumbir a la tiranía de los cuerpos perfectos. Que un trauma casi la deja afuera de la gran oportunidad de su vida. Y que no le da el tiempo ni el corazón para agradecer el amor de la gente, pero que hay que dar vuelta la página para un nuevo desafío: subir por primera vez a las tablas en Calle Corrientes para ocupar el lugar de Flor Vigna en El divorcio, junto a Luciano Castro, Pablo Rago y Carla Conte.

Un pasaje hasta ahí
La propuesta de interpretar a Fabi Cantilo le llegó en el momento indicado, en pleno crecimiento profesional. Mica estaba grabando la primera temporada de El encargado, cumpliendo el sueño de trabajar con directores como Mariano Cohn y Gastón Duprat, y recibiendo buenas críticas de ellos. “Venía con una ola de confianza muy linda y eso me ayudó para encarar el casting”, asegura. Un casting que casi deja pasar cuando leyó el asunto: “se busca actriz/cantante”, y activó algunos traumas no resueltos. “Me da mucho miedo cantar, exponerme con la voz”, admite. Pasó una semana y un impulso la llevó a abrir el correo. Cuando vio que era para interpretar a Fabi ya no le pudo decir que no. “Creo que me comprometí con el rock. Me tocó una fibra muy personal y ya no era más yo, Mica, tratando de sacarme filtros, sino que era pensar cómo haría Fabi todo esto”, explica.

Más allá de admirarla como cantante, Mica nunca se vio parecida físicamente a Fabi y nadie se lo había dicho antes. Recién para el segundo casting, cuando se vistió con un look ochentoso, vio en la reacción de uno de los asistentes que algo pasaba. Ahí tomó conciencia y empezó a moldear su personaje sobre la base de una estructura que destaca por sobre todas las cosas. Vestuario, maquillaje, peinadores y el set de rodaje con una construcción de época que ayudaba a entrar en clima. “Era como un entrar en un túnel del tiempo”, grafica Mica, y revela algunos detalles que no se vieron en la pantalla, desde los afiches de las fechas hasta las listas de temas pegadas en el escenario.

Además de escuchar sus discos, repasar entrevistas y buscar sus gestos, Mica empezó a pensar y a actuar como Fabiana. “Traté de sacar sus movimientos con la boca, tiene algo con la nariz también. La mirada, la risa, cómo pone las cejas hacia arriba cuando canta”, dice, siempre con el cuidado de no pisar el terreno de la imitación. El encuentro con Fabi fue clave para el tip decisivo. “Nunca paro de moverme”, le dijo la cantante, y ahí sintió que tenía la pieza que le faltaba al rompecabezas. Luego, quiso conocer a la persona y bucear a fondo en sus sentimientos, más allá de la visión de Fito. “Sin que ella sepa, me hizo parte de sus propias memorias, y eso le dio una identidad al personaje, saber que esa mujer que tenía que interpretar traía una historia detrás”, dice, y da el pie para cerrar este capítulo tan importante y empezar a viajar hacia atrás.

A rodar mi vida
Además del orgullo y la satisfacción que siente por su presente, para Mica también es la confirmación de que hizo lo correcto al seguir el instinto de aquella niña que llamaba la atención de todos con sus ocurrencias. “Es la actriz de la familia”, la presentaban en cada reunión casi a modo de spin off. A los 6 años la anotaron en un curso de teatro en su colegio que daban Liliana y Noemí Serantes, las mellizas Nu y Eve. “Era mi lugar, ahí podía expresarme sin límites”, recuerda hoy, con la vivacidad de las enseñanzas que nunca se olvidan.

Pasó el tiempo y Mica volvió a estudiar teatro a sus 14, cuando ya había decidido formalmente que quería ser actriz. Una noche acompañó a su madre, la periodista de espectáculos Cristina Clement, a un desfile de alta costura del diseñador Jorge Ibáñez. Allí cautivó al histórico representante Pancho Dotto, que la invitó a sumarse a su staff. “Yo nunca quise ser modelo, pero con los años veo algunas cosas que fueron teniendo sentido en mi vida”, admite. Un impulso la llevó a decirle que sí, pero también a imponerle condiciones al mismísimo Pancho Dotto: “Le dije que no iba a faltar al colegio Y le pedí que me mande a los castings de la tele, porque veía que había modelos trabajando de actrices. Y al primer casting que me mandaron, quedé”.

—¿Qué vio Pancho Dotto en aquel desfile?

—Yo no tenía nada que ver con ese mundo, era una rea total, todo el día con la lengua fuera escuchando rock. Pero tenía la misma altura que ahora, era súper flaca y estilizada y funcionaba. Igual no lo disfrutaba, eso de tener que posar todo el tiempo para la cámara no era algo que me divertía. Siento que en algún punto tenía que armarme un personaje, actuaba que era modelo, y fue un aprendizaje que tomé para muchas cosas en mi vida.

—¿Cómo ves a la distancia tus años como modelo?

—No tuve una gran carrera de modelo, porque al mismo tiempo me ponía palos en la rueda. Algunas cosas disfrutaba y otras no, y en un punto fue doloroso. Me han llegado a decir “¿qué hace esta chica que tiene un pozo en el culo?” Y yo tenía 15 años... Es una carrera muy traumática, yo era muy inteligente para que alguien me me entre por ahí, pero al mismo tiempo me daba mucha bronca porque tenía compañeras que por esto mismo pueden irse al baño a vomitar. Es muy superficial y puede ser dolorosa, porque tenés que seguir un único modelo de belleza. Y capaz que mi modelo no es el tuyo.

—¿Todo esto lo tenías claro a esa edad?

—No sé si tan claro, si lo podía poner en palabras como ahora. Pero me acuerdo de ese día, que la llamé a mi mamá, le conté y se volvió loca. Ella laburaba en el medio, sabía todo esto, y me encausó bien. Me ayudó a pisar fuerte en el ambiente.

Durante sus cinco años en la agencia de Dotto, Mica viajó a por Argentina y el mundo y compartió la pasarela con primeras figuras del mundo de la moda. “El otro día me crucé a Pampita y me dijo que estaba contenta por lo que me pasaba en la serie. No podía creer que se acordara de mí, pero también fueron muchos años...”, recuerda mientras hace memoria con una sonrisa. Cuando entró en Consentidos, aquel primer casting en el que quedó entre 800 postulantes, todavía le quedaba un año de contrato de exclusividad con Dotto. “No quería terminar mal con él porque me había ayudado un montón, entonces dejé de ir a los desfiles y mientras tanto estudié teatro. Y cuando se terminó el contrato me fui a buscar un representante de actores”, cuenta con naturalidad.

Desde el primer día en Consentidos, Mica sintió que todo había valido la pena. “Siempre que actué fui feliz”, dice, aun en este vaivén del oficio que combina épocas de mucho trabajo con otras más austeras. Pasó por éxitos como Graduados o Educando a Nina y tuvo su primer protagónico en Señales del fin del mundo. Y cuando había quedado para la miniserie Atrapa a un ladrón encontró en la cerámica un cable a tierra para la cabeza y el cuerpo. Lo que empezó como un hobbie terminó en un ejercicio decisivo para sacarle a la actuación el peso de tener que ser su única fuente de ingreso: “Me cambió por completo la perspectiva”, suspira.

Cuando pudo montó un taller en su casa y nivela las actividades según su agenda lo permita. Está claro que por estos días la actuación ocupa la mayoría de su tiempo, pero igualmente mantiene la cita sagrada con sus alumnos: “Es muy fácil desaparecer del mundo en este momento, cuando todos están todo el tiempo tirando de flores y diciéndote que sos grossa”, justifica.

Lo que vendrá
Cuando explotó El amor después del amor, Mica ya había tenido una aproximación a los grandes flashes a partir de su participación en El encargado, la serie de Star+ protagonizada por Guillermo Francella como Marina, la novia del personaje de Malena Sánchez. Ahora, ocupa un lugar central, y desde el estreno recibió el reconocimiento unánime en las redes que de a poco empieza a trasladarse a la calle. “Valoro un montón que la gente se tome su tiempo para decirme algo lindo”, dice la actriz con una gratitud ante un universo como el de las redes, con tanto odio gratuito. “Que alguien como Lali Espósito se haga tiempo para mandarme un mensaje tan hermoso me llega al corazón”, agrega, con los pies sobre la tierra, pero con ganas de volar bien alto.

—Ahora se viene la segunda temporada de El encargado, otro producto con mucha repercusión.

—Si algo tengo parecido a Fabi es que nunca termino de entender dónde estoy, ni de correrme un poquito, mirar para atrás y pensar “qué buena carrera que estás haciendo....”. Yo no sé si siempre confié en mí como para estar donde estoy, pero ahora que me lo decís, pienso que estuve capaz que en los dos proyectos más importantes que tuvimos en Argentina en los últimos tiempos, y todavía no caigo. Y sobre todo estoy muy contenta con que se puedan hacer este tipo de series en Argentina, que vengan empresas como como Disney y Netflix y apuesten a nuestro talento, me llena de orgullo.

—A raíz del éxito de la serie y de tu personaje, se habló de un spin off con la vida de Fabi. ¿Te gustaría?

—A mí me encantaría volver a hacer de Fabi. Además, con lo que la admiro a ella como como artista y como persona, interpretarla me abrió la cabeza, porque es una persona tan libre y tan volátil y que hace lo que quiere. No tiene un filtro y siento que eso me ayudó a liberarme de mis filtros y de mis de mis trabas. También me pasa que quiero salir de este personaje y mostrarle a la gente que me viene diciendo cosas hermosas, que no solo puedo hacer a Fabi sino que puedo hacer un montón de cosas más, y que estoy preparada para lo que venga.

—Fabi hizo algunos comentarios sobre la serie, sin embargo tu trabajo siempre estuvo al margen de sus críticas. Incluso se mostraron juntas en varias oportunidades como para cerrar cualquier polémica.

—Yo creo que más que cerrar fue abrir, porque los encuentros que había tenido con ella habían sido súper laborales. De repente, nos empezamos a encontrar como personas individuales y a darnos cuenta que queremos seguir manteniendo el contacto. Siento que hay algo con ella, que hice como una conexión y la quiero tener en mi vida para siempre y un poco a ella le pasa conmigo. Y eso es hermoso.

—Y en esto de probarte en nuevos trajes se viene el debut en El divorcio, reemplazando a Flor Vigna.

—Estoy muy contenta porque es un desafío que no había hecho antes, una obra de teatro comercial, con gente destacada dentro de la industria. Es un equipo muy hermoso, muy humano, muy compañero, estoy contenta con eso, y también con ansiedad y expectativa para lo que se viene, y que me ayude a demostrar que además de poder hacer personajes como Fabi, con mucho drama y mucha verdad, también puedo hacer comedia sobre las tablas.

Con informacion de Infobae.

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